La integración entre Bogotá y Cundinamarca avanza con la puesta en marcha de un sistema agroalimentario regional que busca alinear la producción local con los requerimientos de los habitantes. Bajo la denominación “Aliméntate de Región en Bogotá-Cundinamarca”, esta iniciativa plantea la elaboración de un diagnóstico sobre los alimentos con mayor presencia en la mesa de los hogares, con el propósito de definir una hoja de ruta para la priorización del abastecimiento y la disminución de pérdidas en la cadena productiva.
Según información de la Región Metropolitana, el consumo diario de alimentos frescos en Bogotá supera las 10.000 toneladas, una cifra significativa teniendo en cuenta que el 85 % de estos productos llegan desde zonas por fuera de la capital. Al mismo tiempo, espacios agrícolas dentro de Cundinamarca, como es el caso de Soacha, reportan que menos del 1 % de sus 11.000 hectáreas aptas están destinadas a cultivos de alto consumo como la cebolla, el maíz y la fresa. Estas tendencias, sumadas a la proyección de que en 2035 más del 84 % de la población habitará en centros urbanos, plantean nuevos desafíos para el autoabastecimiento regional y la planificación alimentaria.
Para enfrentar esta realidad, la estrategia contempla el desarrollo del Sistema de Abastecimiento Regional Agroalimentario (SARA), un mecanismo orientado a mejorar la eficiencia, sostenibilidad y conectividad en el flujo de alimentos desde los campos hasta los consumidores finales. La formulación incluye un Plan de Abastecimiento de Escala Regional, que guiará la toma de decisiones a corto, mediano y largo plazo para fortalecer el vínculo entre las áreas rurales y urbanas en materia alimentaria.
Uno de los hitos más destacados de SARA es la identificación de una lista de 37 alimentos que cumplen con criterios como alto consumo, valor nutricional y potencial de producción local. Estos productos representan el 89 % de la oferta productiva de la Región Central y cubren buena parte de la demanda registrada en Bogotá y Cundinamarca. Dentro de esta selección se incluyen rubros agrícolas como la papa, arroz, cebolla, tomate, yuca, lechuga, frijol, maracuyá, mandarina y mango; productos pecuarios entre los que destacan carne de res, pollo, cerdo, leche, huevos y pescado; y alimentos transformados como la panela.

La iniciativa involucra una amplia cobertura territorial, puesto que abarca los 116 municipios de Cundinamarca y las jurisdicciones de los departamentos de la Región Central. Sin embargo, para maximizar el impacto, se han priorizado 64 municipios estratégicos: 55 identificados por su alta oferta alimentaria, que contribuyen con más del 80 % de los alimentos frescos que abastecen la capital, y otros 22 seleccionados por su concentración de consumidores, que suman más de 10 millones de habitantes.
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En este listado de municipios focalizados figuran ciudades y poblaciones de relevancia como Bogotá, Soacha, Mosquera, Facatativá, Zipaquirá, Fusagasugá, Neiva, Villavicencio y Duitama. Cada uno de estos lugares ha sido seleccionado para analizar de manera detallada las dinámicas de consumo y producción, permitiendo una planificación basada en información precisa y actualizada.
El desarrollo de SARA propone no solo fortalecer la seguridad alimentaria, sino también impulsar modelos de producción que respondan a las necesidades reales de la población, considerando aspectos como la reducción de trayectos de transporte, menores costos logísticos y mejor aprovechamiento de los recursos disponibles en la región.
De acuerdo con los lineamientos del sistema, el objetivo es crear conexiones más sólidas entre los productores locales y los mercados urbanos, facilitando una gestión alimentaria orientada a la equidad y la optimización de la oferta disponible. El enfoque estratégico de esta política regional se expresa en el esfuerzo por promover cultivos y cadenas productivas en función de los hábitos de consumo y los beneficios nutricionales identificados.
Esta propuesta regional se presenta como una medida destinada a mejorar la planificación y el suministro alimentario hacia el futuro, tomando en cuenta la evolución demográfica, la diversificación agrícola y las oportunidades para dinamizar la economía del sector rural.
Las acciones que surjan a partir de este sistema estarán guiadas por el análisis técnico de la oferta y demanda de alimentos, permitiendo la definición de intervenciones específicas en los corredores productivos, logísticos y de comercialización más relevantes del territorio.
De esta manera, Bogotá y Cundinamarca exploran nuevos caminos para fortalecer la autosuficiencia alimentar y la conexión entre campo y ciudad, en una región que busca responder de manera eficaz y sostenible a los retos de la seguridad alimentaria.
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