Por: Alejandro
En total cayeron en poder de las autoridades seis delincuentes quienes se habían especializado en engañar a compradores vendiéndoles vehículos vinculados a problemas judiciales. Contabilizados por las autoridades se apoderaron de 510 millones de pesos a lo largo de años de cometer el ilícito con usuarios de Bogotá y, posiblemente, Cundinamarca.
La Sijín pudo comprobar que incurrieron por lo menos en 34 estafas mediante una modalidad que contaba con la complicidad de los administradores de parqueaderos en donde eran depositados los automotores mientras se cumplían los procesos judiciales.
Los comercializaban a precios más bajos a los vigentes en el mercado, lo cual resultaba atractivo para las víctimas; igualmente alteraban temporalmente los registros de las autoridades de tal forma que no se dieran cuenta de embargos o compromisos legales de los carros.
El caso más sonoro fue detectado mediante la utilización de un parqueadero en Puente Aranda de Bogotá en donde eran mantenidos los vehículos objeto de la estafa; ocultaban que se encontraban bajo medida de embargo; brindaban facilidades de pago y la transacción era convenida mediante contrato de compraventa.
Generalmente demandaban el pago en efectivo o mediante consignación a las cuentas de los delincuentes.
Los hampones tenían una bien organizada “empresa” en la cual cada uno de los delincuentes cumplía función específica y clave. Alias ‘Mechas’ y ‘Pastora’ eran las personas encargadas de ofrecer los vehículos y firmar los contratos de compraventa.
‘Archi’ era el administrador del parqueadero ‘Ferrari’ y la persona que permitía el acceso a las instalaciones a todos los integrantes de la banda con las víctimas, con el fin de observar los vehículos a comprar. Facilitaba su cuenta bancaria en varias ocasiones para que le consignaran dineros por concepto de las negociaciones.
‘Pierre’ era el abogado y encargado en varias ocasiones de hacer en computador los contratos de compraventa.
‘Gio’ tenía como función mostrar vehículos y ofrecerlos, para atraer nuevas víctimas y a la vez realizar retiros de dinero de las cuentas bancarias.
Y, finalmente, ‘Conny’ actuaba como secretaria de esta organización; elaboraba los contratos de compraventa de vehículos, diligenciando los recibos de caja para que posteriormente los firmaran ‘mechas’ y ‘pastora’.