*Liberado el sacerdote Fray Carlos Saul Jaimes en Viotá, Cundinamarca. Había desaparecido el martes 17 de junio pasado mientras se desplazaba por zona rural de esa población.
El regreso del clérigo fue ratificado por la congregación Agustinianos Colombia mediante comunicado difundido a través de sus canales virtuales este domingo.
Sin suministrar mayores detalles, indicó que Fray Carlos Saul se hallaba “sano y salvo” junto a su familia, aunque no dio conocer mayores detalles de la manera sobre su retorno.
El sacerdote había desaparecido el martes 17 de junio anterior mientras se hallaba en una finca hacia las afueras de Viotá. Salió con el propósito de adelantar un recorrido por parajes rurales pero, desde entonces, nadase volvió a saber de él hasta la noche de este domingo.
Liberado sacerdote en Viotá, Cundinamarca
Sobre la noticia del regreso del clérigo se supo mediante nota de la comunidad a la cual pertenece el pastor de la iglesia católica. El escrito no suministra detalles de los últimos hechos, pero sí ratifica la novedad.
“Con profunda gratitud en el corazón, queremos compartir con ustedes, amigos, fieles, comunidades religiosas, y personas de buena voluntad que han estado pendientes, una noticia que nos ha llenado de alegría: nuestro hermano, el P. Fray Carlos Saúl Jaimes, O.S.A. (Orden de San Agustín), ha sido liberado y se encuentra sano y salvo junto a su familia”, indica la congregación Agustinianos Colombia.
El padre Carlos Saúl Jaimes, de 30 años, perteneciente a la Provincia de Nuestra Señora de Gracia de Colombia de la Orden de San Agustín, fue reportado como desaparecido el lunes 17 de junio. Según la información preliminar, el religioso salió ese día de la finca Casacoima, ubicada en zona rural de Viotá, con la intención de dirigirse a una quebrada cercana, posiblemente para un encuentro no especificado.
Horas más tarde, las alarmas se encendieron cuando su vehículo fue encontrado abandonado, con el motor encendido, en una vereda del municipio. Este hallazgo generó profunda preocupación, puesto que no había señales evidentes de violencia ni mensajes que indicaran un posible secuestro con fines extorsivos.
No obstante, desde ese momento se activaron los protocolos de búsqueda en conjunto con las autoridades, sin resultados concluyentes durante semanas.
Una liberación rodeada de hermetismo

La noticia sobre el regreso del sacerdote fue dada a conocer inicialmente a través de las redes sociales y confirmada posteriormente por la comunidad de los Agustinianos en Colombia. En nota especial, la congregación a la cual pertenece Fray Carlos Saúl, ratificó la noticia,
El comunicado hace énfasis sobre la necesidad de proteger el proceso de recuperación del padre Jaimes, quien ahora inicia una etapa de serenidad y acompañamiento fraterno tras un mes de ausencia y circunstancias aún desconocidas.
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Hasta el momento, ni las autoridades ni la Iglesia han entregado detalles específicos sobre las condiciones de su desaparición, el lugar exacto en el que fue hallado, ni si hubo alguna negociación o intervención directa que condujera a su liberación.
Desde el mismo momento de su desaparición, la comunidad católica, tanto a nivel local como nacional, se mantuvo en oración constante por su regreso. Hoy, con la noticia de su liberación, los Agustinianos hacen un llamado a la comprensión y al respeto por el proceso de recuperación emocional y espiritual del padre Jaimes.
“Les pedimos que lo acompañen con respeto, comprensión y oración, pues necesita reencontrarse con la paz y el sosiego que le fueron arrebatados en estos días”, señala la comunicación.
También reiteró que este momento es una oportunidad para fortalecer la fe y la unidad, así como para recordar la importancia de la solidaridad y la esperanza en medio de las adversidades.
Casos similares en Cundinamarca y Bogotá
Lo sucedido con el padre Carlos Saúl Jaimes no es un hecho aislado. En los últimos años, se han registrado episodios de desapariciones y presuntos secuestros en el centro del país generado ´reocupación entre la ciudadanía y las autoridades.
En abril de 2024, por ejemplo, el docente Pedro Acosta fue reportado como desaparecido en el municipio de La Mesa, también en Cundinamarca. Su vehículo fue hallado en una carretera rural y, aunque posteriormente fue ubicado sano y salvo, nunca se esclarecieron las circunstancias que rodearon el hecho.
Igualmente, en 2022, un comerciante del municipio de Silvania fue secuestrado por un grupo delincuencial que operaba en la zona, Luego, una semana después, fue liberado gracias a la intervención de la Policía Nacional. En ese caso sí se estableció que el secuestro tenía fines extorsivos.
Más recientemente, en enero de 2025, una religiosa de la comunidad de las Hermanas Franciscanas fue reportada como desaparecida en Bogotá, luego de salir rumbo a una reunión en la localidad de Engativá. Su caso también fue objeto de oración y llamados a la solidaridad. Afortunadamente, apareció días después sin lesiones, aunque visiblemente afectada emocionalmente.
Estos hechos, sumados al caso del padre Jaimes, insinúa una tendencia que, aunque no generalizada, pone de manifiesto la vulnerabilidad de los líderes religiosos, sociales y comunitarios frente a situaciones de violencia, intimidación o desaparición.
Continúan con la investigación
Aunque la liberación del sacerdote representa un alivio para su familia, comunidad y feligreses, el caso sigue siendo objeto de investigación por parte de las autoridades. Es probable que en los próximos días se entreguen mayores detalles sobre lo ocurrido, incluyendo si hay grupos armados ilegales, delincuencia común o redes de secuestro implicadas.
La Alcaldía de Viotá, por su parte, confirmó la liberación e indicó que colaborará con los organismos de seguridad para esclarecer este hecho y garantizar que no se repitan situaciones similares en el municipio.
El retorno del padre Carlos Saúl Jaimes Guerrero habilitó un debate, aunque discreto, sobre esta clase de delitos que, pareciera, muestran tendencial incremento. Aunque quedan preguntas por responder, su liberación ha sido recibida como un signo de “fe renovada, de unidad entre comunidades y de la importancia de no perder la esperanza aun en los momentos más oscuros”.