Suscribirse
Logo noticias dia a dia
×
logoFB logoTT logoIG logoTW logoLI logoYT

Dar las cosas por hecho

por: Omar Gamboa

dar-las-cosas-por-hecho
Estamos pasando por días duros, no es secreto. Pero no me refiero solo a esta semana llena de paros y marchas, me refiero a la época en general. Hoy en día la gente protesta por muchas cosas, porque “todo es malo”. Protestan y protestan, muchos sin proponer soluciones.   Por: Omar Darío Gamboa González Qué bonito sería que cuidáramos tanto Transmilenio como los paisas cuidan su Metro. Pero no, acá lo rompemos, incluso vienen influenciadoras de otras regiones de Colombia a agarrar a martillo las estaciones. Qué tristeza. ¿Saben por qué defiendo tanto Transmilenio? Porque yo viví la Bogotá en la que tocaba meterse en bus y durar 2 horas para llegar de la 170 a la Universidad Nacional. Ahora se llega mucho más rápido. Ustedes quizás no se acuerdan, pero esos buses eran terribles, destartalados, les sonaba hasta la pintura. Aparte compartían el trancón con todos los demás. Aquel chiste de gritarle al conductor “¡OIGA! ¿Me va a llevar hasta donde su madre?” era real. Era el pan de cada día. Incluso todavía pasa en algunos buses, pero antes era con todos, literal. En esa época uno decía “uy, ojalá los buses respetaran los paraderos”, “ojalá tuvieran carril propio”, “ojalá no hubiera unos buses tan viejos y dañados”. ¿Saben cómo se llama eso? Transmilenio. Recién inaugurado era una maravilla. Los bogotanos vivíamos maravillados, salía en noticias. Tristemente luego llegaron unas alcaldías y dejaron de construir troncales, por incompetencia, por intereses políticos, o por intereses personales y andarse robando la plata. Como fuera, Transmilenio dejó de crecer al ritmo necesario y al final colapsó. Pero la gente le echa culpa al alcalde actual. No a los otros tres que hicieron prácticamente nada. Pero la gente olvida, o no lo vivió, así que hablan desde la ignorancia. Comprensible, pero ignorancia al fin y al cabo. Qué bueno que ahora se proteste por lo que hoy se protesta. Pero creo que nos falta un poquito de proporción. Con la situación del país sucede lo mismo. Yo viví una época complicada de Colombia. Viví la época de los atentados del narcotráfico. Ese susto que algunos sintieron (y aún sienten) la semana pasada, que si suena pólvora piensan que son balazos… eso lo vivíamos antes, pero con bombas. Cada que sonaba algo medio duro, todos nos mirábamos y pensábamos “otra bomba”. Y corríamos a encender el televisor o la radio para ver si decían algo, pasábamos tardes enteras preocupados por nuestros familiares porque no había celulares y uno no podía comunicarse en segundos. Yo fui de esos que se indignó cuando les despejaron una zona inmensa del mapa nacional y que, en lugar de buscar la paz, lo que hicieron fue sembrar más coca y tener una “nación” aparte. Fui de esos que se sintió burlado cuando vio a Pastrana sentado en una mesa de negociación y Marulanda, alias Tirofijo”, nunca llegó. ¿Saben de dónde viene el nombre del medio “La silla vacía”? Péguenle una investigada. Soy de esos que prestó servicio militar mientras la guerrilla lanzaba morteros contra la Escuela de Caballería, de esos que a la 1 de la mañana tuvo que levantarse con el pulso a mil, ponerse el camuflado, agarrar el fusil, verificar munición y salir corriendo a patrullar el centro de Bogotá, porque había información de que la guerrilla se iba a tomar el Palacio de Nariño. Soy de esos que viajó en bus intermunicipal hasta que lo paró un retén de la guerrilla y que sintió morir temiendo un secuestro, no volver a ver a la familia, ni poder avisarle a la mamá. En esa época tampoco había celulares. Soy de esos que vivió de cerca el secuestro (no mencionaré detalles del caso por respeto a quien de verdad lo sufrió). Cada que había un atentado, cada que en noticias se decía que la guerrilla había bombardeado una iglesia llena de ciudadanos, cada que decían que se había bombardeado un oleoducto, acabando con la ecología de la región, era común escuchar a la gente decir con rabia “uy, ojalá mandaran un avión y bombardearan a ese poco de guerrilleros”. Era un pensamiento agresivo y violento que ojalá no hubiese sido, pero también era comprensible dada la situación de impotencia y temor frente a la guerrilla. Qué bueno que ahora pensemos en otros problemas, pero hay que entender todo en contexto. Quizás no recuerden, pero la amenaza de que la guerrilla se tomara la ciudad era muy real. Uno de soldado no andaba tranquilo. Ir tan cerca como a Fusagasugá era complicado porque en cualquier momento aparecía la guerrilla. Tampoco se nos olvide cuando la guerrilla lanzó cohetes contra el Palacio de Nariño desde un barrio cercano. Vivíamos con miedo. Lo realmente triste de todo eso es que lo que yo viví fue una bobada. Antes de que digan que hablo desde la comodidad y mis “múltiples lujos” o que me estoy haciendo la víctima, afirmo que lo mío fueron pendejadas, gracias a Dios yo no perdí familiares en atentados, no presté servicio en el monte, afortunadamente no tuve episodios realmente dramáticos de la violencia de la historia colombiana. No me malinterpreten, me parece maravilloso que la guerrilla hoy no esté en el monte, sino que esté protestando en marchas. Eso antes era impensable. Simbólicamente eso es muy muy fuerte. Pero de ahí a que ignoremos sus crímenes hay mucho trecho. De ahí a que los premiemos porque siquiera dejaron de matar, tan bellos, hay un camino muy largo. De ahí a que tumben el proyecto de ley contra el abuso infantil porque “va en contra de la paz” hay un abismo. Qué bueno que ya no marchemos en contra de las FARC, qué bueno que ahora el susto sea por disparos y no por bombas (ojo, ambos son terribles, pero en niveles diferentes). Qué bueno que ahora se proteste por lo que hoy se protesta, que Transmilenio nos parezca "terrible" e "inhumano". Eso solo significa que estamos evolucionando y que ahora queremos soluciones más sofisticadas. Pero creo que nos falta un poquito de proporción, nos falta ser más justos con la historia y darle a cada quién lo que se merece. Los problemas de Colombia vienen desde hace mucho y, si bien este presidente asumió la responsabilidad de corregirlos, tampoco se trata de “tumbarlo” y de cambiar constituciones así porque sí, porque en año y medio no ha podido. Guardemos proporciones, seamos constructivos y no destructivos. Argumentemos bien lo que queremos cambiar y por qué. Y si vamos a criticar, al menos propongamos cambios. Romper Transmilenio e incendiar contenedores de basura no es la manera. @OmarGamboa Nos leemos acá en unas semanas, o todos los días en LinkedInTwitterInstagram y Facebook. ¡Gracias por leer y por sus comentarios! Seguir a @OmarGamboa Omar Darío Gamboa González Social Media Consultant @OmarGamboa OmarGamboa.com