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Los poderes locales en Colombia

por: Omar Gamboa

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Hace muchos años escuchábamos a nuestros abuelos hablar de los caciques políticos regionales… Eran unos honorables representantes del poder popular, muy respetados, prestantes, gozaban de buena reputación y ascendencia social. Opinión Por: Juan Carlos Calderón España Quienes llegaban al Congreso de la República eran auténticos líderes con gran reconocimiento en sus barrios, comunidades, ciudades y departamentos. Pero ¿sería verdad tanta dicha? vaya uno a saber. Porque en aquel tiempo el manejo del poder era mucho más hermético, no había televisión, los periódicos mandaban (muchos eran de ellos, como hoy) la radio que era muy potente, aglutinaba masas a través del ciclismo o con programas tipo novela como Arandú, Emeterio y Felipe los Tolimenses, Montecristo, la Escuelita de Doña Rita y a la sombra del coloso del humorismo el uruguayo Hebert Castro. En aquellos días no había tampoco internet, ni redes sociales, no se sabía de influencers, ni de chuzadas. En consecuencia, el manejo que tenían los caciques de la época era muy reservado y hasta secreto. Pero en aras de la verdad y para darles crédito a los abuelos, si había un buen grupo de honorables congresistas. Lejos de morir el poder local, y contrario a la queja que históricamente se escucha desde la provincia del excesivo centralismo bogotano, por fuera de la fría capital, los que mandan son otros. Y de qué manera. Los alcaldes de las ciudades y municipios aún hasta los de sexta categoría, en virtud de las facultades que les confiere el Estado son auténticos reyes que cuidan su feudo, ya no con murallas infranqueables sino con sus equipos de gobierno entre los que se cuelan, no pocos contratistas de regular conducta, por ello la rampante corrupción que galopa por toda la nación. Aparte de los mandatarios seccionales existen hoy unas verdaderas empresas electorales capaces de todo, imperios que arrasan con lo que se coloque enfrente y para ello usan multimillonarias sumas de dinero; claro, plata que recuperan luego cuando ocupan curules en el Congreso o ministerios o viceministerios o en altos cargos de la nación. El Gobierno central para llegar a la Presidencia de la República debe acudir a estos poderes, no importa si tienen que venderle el alma al diablo, como ocurre con las alianzas que hacen en departamentos como la Guajira, Sucre, Montería, Atlántico, Bolívar, Cesar, Santander; Boyacá, el Valle del Cauca y Antioquia por no nombrar a todos los departamentos del país. Los caciques modernos en Colombia, están perfumados, con especializaciones y maestrías de dudoso rigor académico y creen que por las bondades que ofrece el mundo moderno tienen el planeta a sus pies. Pero, aunque nuestra justicia es bastante cegatona, a veces cojeando llega y da golpes como los que sufrieron los hermanos Moreno Rojas en Bogotá junto con el Clan de los Nule y compañía que hoy purgan, al menos, algo de su culpa por los multimillonarios desfalcos a los dineros de la gente en el denominado Carrusel de la Contratación. Hoy un aspecto muy importante que no ocurría en tiempos de los caciques, de “los chaparrines”, es que actualmente el poder comunicacional dejó de pertenecerles y a través de las redes sociales e internet fácilmente se revientan y quedan ante el escrutinio público con mayor rapidez. Eso sí el poder económico aun los sostiene. En la reacción social en compañía de altas dosis de ética está la respuesta para romperle el espinazo a ese dragón que se llama la corrupción y que tiene en los caciques modernos, a sus máximos exponentes. De interés: Bogotá y Cundinamarca firman pacto para hallar a personas desaparecidas Pandemia, campaña y votos en Cundinamarca Cundinamarca y Bogotá toman acciones conjuntas para aislamiento preventivo Millonarios recursos para reactivación agropecuaria en Cundinamarca Universidad de Cundinamarca: Colocan primera piedra para el sueño estudiantil en Zipaquirá