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Fallece José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y líder de izquierda latinoamericana

por: Omar Gamboa

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*Fallece Pepe Mujica, uno de los más destacados líderes de izquierda en América Latina. Murió mientras trataba de sobreponer una penosa enfermedad; se encontraba en su casa hacia las afueras de Montevideo, capital de esa nación austral cuando ocurrió el fatal desenlace.   

A los 89 años, el exguerrillero enfrentaba un cáncer de esófago, una dolencia que no pudo tratar la ciencia moderna debido a circunstancias médicas particulares en las cuales se hallaba el paciente.

Mujica Cordano había nacido el 20 de mayo de 1.935 en la misma ciudad donde este martes 13 de mayo dejó de existir. Venía enfrentando un agresivo carcinoma de esófago con metástasis hepática, diagnosticado en abril de 2024.

Al momento de su deceso se encontraba acompañado de su esposa, la exvicepresidente Lucía Topolansky, al igual que de sus allegados más cercanos.

Fallece Pepe Mujica, expresidente uruguayo

Las reacciones por la desaparición del también exsubversivo de los Tupamaros se hicieron sentir en muy buena parte del mundo, particularmente en América Latina.

El exmandatario venía enfrentando una delicada condición de salud producto de una dolencia que finalmente cobró la vida del dirigente, cuya presencia en la vida política trazó un ejemplo a seguir para quienes comparten su ideología.

Apenas se conoció la noticia, múltiples líderes latinoamericanos, movimientos sociales, intelectuales y ciudadanos comunes abrieron tributo al hombre que, más allá de sus logros políticos, se convirtió en un símbolo popular. Las autoridades uruguayas anunciaron homenajes oficiales en su memoria durante los próximos días.

Una vida de lucha y la filosofía

José Alberto Mujica Cordano vino al mundo en el seno de una familia de origen humilde. Desde joven mostró una sensibilidad social que lo llevaría a militar activamente en la izquierda uruguaya. Durante los años 60 se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.

Era esa una guerrilla urbana que luchaba contra la desigualdad social y el autoritarismo. Esta decisión lo condujo a la clandestinidad y posteriormente a vivir uno de los capítulos más duros de su vida. Fue encarcelado durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973–1985), en donde enfrentó difíciles condiciones y de aislamiento durante más de una década.

Una vez fuera de prisión, mantuvo sus propuestas políticas; en 1.989 fue elegido diputado y luego senador por el Frente Amplio, coalición de izquierda que marcaría un giro histórico en la política uruguaya. Entre 2005 y 2008 fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca durante el gobierno de Tabaré Vázquez, antes de ser electo Presidente de la República en 2.010.

Durante su mandato como jefe de Estado (2010–2015), Mujica impulsó políticas sociales innovadoras que posicionaron a Uruguay como un territorio pionero en derechos civiles; de disenso, sin agresiones y en plena democracia. Bajo su liderazgo se legalizaron el matrimonio igualitario, la marihuana recreativa y se promovieron reformas en educación y salud pública.

Sin embargo, más allá de sus decisiones como estadista, el Dirigente se caracterizó por su estilo de vida sobrio y su coherencia ética: vivía en una “chacra rural”. Se movilizaba en un viejo Volkswagen Fusca. rechazaba lujos y donaba el 90% de su salario presidencial a organizaciones benéficas.

Leal a sus ideologías, asunto que planteó una bitácora para quienes quieren seguir su ideario, se mantuvo firme en sus principios. Dio ejemplo como demócrata y siempre respetó la opinión de los demás así estas fueran antagónicas a sus posturas. Prefirió y estimuló el debate; nunca acudió a la agresión verbal con la intención de imponer sus ideas.

Mujica se caracterizó por su capacidad de persuasión; por el disenso y su capacidad de convencimiento lejos de la amenaza, de la descalificación y el amedrentamiento. Promulgó el ejemplo, la palabra, como uno de los recursos efectivos en el ánimo de demostrar liderazgo.

El presidente más humilde del mundo

Para muchos analistas y observadores, Mujica es el verdadero ejemplo a seguir como modelo de izquierda. Medios internacionales como BBC, The New York Times y Al Jazeera lo apodaron el “presidente más pobre del mundo”. Sin embargo, él nunca se consideró pobre: “Pobre no es el que tiene poco, sino el que necesita mucho”, solía decir. En sus intervenciones públicas, el dirigente compartía reflexiones sobre el consumo excesivo, el sentido de la vida, la solidaridad y la necesidad de una política centrada en el ser humano y no en el poder.

Fue, precisamente, ese perfil filosófico el que llevó al Times Higher Education a llamarlo en 2015 “el Presidente Filósofo”, en alusión a la figura del “Rey Filósofo” de Platón. Su mensaje trascendió ideologías y fronteras: líderes de distintos signos políticos reconocieron en él una figura íntegra, honesta y ejemplar.

Legado a seguir

Tras dejar la presidencia en 2015, Mujica fue nuevamente electo senador, cargo que ocupó hasta su renuncia definitiva en octubre de 2020. Ese año confirmó su retiro de la vida política activa por motivos de salud. Desde entonces, se dedicó a la militancia de base y a escribir, además de ofrecer entrevistas y participar en encuentros en los que seguía reflexionando sobre el devenir de América Latina.

En abril de 2024, Mujica anunció que padecía un cáncer de esófago en fase avanzada, y en enero de 2025 comunicó que la enfermedad se había extendido a otros órganos. Con la serenidad que lo caracterizaba, descartó someterse a tratamientos invasivos y eligió enfrentar el final de su vida “con la dignidad que se pueda”.

Junto a Lucía Topolansky, su compañera desde 1972 y también figura histórica del Movimiento de Participación Popular, el exmandatario compartió una vida de luchas, exilios, reconstrucción y esperanza. Su historia es, en muchos sentidos, un reflejo de la resistencia latinoamericana: marcada por la injusticia, pero también por la resiliencia y la fe en un futuro mejor.

La partida de “Pepe” Mujica deja un vacío difícil de llenar. Su vida, sus discursos y su ejemplo seguirán siendo fuente de inspiración para generaciones de políticos, activistas y ciudadanos que buscan un mundo más justo y humano, estiman observadores mundiales. En un continente sacudido por la polarización, la corrupción, la mentira, el engaño y la desigualdad, “Mujica fue un faro de honestidad, humildad y compromiso ético”.