El gobierno de Cundinamarca, en conjunto con la CAR y el Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional, ha dado a conocer una estrategia técnica que busca regular el crecimiento de la urbanización en zonas rurales. La nueva metodología, desarrollada mediante un proceso de integración de conocimientos normativos y diagnósticos territoriales, tiene como meta establecer criterios técnicos que orienten los esfuerzos de ordenamiento del suelo en zonas que históricamente han sido objeto de transformaciones urbanas aceleradas y, en muchas ocasiones, desordenadas.
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Esta propuesta se centra en la determinación de umbrales máximos de ocupación y densidad para los suelos rurales suburbano. La herramienta, diseñada para ser aplicada en planes de ordenamiento territorial (POT), planes básicos de ordenamiento territorial (PBOT) y esquemas de ordenamiento territorial (EOT), pretende adecuarse a la capacidad ambiental del territorio. Entre los puntos claves de la iniciativa se encuentran:
• Definición de límites claros para la expansión urbana.
• Alineamiento de los planes locales con criterios técnicos y ambientales.
• Identificación de áreas de presión sobre ecosistemas y servicios públicos mínimos disponibles.
El desarrollo de esta metodología se fundamenta en un exhaustivo proceso de revisión conceptual y normativa sobre la suburbanización en Colombia. Se tomaron en cuenta variables esenciales tales como el uso actual del suelo, la cobertura de servicios públicos, los riesgos naturales y la presión ejercida por la expansión urbana. Dicho enfoque técnico permite una caracterización diferenciada del territorio, reconoce la diversidad de escenarios y contribuye a una planificación más coherente con las condiciones reales de las áreas afectadas. Este proceso metodológico se convierte en una herramienta que facilita la formulación de políticas de ordenamiento territorial que integren aspectos ambientales y de sostenibilidad.
Durante el periodo comprendido entre marzo y junio de 2025 se llevaron a cabo encuentros subregionales en varias localidades, incluyendo Zipaquirá, Villeta y Bogotá, donde se presentó el avance de la metodología, se compartieron resultados preliminares y se recolectaron observaciones para el perfeccionamiento de la propuesta. Asimismo, mesas técnicas participativas se realizaron en Chía, Girardot y La Mesa. En estos espacios se discutieron aspectos específicos y se ajustaron los lineamientos metodológicos de acuerdo con las experiencias y necesidades locales, lo que refuerza la visión colaborativa y participativa del proceso.
Diversos actores, tanto del ámbito público como privado, integraron las jornadas de trabajo para el perfeccionamiento de la herramienta. La participación incluyó a alcaldías, oficinas de planeación municipal, organizaciones sociales, representantes del sector privado y miembros de los Consejos Territoriales de Planeación. Esta cooperación ha permitido que la metodología se enriquezca con enfoques prácticos y realistas, garantizando su viabilidad en distintos contextos territoriales. La integración de tan variados aportes ha sido una fortaleza clave en la construcción de una herramienta orientada a la planificación ordenada del territorio.
El enfoque técnico introducido por la CAR, en conjunto con el IEU, ofrece criterios específicos que facilitarán la toma de decisiones sobre nuevos desarrollos urbanos en áreas rurales. Entre los beneficios pautados para la implementación de esta herramienta se destacan:
• La reducción de conflictos vinculados al uso del suelo.
• El mejor acceso a servicios públicos de calidad.
• El incremento del bienestar en zonas que, a pesar de su condición rural, se ven afectadas por procesos de urbanización acelerada.
Estos puntos refuerzan el compromiso institucional por lograr un ordenamiento territorial basado en datos técnicos y alineado con las capacidades ambientales del departamento.
La metodología no sólo establece umbrales técnicos, sino que también se enmarca en un proceso de acompañamiento a los municipios. La CAR ha reiterado su compromiso de trabajar de manera continua con los territorios, facilitando la aplicación práctica de los lineamientos propuestos en el marco de la revisión o formulación de los planes de ordenamiento territorial. Este seguimiento es considerado fundamental para asegurar que los criterios técnicos se traduzcan en acciones concretas y medibles que garanticen un equilibrio entre el desarrollo urbano y la conservación del medio ambiente.
El proceso de desarrollo de la herramienta implicó un análisis riguroso que permitió identificar las particularidades de distintas zonas del departamento. La integración de elementos normativos y la revisión de los impactos ambientales derivados de la expansión suburbana fueron elementos determinantes para la construcción de la metodología. La aplicación de este enfoque técnico aseguran una planificación territorial que respeta la diversidad del entorno y se ajusta a las realidades dinámicas de los espacios rurales en expansión.
La difusión de esta iniciativa en Cundinamarca se enmarca en una tendencia creciente a nivel nacional, donde el ordenamiento territorial debe conjugar la planificación urbanística con la conservación ambiental. Las autoridades han enfatizado que la metodología servirá como insumo para futuras políticas, permitiendo a los municipios ajustar sus instrumentos de planificación de manera integral. La transparencia y el diálogo entre actores son aspectos esenciales en este proceso, facilitando la construcción de soluciones adaptadas a la realidad de cada territorio.
El anuncio de esta metodología representa otra etapa en los esfuerzos del departamento por establecer un control más riguroso sobre la expansión suburbana en áreas rurales. Al adoptar un enfoque técnico y participativo, las autoridades de Cundinamarca buscan responder de forma objetiva a los desafíos planteados por un crecimiento urbano acelerado, resaltando la importancia de la planificación sostenible y de la implementación de políticas basadas en criterios ambientales y técnicos.
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