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Basuras en Fusagasugá: “estamos perdiendo millones de pesos”

por: Omar Gamboa

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*Manejo inadecuado de las basuras en Fusagasugá, Cundinamarca, hace perder millonarios recursos a toda la comunidad. Buenos procedimientos podrían dejar magníficos resultados sociales, económicos y ambientales.

*Especiales Día a Día

Las apreciaciones fueron entregadas por el periodista y ambientalista Julio César Cortés Betancourth, tras concluir, sobre el terreno, reciente evaluación de los métodos aplicados en naciones de alto desarrollo.

“Aprovechemos la basura; la plata está ahí; no la botemos, no la desperdiciamos ni contribuyamos a que se siga desperdiciando tanto dinero a costas de afectar la calidad de nuestro ambiente”, reclamó al referirse al caso puntual de Fusagasugá.

Su percepción resume el balance de nuevo análisis tras concluir recorrido suyo por varias naciones europeas, principalmente Suiza, abanderadas en el manejo de los desechos y la protección del medio ambiente.

Basuras en Fusagasugá: un recurso desaprovechado

La contundente sentencia no se limita a los aspectos puramente ecológicos y económicos; insinúa efectos en la salud y la calidad de vida de las comunidades con descuidado manejo de los residuos.

“… aún en pleno siglo XXI estemos viviendo en medio del muladar, en medio de los malos olores, en medio del mal aspecto que generan las basuras”, subraya. “Ahora, un tema que me preocupa mucho es que hablamos del problema, pero no damos la solución. Ante todo, se requiere fortalecer los procesos de educación ambiental y de cultura ciudadana” insistió.

Considera imperioso aplicar estrategias de cultura ciudadana, fortalecerla la educación ambiental y remarcar las bondades de la “separación en la fuente” como mecanismos vitales dentro de la sociedad moderna.

Remitiéndose a las lecciones de su recorrido por el viejo continente mostró, como ejemplo a seguir, la utilización de los desechos en la producción de energía y en la elaboración de diferentes artículos acudiendo a los desechos como materia prima. Suiza, por ejemplo, “está sacando oro de las basuras”, recalcó el comunicador.

“Esta es la realidad y yo quiero contribuir con esto a generar un cambio de actitud. No más basura en nuestras casas; aprovechemos la basura (…) la plata está ahí. No la botemos; no la desperdiciamos ni contribuyamos a que se siga desperdiciando tanto dinero a costas de afectar la calidad de nuestro ambiente”, insistió Cortés Betancourth.

¿Basuras o recursos?

Más que una pregunta, es una reflexión sobre el manejo de los desechos en Colombia y el ejemplo de los países más avanzados de Europa. En pleno siglo XXI, cuando el mundo enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, son muchos los elementos que comienza a hacer parte del diario vivir de buena parte de la población.

Para importante número de los analistas, resulta incomprensible que en muchos sectores del país aún se conviva a diario con montañas de basura, malos olores y paisajes deteriorados. Todo ello debido a la acumulación indiscriminada de residuos.

Más allá del impacto visual y sanitario, el problema de los desechos urbanos revela profundas falencias en la cultura ciudadana, la educación ambiental y la gestión de residuos por parte de algunas autoridades.

El problema no es la basura; es cómo la tratamos

Así, en países como Colombia, buena parte de los residuos sólidos generados a diario terminan en botaderos a cielo abierto o rellenos sanitarios que pronto llegan a su capacidad máxima. En muchos municipios del país, el manejo de las basuras sigue dependiendo de esquemas tradicionales de recolección y disposición final, sin una verdadera apuesta por el reciclaje, la economía circular ni la valorización de los residuos.

Por si fuera poco, la falta de conciencia y educación ambiental entre amplios sectores de la población agrava el panorama. Es frecuente ver residuos en las calles, quebradas, parques y zonas públicas. La ciudadanía aún no comprende que el problema de la basura es colectivo y requiere de un cambio profundo en los hábitos cotidianos.

Mientras tanto, en varios países desarrollados de Europa, al igual que algunos de Asia e, incluso, África, el enfoque hacia la gestión de residuos ha evolucionado de manera radical. El caso de Suiza es particularmente ilustrativo. Allí, los residuos no solo se gestionan con altos estándares de eficiencia, sino que también se transforman en recursos valiosos.

Recientemente, se conoció una experiencia suiza en la que, a través de tecnología de punta, se extrae oro de las cenizas de residuos incinerados. Este proceso, lejos de ser anecdótico, refleja el nivel de aprovechamiento que se puede lograr cuando se combina la innovación tecnológica con una visión responsable del ambiente.

Además, muchas de estas plantas generan energía eléctrica a partir de las mal llamadas “basuras”, alimentando redes urbanas de calefacción y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.

En Suecia, por ejemplo, el 99% de los residuos domésticos son reciclados o transformados en energía. Ese país, incluso importa basura de otras naciones para alimentar su sistema de conversión de residuos en energía. Ha sido posible ello gracias a un sistema de separación en la fuente extremadamente estricto, incentivos económicos, sanciones claras y una ciudadanía ampliamente comprometida con el cuidado del entorno.

Noruega, Finlandia y Dinamarca adoptaron esquemas similares. En todos estos casos, el éxito no ha sido producto de decisiones aisladas, sino de políticas públicas consistentes, inversión tecnológica y, sobre todo, de un fuerte componente académico.

La educación ambiental como base del cambio

Ante esta realidad, resulta evidente que Colombia no podrá salir del “muladar” sin una transformación cultural profunda. Tal como lo señala la misma reflexión inicial: "Ante todo se requiere fortalecer los procesos de educación ambiental y de cultura ciudadana". Esto implica incorporar la educación ambiental desde la infancia; promover campañas constantes de sensibilización y, sobre todo, integrar a la comunidad en los procesos de gestión de residuos.

Se requiere que las instituciones educativas, los medios de comunicación, las juntas de acción comunal y las autoridades locales actúen de manera coordinada. Solo así será posible cambiar el paradigma de que la basura “se saca” para comprender que la basura “se transforma”.

Oportunidad económica y ambiental

Lo más preocupante es que al continuar con este modelo ineficiente de manejo de residuos, se está perdiendo dinero. Así lo deja ver otra parte del mensaje de Cortés Betancourth: "Con contarles algo; tuve la oportunidad de conocer recientemente una planta en Suiza donde se está sacando oro de la basura (...). Esta es la realidad y yo quiero contribuir con esto a generar un cambio de actitud. No más basura en nuestras casas, aprovechemos la basura (…); la plata está ahí, no la botemos". Cada tonelada de residuos mal manejada representa no solo un daño ambiental, sino una oportunidad económica desperdiciada.

En ese sentido, avanzar hacia un modelo de economía circular no es solo una necesidad ecológica, sino una estrategia de desarrollo sostenible que puede generar empleo, innovación y crecimiento. La valorización de residuos abre la puerta a nuevas industrias, a emprendimientos verdes, y a una economía mucho más resiliente.

Precisamente, en Fusagasugá, la Sociedad de Mejoras Públicas, SMP, puso en marcha una campaña dirigida a llamar la atención sobre la importancia de estos aspectos que hoy preocupan a toda la humanidad.

Recomendaciones para avanzar

Con base en las experiencias exitosas de países europeos, algunas recomendaciones para Colombia incluyen:

-Separación en la fuente obligatoria, con mecanismos de incentivos y sanciones.

-Inversión en infraestructura para el reciclaje y plantas de valorización de residuos.

-Educación ambiental transversal desde las escuelas hasta las empresas.

-Fortalecimiento del rol de los recicladores de oficio, con inclusión social y reconocimiento legal.

-Campañas sostenidas de cultura ciudadana, que involucren a medios, redes y líderes comunitarios.

-Políticas nacionales y locales coherentes, con metas claras de reducción, reutilización y reciclaje.

En definitiva, el manejo de los residuos es una de las principales tareas pendientes para Colombia en su camino hacia la sostenibilidad. La basura no es el problema: el problema es cómo la gestionamos. “Es hora de dejar de verla como un desecho y empezar a tratarla como lo que realmente puede ser: una oportunidad para generar energía. Para recuperar materiales valiosos y construir un país más limpio, justo y ambientalmente responsable. Solo así podremos dejar atrás el muladar y construir un futuro digno para las próximas generaciones”.

Las apreciaciones del periodista ambiental, Julio César Cortés Betancourth, se conocieron a instancias de contenido informativo especial auspiciado or la Sociedad de Mejoas Públicas y Tayrona Café en Fusagasugá.