El Salto del Tequendama, está ubicado en el municipio de Soacha, Cundinamarca y a menos de dos horas de Bogotá, ha sido uno de los lugares más emblemáticos en la historia del país.
Según un mito muisca, se formó por acción de los dioses, para evacuar las aguas que inundaban la sabana de Bogotá. Algunos estudios señalan que estas inundaciones coinciden con el retiro de los glaciares tras la última edad de hielo. Esto sucedió hace dos o tres milenios y dio lugar a una inundación que cubrió la laguna, lo que obligó a algunas generaciones muiscas a emigrar a tierras más altas.
Todos quedaron maravillados ante la imponencia que adquiría el río Bogotá en una caída de agua de 157 metros de altura.
Cerca del maravilloso lugar se inauguró, en 1928, un lujoso e imponente hotel de arquitectura francesa que logró impulsar el turismo en la zona cundinamarquesa. Sin embargo, la inevitable contaminación del rio Bogotá, causó que se perdiera el interés de los visitantes. Luego, la desviación del río para la generación de energía eléctrica, disminuyó el caudal que cae por el Salto y visibilizó como la gigantesca cascada parecía completamente seca.
El gran obstáculo, es que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) renovó la concesión de las aguas del río para generación eléctrica a la empresa Emgesa y, según dice María Victoria Blanco, directora de la Fundación Granja Ecológica El Porvenir, que hace un importante trabajo de conservación ecológica y restauración patrimonial, se autorizó dejar un caudal ecológico de solo 1 metro cúbico por segundo (m3/s). “Se hizo una modificación a una resolución de 1997".
Ni siquiera se hizo un nuevo estudio, y para nuestra sorpresa, se concesionó a la multinacional un caudal de 34 metros cúbicos por segundo para generar energía y se dejó un caudal mínimo de solo un metro cúbico por segundo. Esto es absolutamente insólito, además que a la fecha no hay ningún plan de compensación”, comenta.
El tema del caudal ecológico es confirmado por Emgesa. La empresa le aseguró a Mongabay Latam que de acuerdo con la disponibilidad del recurso hídrico, se garantiza un mínimo de 1 m3/s como caudal ecológico y que “la concesión de aguas para la operación de nuestras centrales fue renovada hasta el año 2038”. La compañía además asegura que en la zona (las Cadenas Pagua y Casalaco del río Bogotá) generan en su conjunto 860 Megavatios (MW), alimentando el sistema de energía interconectado nacional, con una energía media equivalente a 53% de la demanda de Bogotá y que “garantiza la atención de más de 2,4 millones de clientes residenciales, comerciales, industriales y oficiales ubicados en Bogotá y su zona de influencia, bajo condiciones adecuadas de calidad y confiabilidad”.
Carlos Antonio Bello Quintero de la dirección de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la CAR comenta que la modificación de la concesión de aguas otorgada a Emgesa se hizo de acuerdo al informe Técnico 102 de 2016, en el que se determinó que el caudal ambiental en las compuertas de Alicachín -que se abren y cierran para permitir el paso de agua hacia el Salto- debía ser de 3,5 m3/s, pero que está sujeto a revisión una vez el Ministerio de Ambiente, genere la metodología para su cálculo acorde con lo dispuesto en la Sentencia del Consejo de Estado de 2014 sobre el río Bogotá.
Informe tomado de: Revista Semana
Elaborado por: Pilar Cristancho Pérez
*Encuentre y reciba más información de Cundinamarca uniéndose al fan page: https://goo.gl/13uuPz