El Gobierno nacional y la cúpula de la Policía se encuentran muy concentrados realizando los estudios necesarios, para establecer las normas que regirán en adelante en las protestas ciudadanas, buscando la forma de dar respuesta y tranquilidad a la sociedad que vivió en días pasados, uno de los episodios más violentos de los últimos tiempos por causa de la inconformidad ciudadana.
Opinión
Por: Por Fusunga
Los colombianos estamos cansados de sentir el abuso de autoridad de la fuerza policial. Ahora salimos a la calle temerosos de encontrarnos un policía, no porque seamos delincuentes o personas al margen de la ley, sino por lo contrario, porque somos “personas de bien”.
Este sentimiento generalizado se manifestó en las pasadas protestas; unos salieron pacíficamente a marchar, otros, seguramente infiltrados, salieron a crear el desorden y fomentar la violencia, y el resto de la población pasiva y silenciosa, apoyando moralmente a los que si se atrevieron a salir.
Infortunadamente las manifestaciones dejaron, además de cuantiosas pérdidas materiales, la muerte violenta de algunas personas por causa de la irracionalidad policial, lo que hoy tiene a los más altos pensadores, buscando las medidas necesarias para evitar futuros desmanes.
Sin embargo, como siempre, la solución será establecer más normas de control, sin atacar los problemas de raíz. En países como Chile, en los disturbios que se presentaron el año pasado, el presidente Sebastián Piñera, tuvo que pedir la renuncia de todo su gabinete, nombrar uno nuevo y empezar a realizar los cambios necesarios para dar respuestas satisfactorias a sus conciudadanos.
En el Perú, la presión del pueblo ha obligado al cambio de presidentes, por renuncia o pérdida de envestidura por los malos mandatos que han ejercido, al punto que en los últimos veinte años, han tenido siete gobernantes.
En Colombia, los desmanes pasados dieron como gran noticia, la desvinculación de algunos policías (que posteriormente se entregaron voluntariamente con abogados, no aceptando sus culpabilidades) y se empezaron las correspondientes y tradicionales investigaciones exhaustivas, pero sin que se hubiera visto afectada la estabilidad de alguno de los altos mandos; al contrario, parece que se hubieran fortalecido en sus cargos.
No se sabe si la risita del titular de esta nota editorial, es de parte de la ciudadanía ante las posibles medidas que tendrán los protocolos para poder protestar, o es de parte de las autoridades, que como siempre nos ponen a discutir de temas de forma, para que nos olvidemos de la esencia real de los problemas nacionales.
Un grupo de amigos, también grandes pensadores, nos hemos sentado a discutir sobre las posibles nuevas medidas, proponiendo, por ejemplo, que se debe usar tapabocas pero no pasamontañas (pueden afectar la respiración del protestante).
Se permite el uso de prendas con insignias militares (para confundir a los medios y luego hacerlos pasar como infiltrados), las piedras no pueden pesar más de 200 gramos ni medir más de diez centímetros; los manifestantes deben inscribirse previamente, antes de ingresar a la protesta y guardar las demás normas de bioseguridad ya establecidas; cuando salgan a correr, deben hacerlo en la misma dirección para evitar confundir a la fuerza policial, entre otros.
Del uso de armamento por parte de la policía no lo discutimos, porque eso ya se encuentra establecido en las normas existentes. Por el momento nos quedamos aquí calladitos, a la espera del “bombazo” de las nuevas medidas que nos van a imponer para poder tener un nuevo tema de discusión.
*Imagen tomada del portal Imagen vs poder 
