Suscribirse
Logo noticias dia a dia
×
logoFB logoTT logoIG logoTW logoLI logoYT

Noticias sobre medida

por: Omar Gamboa

noticias-sobre-medida
¿Se apagó la amazonia? Un “falso positivo” que decimos en Colombia, o posverdad que llaman los castizos   Opinión Por: Octavio Quintero Grupo GES “Todo pasa por algo”, se le oye decir con cierta resignación a la gente que busca escapar a punta de dichos populares a la realidad verdadera. Hace un mes, el mundo miraba espantado la noticia sobre el incendio de la amazonia; y hoy, se apagó –la noticia-- sin que nadie se cuestione qué pasó, es decir, el por qué se prendió de un momento a otro y, el por qué, también, se apagó de la misma forma. El colombianismo ‘falso positivo’, equivalente al neologismo ‘posverdad’ o mentira emotiva parece aquí utilizado. No es novedad noticiosa un incendio más en la cadena de incendios que a toda hora padece la amazonia, la mayor región boscosa del mundo que, por tal, se denomina ‘pulmón del mundo’. Algunos medios virtuales, que no propiamente son los más leídos, vienen fijando su vista en el hecho ‘raro’ de que la explosiva alarma de ¡fuego en la amazonia! coincidiera con la cumbre del G7 en Francia, y que el SOS partiera precisamente del presidente, Emmanuel Macron. El ‘falso positivo’ de Macron sobre la amazonia logra su objetivo mediático: concentrar la atención del mundo en su G7 (el club de los ricos) y consolidar en la Unión Europea su falsa imagen de ambientalista, porque es pertinente denunciar por estos lares que ya autorizó a un consorcio franco-canadiense, la explotación de varias minas de oro en la Guayana Francesa, sin importarle mucho los efectos que eso tendrá sobre los habitantes y la selva. Apagados los reflectores, el poderoso G7 se despacha con la limosna de 20 millones de dólares para comprar agua y tirarle a algunas de las usuales quemas sistematizadas o fortuitas que se registran anualmente en toda la región del Amazonas por campesinos e indígenas sin tierra o por organizaciones mineras, legales e ilegales, ávidas de los tesoros naturales, especialmente los metales estratégicos esenciales para la boyante industria telemática: oro, platino, diamantes, uranio, cobalto, vanadio, zinc, tungsteno, grafeno y coltán, los principales. ¿Por qué, si se tenía la intención de debatir la suerte de la amazonia no se invitó a Brasil, el país de mayor extensión territorial y responsable de la mayor deforestación amazónica? ¿Y cree alguien, además, que con 20 millones de dólares se inicia un programa serio de prevención de incendios, protección de recursos y recuperación ambiental del pulmón del mundo de cara a evitar su letal aporte al calentamiento global? No, si todo sucede por algo, el ‘algo’ aquí fue mediático, posverdad o falso positivo, que se prendió para iluminar el G7. Y un algo más sórdido parece esconderse tras la flamante posverdad: el irrenunciable deseo de apoderarse de la región amazónica, no para ordenarla desde lo ambiental, sino para explotarla desde lo económico, que es lo que mejor saben hacer los países ricos, siempre a costillas de los pobres. En este concepto, el cuestionado Bolsonaro de Brasil, no anda tan descarriado cuando rechaza la limosna de Macron y denuncia la naturaleza “colonialista del G7” al discutir la cuestión de la selva amazónica sin la presencia de los ‘dueños’ suramericanos.