Alias “Morocho” fue sorprendido cuando, desde la calle, arrojaba paquetes de alucinógenos a los patios del centro penitenciario de la ciudad.
La Policía se enteró de lo que estaba sucediendo y decidió desarrollar trabajos de inteligencia, vigilancia y seguimiento durante 2 meses, para conocer en detalles todo lo que rodeaba ese procedimiento ilegal.
El “sujeto quien venía lanzando estupefacientes hacia el interior de la cárcel del municipio de Fusagasugá, utilizando diferentes elementos que permitieran que los alucinógenos pasaran la malla de seguridad (del) patio del centro carcelario”.
Para identificaran al autor del ilícito y alcanzar pruebas, efectivos de la Sijín acudieron a las cámaras de seguridad ubicadas en la zona; así confirmaron lo que venía ocurriendo.
A partir de entonces montaron un operativo que permitió establecer que el principal sospechoso era “Morocho”; finalmente lo sorpredieron lanzando lo que más tarde comprobaron que era un bombillo cargado de marihuana.
En los operativos le incautaron otro paquete que, entre los dos, alcanzaba los 230 gramos de la yerba. Generalmente cumplía el procedimiento a la misma hora.
Con todo ese material el sindicado fue presentado ante la justicia que decidió enviarlo a la misma cárcel hacia donde, horas antes, introducía estupefacientes.
“Morocho” ya había sido judicializado por los delitos de concierto para delinquir y tráfico o porte de alucinógenos.
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