En abril de 2025, se presentó en Colombia una iniciativa innovadora orientada a transformar la forma en que las empresas compensan sus emisiones de carbono. La propuesta se centra en el uso de tecnología blockchain para tokenizar activos ambientales, lo que permite a los propietarios de territorios con alto valor ecológico recibir compensaciones directas a cambio de conservar sus espacios naturales. Esta herramienta, desarrollada bajo el registro Bio Trust de XM, marca un hito en la aplicación de sistemas digitales para la protección de la biodiversidad.
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La plataforma TokeNatura se erige como el primer biobanco activo en el mencionado registro, actuando como un intermediario entre las compañías obligadas a mitigar su huella ambiental y los propietarios de territorios. Esta iniciativa responde a la necesidad imperante de las empresas de mejorar sus estrategias de sostenibilidad y, a la vez, incentivar económicamente la conservación de ecosistemas vitales para el equilibrio ambiental. La utilización de la tecnología blockchain garantiza la transparencia y trazabilidad de los activos tokenizados.

El proceso de tokenización se dirige a la digitalización de activos ubicados en territorios con un valor ecológico elevado, tales como bosques, selvas, páramos y otros ecosistemas estratégicos. Estos activos representan servicios ambientales esenciales, que incluyen la captura de carbono, la conservación de la biodiversidad y la regulación hídrica. En este sentido, la digitalización consiste en transformar dichos elementos en tokens que pueden ser adquiridos y negociados por empresas comprometidas con políticas ambientales. La operativa se centra en la optimización de recursos financieros que se destinan directamente a la conservación y restauración de dichos territorios.
La implementación piloto del sistema se inició en Guatavita, donde un grupo de propietarios gestionó un páramo que abarca cerca de 7.000 hectáreas. Esta fase experimental sirvió para evaluar la operatividad y eficiencia del sistema. Posteriormente, la iniciativa se expandió, alcanzando a ocho comunidades arhuacas en la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que evidencia la capacidad del proyecto para adaptarse y ampliar su cobertura geográfica. Los datos clave del piloto incluyen:
• Superficie intervenida: 7.000 hectáreas
• Comunidades beneficiadas: 8 (en la Sierra Nevada de Santa Marta)
• Territorios: Páramos y otros ecosistemas de alto valor ambiental
Emilio Zea Sanz, CEO de TokeNatura, ha descrito en detalle que el proyecto se orienta a la tokenización de activos ecológicos que aportan servicios ecosistémicos fundamentales. Entre los principales activos identificados se encuentran:
• Bosques y selvas
• Páramos y ecosistemas de alta montaña
• Áreas estratégicas para la captación y regulación hídrica
Esta clasificación permite una comprensión más precisa de la forma en que se asigna valor a cada territorio, asegurando su adecuada protección y facilitando la inversión en la conservación.
El mecanismo de funcionamiento del sistema se articula en torno a la adquisición de tokens por parte de las empresas. Dichas empresas emplean los tokens para compensar la huella ambiental, cumplir con los objetivos en materia de criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) o respaldar proyectos de conservación alineados con su propósito corporativo. Entre las ventajas de este mecanismo se destacan:
• Mayor transparencia en la compensación de emisiones
• Flujo directo de recursos hacia actividades de restauración
• Apoyo a la consolidación de infraestructuras comunitarias
El modelo se consolida como una oportunidad para diversificar las estrategias de sostenibilidad en el ámbito empresarial. Mediante la inversión en tokens, las empresas logran canalizar recursos financieros que benefician directamente a las comunidades y propietarios locales. Los fondos recaudados se emplean en actividades de restauración, preservación y fortalecimiento institucional de las zonas intervenidas, lo que incentiva la protección de ecosistemas que juegan un papel crucial en la regulación ambiental global.
El impacto del proyecto se extiende a la comunidad de propietarios de tierras, quienes obtienen una compensación económica por conservar sus territorios. Esto representa una alternativa a modelos tradicionales de uso de suelo, como la ganadería o la agricultura extensiva.
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