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Fusagasugá: Cementerio colapsado vuelve a genererar «dolores de cabeza» a las Autoridades

por: Luis Hurtado

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Con la liberación de algunas bóvedas en el Cementerio Nuestra Señora de Belén en Fusagasugá, y la ocupación de los espacios que estaban destinados para la sepultura de sacerdotes, se logró paliar momentáneamente la demanda de puestos para cadáveres, por covid y otras causas. 
Sin embargo, el tema del colapso del cementerio en Fusagasugá, sigue causando dolores de cabeza a la Administración del Camposanto, en cabeza del Padre, Víctor Hugo Sanabria y al mismo tiempo las Autoridades Sanitarias del Municipio y Departamento de Cundinamarca. En Cundinamarca, el asunto fue colocado a gestión de la Secretaría de Gobierno en cabeza del Dr. José Leonardo Rojas; quien solicitó a Fusagasugá y a todos los municipios en situación similar; informes sobre los cementerios y la capacidad actualizada de estos. Posiblemente desde instancias más seccionales, "se podía menear el caldo, para degustar soluciones"  Lo cierto es que siguen pasando los días y con los nueve muertos a raíz del coronavirus que se contabilizaron entre el miércoles 19 y viernes 19 de febrero; la presión por resolver bóvedas puso a hablar nuevamente a los encargados del cementerio de la capital del Sumapaz. Le recomendamos: Nasa recibe las primeras imágenes de Perseverance desde Marte Mientras la Gobernación de Cundinamarca, espera el informe de la situación, desde la Alcaldía de Fusagasugá no descartan empezar a repartir los muertos en municipios cercanos "cuando todo llegue a tope"; la Iglesia insiste en activar el crematorio, para esto último, emplazan a la CAR. En medio de todos estos escenarios, queda el duelo de los familiares. Según relató a Agencia Anadolu, Víctor Hugo Sanabria, contextualizó que antes de la pandemia y de acuerdo a las estadísticas de los años anteriores, se tenía un cálculo aproximado de cuántos fallecidos había mensualmente. Pero la COVID-19 ha cambiado mucho esta historia. “Antes de la pandemia (antes de marzo de 2020), se contaba con alrededor de 400 bóvedas disponibles, más las que iban quedando libres tras la exhumación, pero a mediados de diciembre el número de fallecidos se disparó enormemente y en enero prácticamente teníamos que sacar un cadáver después de sus cuatro años y en la tarde ocupar esa misma bóveda”, dijo el religioso. Las cifras dadas por el sacerdote revelan la crisis mortuoria que vivió este municipio a causa del segundo pico de la pandemia que azotó Colombia. Mientras en diciembre de 2019 hubo 51 sepulturas, en diciembre de 2020 fueron 102. Y mientras en enero de 2020 se enterró a 41 cadáveres, en enero de 2021 fueron 121. Febrero no es alentador. -

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