El panorama político en el municipio de Chía ha dado un giro determinante. La Registraduría Nacional del Estado Civil certificó que el proceso de revocatoria del mandato contra el alcalde Leonardo Donoso Ruiz superó con éxito el umbral de firmas requerido, activando oficialmente la ruta hacia una consulta popular. Según el informe técnico, de las 11.625 firmas presentadas por el comité promotor, 6.486 fueron validadas, superando ampliamente el requisito legal de 4.797 apoyos. Este número equivale al 30% de los votos obtenidos por el mandatario en las elecciones de 2023.
El expediente ahora se encuentra bajo la lupa del Consejo Nacional Electoral (CNE), entidad encargada de verificar que la recolección de firmas haya cumplido con los topes de financiación y las normativas de transparencia. Una vez el CNE otorgue su aval definitivo, la Registraduría dispondrá de un plazo máximo de dos meses para convocar a los ciudadanos a las urnas, una jornada electoral que se estima se realice entre febrero y marzo de 2026.
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El papel del comité promotor y los próximos pasos
Este proceso ha sido liderado por el comité ciudadano “¡Ni una mentira más, Donoso no va más!”, cuyo accionar ha elevado la tensión y el debate sobre la gestión municipal actual.
Para que la revocatoria sea efectiva y el alcalde deba abandonar su cargo, se deben cumplir dos condiciones estrictas durante la votación: primero, debe participar al menos el 40% del censo electoral de las elecciones pasadas (aproximadamente 26.588 votantes); segundo, la opción del SÍ debe obtener la mayoría simple de los votos válidos. Si no se alcanza el umbral de participación o si el NO resulta ganador, el proceso será archivado y Donoso podrá completar su periodo constitucional.
Chía: Un hito democrático en manos de la ciudadanía
Mientras se surten estas etapas administrativas y se llega al día de la votación, Leonardo Donoso Ruiz continuará ejerciendo plenamente sus funciones como alcalde. No obstante, el avance de esta iniciativa ciudadana marca un hito en la participación democrática de la Sabana de Bogotá, poniendo en manos de los habitantes de Chía la decisión final sobre el rumbo de su administración municipal. La expectativa es alta, pues se trata de un mecanismo que exige una movilización masiva y una vigilancia constante sobre las cuentas y procesos de ambas partes.
