Las plazas de mercado de Cundinamarca están viviendo una transformación integral que honra su legado cultural y social, al mismo tiempo que incrementa los estándares de higiene y seguridad en estos epicentros de vida comunitaria. La Agencia de Comercialización de Cundinamarca, consciente de la importancia de estos espacios en la trama de la historia local, ha tomado la batuta en este proceso de rejuvenecimiento.
Estos mercados no son solo vitrinas de la variedad agrícola del departamento, sino también células vivas del patrimonio cultural cundinamarqués y plataformas esenciales para la seguridad alimentaria, como la concibe la FAO: accesibilidad a alimentos adecuados para una vida plena y activa.
Las plazas de mercado, cuya existencia se teje alrededor de las cosechas y productos de los campesinos, se insertan en el inicio de la cadena de producción alimentaria. Por lo tanto, su eficiencia influye directamente en la nutrición y salud de la población. Sectores como el de los productos perecederos, representativos de estos mercados, han visto especial atención en su manejo conforme a normativas internacionales.
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Con la mirada puesta en el futuro sin perder de vista la tradición, se han redefinido 33 de estos espacios de comercio en todo el departamento. Dicha renovación no ha sido superficial; municipios como Apulo, Beltrán y hasta 28 más, han sido partícipes de una evolución que los ha dotado de instalaciones más seguras, asépticas y al día con los tiempos modernos.
Las intervenciones en estos lugares, considerados auténticos tesoros de la memoria local, han incluido desde la sustitución de pisos y revestimientos murales hasta la modernización de sistemas eléctricos y de saneamiento. Se ha buscado no solo preservar sino exaltar su valor patrimonial en el corazón de la comunidad.
El notable desembolso de aproximadamente 99 mil millones de pesos en este proyecto de modernización refleja la misión de la Agencia de Comercialización: facilitar la actividad comercial que estas plazas fomentan, garantizando su relevancia económica, cultural y social en la región.
Estas mejoras prometen no sólo continuar la tradición de ser puntos de encuentro para ciudadanos y agricultores, sino también fortalecer el tejido económico de Cundinamarca, haciendo de sus plazas de mercado ejemplos de progreso conservando su esencia histórica.
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