La Corporación Autónoma Regional ha procedido a imponer medidas preventivas de suspensión en tres granjas porcícolas por la gestión inadecuada de vertimientos, de acuerdo con la autoridad ambiental ejercida tanto en Fusagasugá como en Zipaquirá. Las acciones se han llevado a cabo ante la constatación, a partir de múltiples quejas ciudadanas y los reportes de juntas de acción comunal, de afectaciones ambientales atribuibles a la actividad porcícola.

En el municipio de Fusagasugá, dos de las medidas en flagrancia se aplicaron en granjas situadas en la vereda Los Sauces. Los equipos técnicos y jurídicos de la Corporación, durante sus visitas de inspección, evidenciaron que a pesar de haber observado mejoras en el manejo de residuos en una de las instalaciones, esta continuaba haciendo uso de la técnica de “fertirriego”. Dicha práctica, que implica la aplicación de aguas residuales y sus sólidos derivados directamente al suelo para fertilización, se encuentra fuera de los parámetros permitidos por la normativa ambiental, lo cual fue un factor determinante para la intervención.
En uno de los predios inspeccionados se constató que a pesar de haber recibido recomendaciones de corrección en visitas anteriores, se siguió utilizando el método de fertirriego, lo que representa un vertimiento directo de residuos orgánicos al suelo. La Técnica, si bien puede considerarse una práctica agrícola en determinados contextos, en este caso constituye una irregularidad por su impacto en la salud del recurso suelo, alteración de condiciones naturales y riesgo potencial de contaminación de cursos de agua próximos.
La misma autoridad ambiental describió con detalle la situación en otra granja de Fusagasugá, en la que la directora regional Sumapaz, Érika Álvarez, explicó que se identificó la presencia de una alta carga orgánica en el suelo, consecuencia directa de los vertimientos. En este predio, los residuos circulaban por un canal de tierra que se extendía por aproximadamente 800 metros antes de desembocar en una fuente hídrica intermitente, la cual posteriormente alimenta la quebrada Los Sauces. La metodología de disposición empleada motivó una rápida respuesta por parte de las autoridades ambientales.
Como parte de las medidas preventivas impuestas, se ordenó la suspensión inmediata de los vertimientos en las granjas afectadas. Esta acción obliga a los propietarios a revisar e implementar un manejo adecuado de las aguas residuales, asegurándose de no afectar los recursos naturales durante el proceso de regularización, mientras continúan los procesos sancionatorios pertinentes. La normativa vigente estipula que la transición a métodos de tratamiento y disposición de residuos debe realizarse sin comprometer el ambiente y la salud pública.
Entre las principales irregularidades detectadas en la actividad porcícola, es posible identificar las siguientes situaciones:
• Aplicación de métodos de fertirriego no autorizados.
• Vertimientos directos de residuos sólidos y líquidos al suelo.
• Descarga de residuos a través de canales de tierra que alcanzan fuentes hídricas.
• Generación de zonas de encharcamiento y proliferación de vectores.
• Actividades sin el respaldo o permiso de vertimientos según la normativa vigente.
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Por otro lado, en la regional Sabana Centro, se examinó el predio Santa Ana, ubicado en la vereda San Antonio de Zipaquirá, donde se evidenció un manejo inadecuado de la porcinaza sólida y líquida. En este caso, la descarga directa de estos residuos al recurso suelo ha generado zonas de encharcamiento, condiciones que favorecen la proliferación de vectores y han dado lugar a la presencia de olores molestos dentro del predio. Adicionalmente, se constató que la actividad desarrollada en la instalación carecía del permiso correspondiente para el manejo de vertimientos.
La Corporación Autónoma Regional hace un llamado a los habitantes y potenciales inversionistas en la industria porcícola para que se informen detalladamente sobre la normativa ambiental vigente antes de emprender actividades o inversiones en este sector. Asimismo, se recomienda la implementación de sistemas sostenibles y técnicamente adecuados, como el uso de cama profunda para la absorción de orina, lo que puede contribuir a reducir la generación de vertimientos y minimizar los olores generados durante la actividad. Esta recomendación busca orientar la gestión ambiental en el sector sin emitir juicios de valor, sino proporcionando parámetros para un manejo más acorde con las exigencias normativas.