Sería la nueva presidente del Partido de la U, pero se pronuncia en favor de una candidatura de centro-centro con filosofía social. - El sectarismo de partidos ya no tiene aceptación entre los colombianos.
Opinión
Por: Bernabé Gámez Hernández
El reordenamiento que experimentará el país para superar la crisis, producirá un viraje en la política moderna que no admite la polarización que se estaba convirtiendo en el escenario válido para adelantar procesos políticos-partidistas.
Los colombianos se pronuncian a favor de una transformación tangible del país y solo será posible encontrar este camino cuando el nuevo Presidente de la República gobierne con una filosofía de centro, que se aparte de los sectarismos tradicionales que dividieron la sociedad entre buenos, regulares, malos y peores.
Combina con especial destreza el ejercicio de la medicina con el servicio a los sectores más vulnerables, Dilian Francisca Toro, vallecaucana de un exquisito abolengo, visionaria, con una impecable dosis de inteligencia, recio carácter y con un sorprendente liderazgo que transmite confianza y seguridad en un futuro de realizaciones y esperanzas para sus conciudadanos.
En su exitoso trasegar por la vida, alcanzo de manera brillante la Presidencia del Congreso de la República y la Gobernación de su Departamento.
Poseedora de un riquísimo conocimiento de los asuntos públicos, Dilian Francisca Toro hace parte de la generación que gobernará al país en los próximos años.
En la convención nacional del Partido de la U sería elegida presidente, lo que le permitiría adelantar un trabajo juicioso de reorganización de dicha agencia política que alcanzó días memorables con Uribe y Santos. Enfrentará dos grandes compromisos: las elecciones del congreso y luego las presidenciales.
INTERESANTE ABANICO
El próximo proceso eleccionario en Colombia tendrá unas repercusiones especiales luego de la crisis de la salud que afronta el país con la presencia de la pandemia.
Ya están en el ruedo Dilian Francisca Toro, Alex Char, Juan Carlos Pinzón, Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo y pronto llegará el ministro Carlos Holmes Trujillo, quien renunciará en los próximos días para hacer parte del abanico de candidatos presidenciales.
Los colombianos ya manejan una nueva cultura política y no caerán en el triste episodio de las polarizaciones y seguramente ofrecerán su respaldo a las nuevas generaciones, que no están contaminadas con los vicios partidistas y la corrupción.
Los expertos en economía indican que el país para recuperar su productividad y el empleo requiere de unos cinco años con nuevas dinámicas y un reordenamiento de los procesos de desarrollo territorial.
REFORMAS FUNDAMENTALES
Los prohombres de la política no pueden aplazar indefinidamente algunas reformas: la justicia, la salud, el sistema laboral y pensional y la política de tierras.
Si la inconformidad social se prolonga en el tiempo se convertirá en una caldera de mayúsculas proporciones. Se requiere desactivarla a través de un trabajo serio y coherente de los nuevos congresistas y el gobierno que suceda a Iván Duque Márquez.
Pero además, habrá que romperle el espinazo a la corrupción y someterla a un ejercicio final por parte de los organismos de control: Fiscalía, Procuraduría y Contraloría.
Si el estado arrincona a los bandidos habrá dado un gran paso hacia la justicia, la dignidad y la grandeza. La cuestión social será fundamental para el éxito de un nuevo mandato constitucional. Con seguridad habrá prosperidad.
Un factor determinante para estimular el crecimiento económico es la seguridad ciudadana. Habrá que buscar herramientas contundentes para permitirles a los colombianos la tranquilidad que se perdió en todo el territorio nacional.
LA POBREZA Y LA VULNERABILIDAD
En cuanto a las estadísticas indican que todos los países de América Latina, afrontan problemáticas de alto riesgo para la estabilidad democrática de las naciones.
Las políticas sociales perdieron su encanto y los gobernantes le apuntan a políticas de filosofía izquierdista que no surte efectos de gran beneficio social.
Reciente encíclica del Vaticano hace referencia a la pobreza y al hambre, que se constituyen en factores de perturbación en casi todas las naciones de este planeta.
En consecuencia, los nuevos candidatos a gobernantes presidenciales le deben apuntar hacia el orden social que elimine todos los factores de perturbación interna en los estados democráticos. 
