*La justicia del pueblo al Senado: : Alí Bantú Ashanti. Yo vengo de un lugar donde el río enseña a resistir: de Timbiquí, Cauca. Un pueblo minero que aprendió a sobrevivir entre el abandono del Estado y la fuerza del agua.
*Por: Alí Bantú Ashanti – Candidato al Senado #89
Desde allí empecé a entender que la justicia no puede ser un privilegio, que la dignidad no se mendiga, se defiende; por eso estudié Derecho y por eso hoy camino hacia el Senado: para que las leyes dejen de nacer en escritorios y nazcan en los territorios.
No basta con palabras grandilocuentes: hace falta coherencia legislativa. La política de drogas que propone reconocer usos alternativos de la hoja de coca ya existe en Colombia (Política Nacional de Drogas 2023–2030), pero falta traducirla en protección real para campesinos y campesinas; aún no hay una ley que garantice un tratamiento penal diferenciado para pequeños cultivadores, recolectores y mujeres en zonas rurales, y las capturas continúan en territorios de sustitución.
Por eso impulsaré en el Senado un tratamiento penal justo que proteja a quienes siembran para vivir y que haga a la Fiscalía perseguir a lavadores de activos y capos, no a las familias campesinas.
La justicia del pueblo hará presencia en Senado
Decir reforma agraria no es un gesto: es una obligación urgente. La meta de formalizar 3,9millones de hectáreas entre 2022 y 2026 registra avances, pero a julio de 2025 solo se haformalizado 1,5 millones (37%) y las entregas definitivas del Fondo de Tierras alcanzan cifrasmuy por debajo de lo necesario. Debemos poner límites al acaparamiento, priorizar las tierras enextinción de dominio para el Fondo y fortalecer el catastro multipropósito para transparentar ladesigualdad.
Las Zonas de Reserva Campesina requieren más que reconocimiento simbólico:necesitan presupuesto, asistencia técnica y financiación real.La soberanía también es económica: el Gobierno ha apoyado miles de pequeñas unidadesproductivas y ha promovido circuitos asociativos solidarios, pero es imprescindible legislar parafacilitar financiamiento, compra pública y autonomía regional, para que la riqueza deje deconcentrarse.
Y no hay dignidad sin servicios: el agua, el saneamiento y la conectividad son derechos que hoyllegan de forma desigual —72% cobertura nacional de agua versus 39% en rural; saneamientonacional 65% y rural 18%—. En el Senado pelearé por planes de choque que lleven agua,energía y conectividad a cada hogar y por derogar normas que mercantilizan lo esencial.
Esto no es promesa retórica: es un compromiso de leyes, presupuesto y control político. Si la política es amor al pueblo, entonces trabajemos para que la paz sea justicia tangible: tierra para quien la trabaja, economía que empodere, servicios que garanticen vida y un sistema judicial que deje de castigar la pobreza.
El 26 de octubre decidimos si las leyes seguirán alejadas de la gente o si la voz del Pacífico, las montañas y las periferias llegan al Congreso. Yo creo en esa Colombia posible; y el 26 de octubre, con tu voto —#89—, la haremos realidad.
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