Colombia ha marcado un hito importante en sus políticas de transformación agraria al recuperar, después de tres décadas, un puesto en el Consejo Directivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este acontecimiento se dio a conocer en el marco de la 44ª Conferencia de la FAO celebrada en Roma, donde se estableció un espacio de diálogo y cooperación en temas fundamentales para la agenda agraria del país.
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La ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, destacó que este nuevo rol permitirá a Colombia posicionar su estrategia de reforma agraria y desarrollo rural dentro de un escenario global. Además, afirmó que la reincorporación al consejo es una oportunidad para articular políticas orientadas a construir sistemas agroalimentarios justos, resilientes y sostenibles, sin perder de vista la importancia de la equidad en el acceso y la gestión de la tierra.

Dentro de las líneas de acción identificadas, se ha resaltado que el debate en la FAO deberá centrarse en tres desafíos globales de gran relevancia:
• La lucha contra el hambre.
• La mitigación de los efectos del cambio climático.
• La promoción de la paz mediante el acceso equitativo a la tierra.
Estos puntos reflejan la necesidad de articular esfuerzos coordinados que conecten la reforma agraria con la agenda global en materia de seguridad alimentaria y desarrollo sustentable.
El esquema de la reforma agraria en Colombia, que ha permitido un notable crecimiento del sector agropecuario, se fundamenta en principios compartidos con otros países que han buscado transformar estructuras históricamente inequitativas. Según los informes oficiales, el sector agropecuario del país experimentó un crecimiento anual del 8,1 %, lo que evidencia la dirección positiva de estas políticas orientadas hacia la justicia agraria.
La adhesión de Colombia al Consejo Directivo de la FAO se enmarca en cuatro ventajas estratégicas clave:
1. Incidir directamente en la formulación de políticas públicas orientadas a la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria.
2. Promover iniciativas en la conservación de la biodiversidad y el manejo responsable de semillas nativas.
3. Consolidad una posición de liderazgo regional en el ámbito de la reforma agraria.
4. Facilitar el acceso a fondos y proyectos de cooperación internacional, incluidos los gestionados a través del Fondo Fiduciario.
Adicionalmente, esta nueva posición en la FAO permite trasladar las experiencias y avances nacionales a un escenario internacional, beneficiando a aquellos que habitan las zonas rurales. Esta participación reforzará la capacidad de Colombia para presentar propuestas fundamentadas en la práctica y en la experiencia acumulada en la gestión de políticas de seguridad alimentaria y desarrollo rural.
La estrategia adoptada por el país se ha consolidado en el reconocimiento constitucional del campesinado como sujeto de especial protección, lo que se traduce en un compromiso claro con el desarrollo integral de las comunidades rurales. Asimismo, se observa una gestión integral de la tenencia de la tierra que abarca a poblaciones campesinas, indígenas y grupos étnicos afrodescendientes, entre otros.
El regreso de Colombia representa también un paso adelante en la consolidación de un modelo que vincula la justicia agraria con el crecimiento económico de sectores estratégicos. La experiencia acumulada en la implementación de estas políticas permite que el país participe activamente en foros internacionales, fomentando un intercambio de conocimientos y prácticas en materia agrícola.
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