*CAR neutraliza otro centro de producción de carbón vegetal; el golpe ocurrió en la localidad de Suba, noroccidente de Bogotá. El procedimiento fue posible luego de trabajos de inteligencia cumplidos a lo largo de las últimas semanas.
Con el punto de la irregularidad dieron las unidades especiales de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, tras recibir información sobre posibles actividades de ese tipo en territorio de la capital colombiana.
Ya en el sitio, comprobaron, en flagrancia, la quema, a cielo abierto, de madera y retal de madera para la producción y obtención de carbón vegetal en un área de 0,10 ha.
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Según los diagnósticos, la actividad denunciada venía emitiendo gases contaminantes que afectan el aire en el punto y áreas vecinas golpeando de manera importante la salud de los habitantes en la zona.
CAR desmantela producción de carbón vegetal en Bogotá
La tarea corresponde al interés de las autoridades ambientales por ponerle freno a los eventos que pasan a ser hechos delicados contra el medio ambiente.
El procedimiento se desarrolló en la vereda El Recodo, en inmediaciones del sector de La Conejera, al noroccidente de la capital; dejó como resultado la suspensión inmediata de las quemas a cielo abierto que estaban contaminando el aire de una amplia zona de la Sabana de Bogotá.
La operación fue materializada por la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental (UIGA), con el apoyo de la Fiscalía General de la Nación, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional.
Ello permitió comprobar en flagrancia la quema de madera y retales de carpintería, entre ellos ciprés, pino y estibas con pintura y puntillas, utilizadas para la producción de carbón vegetal. La intervención se dio tras varias semanas de trabajos de inteligencia y monitoreo tecnológico que confirmaron la operación clandestina.
Según el director general de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros, la quema generaba gases altamente contaminantes con efectos nocivos tanto en el aire como en la salud de las comunidades vecinas.
“Observamos la combustión de madera con pinturas y otros compuestos que liberan gases irritantes. Estos elementos no solo afectan el entorno, sino que ponen en riesgo la salud de la población al inhalar monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dioxinas, furanos e hidrocarburos aromáticos”, señaló.
Impacto ambiental en Suba y alrededores

Los técnicos de la CAR encontraron en el lugar tres pilas de combustión: una en armado, otra en proceso y una tercera ya transformada en carbón vegetal. Además, hallaron tamices, madera en chips y grandes cantidades de material almacenado.
El balance de afectaciones ambientales presentado por la Corporación “es preocupante” según las autoridades. La quema directa no solo deterioró la calidad del aire, sino que también impactó el recurso suelo, provocando la pérdida de la capa orgánica y la muerte de microorganismos esenciales para la fertilidad. Asimismo, el calor extremo redujo la capacidad del terreno para retener agua y nutrientes.
Además, en cuanto a la flora, las quemas redujeron la cobertura vegetal y acumularon partículas contaminantes sobre las hojas; esta circunstancia afecta el proceso de fotosíntesis y compromete la regeneración de las plantas.
Como medida inmediata, la CAR ordenó la suspensión de la actividad, mientras que la SIJIN procedió con la judicialización de dos personas que fueron sorprendidas en flagrancia en el sitio.
Práctica frecuente en Bogotá y Cundinamarca
El reciente operativo en Suba no es un hecho aislado. La CAR, a lo largo de los últimos meses, ha intensificado los procedimientos para frenar la producción ilegal de carbón vegetal.
Hace 13 meses, en julio de 2024, la Corporación desmanteló un centro similar en Tausa, Cundinamarca, donde grandes extensiones de bosque nativo eran taladas para alimentar hornos artesanales. En aquella ocasión se evidenció la quema de troncos en más de 0,5 hectáreas de terreno, lo cual representaba un grave riesgo para las fuentes hídricas cercanas.
Otro golpe significativo ocurrió en Nemocón, en junio del mismo año. La CAR, junto a la Policía y el Ejército, halló estructuras improvisadas en las que se carbonizaba madera proveniente de bosques protectores. Allí se constató que los contaminantes llegaban directamente a quebradas locales que abastecen acueductos veredales.
En Chía también se han registrado procedimientos. En 2023, la CAR clausuró un horno clandestino en la vereda Fagua, donde se encontraron grandes cantidades de troncos de eucalipto y residuos de carpintería en combustión. El hecho encendió alertas por la cercanía a zonas residenciales y la afectación directa en la calidad del aire de la Sabana.
La capital no ha sido ajena a esta problemática. En localidades como Ciudad Bolívar y Usme, las autoridades han detectado prácticas similares en predios rurales donde el carbón se produce de manera artesanal para su posterior comercialización en plazas de mercado o distribuidores informales.
¿Por qué persiste la producción ilegal de carbón vegetal?
El carbón vegetal sigue siendo una fuente de energía usada en hogares y comercios, principalmente en restaurantes y asaderos. Su demanda constante convierte la actividad en un negocio lucrativo, pero altamente dañino cuando se realiza al margen de la ley.
De acuerdo con expertos ambientales, el problema radica en que la producción legal requiere de permisos, estudios técnicos y planes de manejo forestal que muchos productores no cumplen. Optan, en cambio, por establecer hornos improvisados y realizar quemas a cielo abierto para reducir costos, ignorando los impactos ambientales y legales.
Ante esa circunstancia, la CAR advirtió que esta práctica no solo destruye ecosistemas y contamina el aire, sino que también genera un círculo de ilegalidad. Se talan bosques sin control, se emplea mano de obra sin garantías laborales y se comercializa un producto que evade impuestos y controles sanitarios.
Frente a ese escenario, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca puso en marcha una estrategia especial. Es un modelo de inteligencia ambiental que combina labores de campo con el uso de drones, sensores de calor y tecnología satelital para identificar focos de quema en tiempo real.
Además, trabaja en coordinación con la Fiscalía y la Fuerza Pública para que cada procedimiento no solo culmine con la suspensión de actividades, sino también con la judicialización de los responsables.
“Estos golpes demuestran que la CAR no bajará la guardia frente a la producción ilegal de carbón vegetal. Cada procedimiento es un mensaje claro: el daño ambiental no quedará en la impunidad”, indicó Ballesteros.