El Gobierno Nacional convoca a una asamblea sin precedentes los días 3 y 4 de abril, con la esperanza de reunir a 1.768 participantes de distintas partes del país, destacando una representación significativa de 500 mujeres, y la presencia de 17 instituciones públicas. Este encuentro, una iniciativa promovida por la Ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, busca abrir caminos de comunicación y consenso en torno a temas cruciales que afectan a los caficultores y trazar un plan de acción conjunto.
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La asamblea se perfila como una plataforma para discutir abiertamente sobre la productividad, el cooperativismo, la estabilización de precios y el comercio exterior entre otros temas, con el Presidente Gustavo Petro encabezando la jornada inicial. Sin embargo, este evento ha generado inquietudes dentro de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), que ha decidido no participar y ha programado su reunión habitual con el Gobierno para el 5 de abril, temiendo que la asamblea pueda ser vista como un intento de crear un gremio paralelo.
A pesar de estas tensiones, es importante reconocer la trascendencia y el impacto de la caficultura en la economía colombiana. Esta se extiende desde las fincas hasta el consumidor final, tanto a nivel nacional como internacional. Con aproximadamente 6,2 millones de hectáreas aptas para el cultivo del café, Colombia se destaca por su producción en departamentos como Antioquia, Cauca, Huila, Tolima y Santander, involucrando a más de 549.000 familias en el proceso.
Es crucial destacar que el 96% de los productores son pequeños caficultores, quienes poseen menos de cinco hectáreas cada uno y son responsables del 60% de la producción nacional. Aunque la producción total del país en 2023 fue de 10,6 millones de sacos, reflejando una disminución debido a factores como los altos costos de los insumos y los cambios climáticos, el compromiso con el sector sigue firme.
Los esfuerzos del gobierno y las distintas entidades buscan no solo mantener sino también fortalecer esta cadena productiva vital, facilitando la vida de los pequeños productores y asegurando su participación en el mercado global. La variedad de compradores locales, desde pergamineros hasta exportadores, junto con las 32 cooperativas de caficultores, demuestran la diversidad y riqueza de este sector.
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