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Vivir, trabajar y estudiar en Casa en tiempo de pandemia

por: Omar Gamboa

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Dicen que el colegio es el segundo hogar, y para muchos de mis <<moachos>> como les digo a los estudiantes y a sus familias que atiendo, a veces el colegio es su único hogar, en donde pueden ser ellos mismos, o soñar en un futuro diferente.   Especiales Por: *Iván Cañón Heim Son aquellas personitas maltratadas, incomprendidas, aquellas niñas al sufrir por el machismo, ellas quieren trascender y, por qué no; curarse. Recordemos que el maltrato viene de generaciones atrás, y estos padres tienden a repetir sin querer a veces el ciclo de abuso, y el del maltrato que sufrieran antes. Un día mi hija Eloísa me dijo: ¿por qué los adultos se complican y pelean tanto, si solo basta abrazarse, darse un beso y… ya? En una entrevista al presidente Iván Duque, hecha por Daissy Cañón Beltrán (Kienyke) nos hace notar que él no es ajeno a tener que educar a sus hijos en casa, y descubro que fue profesor. ¿Cómo cuidarnos y hacerlos con los nuestros? decía Eloísa”, la hija del presidente, refiriéndose a sus abuelos. Ahora, inspirado en la infinita sabiduría que los niños y niñas tienen, me pregunto ¿cómo cuidar a nuestros estudiantes? En esta entrevista, hallé una respuesta de Iván Duque, que la verdad me sorprendió: “este no es momento para mí, pensar en Iván Duque, este no es momento para pensar, si a Iván Duque le está yendo bien, o a Iván Duque está yendo mal, yo creo que debe primar en todos nosotros, es el sentimiento de Colombia. ¿Y, al fin, el vampirismo qué es? La senadora Cabal afirma que “los virus que habían sacado de los vampiros” refiriéndose al origen del Covid-19 (…)  El vampirismo, también fue una epidemia, y en el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales) en su quinta versión, lastimosamente veo que no la ha aceptado como enfermedad mental. Y la ignorancia tanto de aquellos que nos dirigen y sacan estas descabelladas teorías, y quienes practiquen, el vampirismo, llamándolo energético, me asusta. Miremos los afectados por ingerir cloro gracias a las <<brillantes>> ideas del presidente Trump. Quizás, muchos ignorantes ahora piensen que matando <<vampiros>> acaben con la enfermedad. Jordi Soler, afirma en su artículo vampirismo que el “coronavirus está íntimamente relacionado con el vampirismo, no solo porque tiene su origen en una sopa de murciélago, también por la forma en que se propaga”. Es decir, la saliva. Según un informe de la BBC del año anterior, titulado Vampirismo: la enfermedad fatal que mató a cientos de personas (antes de que apareciera el conde Drácula) “los vampiros aparecieron a principios del siglo XVIII en las fronteras de Austria-Hungría”; al menos para quienes conocemos en las películas de terror. ¿Cuándo el vampirismo se convirtió en una pandemia? Según la BBC, después de aparecer una noticia de un periódico de Viena sobre muertes extrañas en el este de Europa, el “emperador envió equipos de cirujanos militares para investigar y realizar autopsias, y esos expertos descubrieron que los casos eran notablemente consistentes”. De ahí nacería esta desviación como una condición reconocida”. El vampirismo y la educación Con estas muestras anteriores de ignorancia que, casi rayan en la maldad, de Cabal y los que aún practiquen el vampirismo, nos hace ver la importancia de reforzar e inyectar con más fondos la educación; y redefinir las políticas públicas de educación como la de <<solo permitir una única sesión>> con mis estudiantes. Siento impotencia al ver las problemáticas de intentos de suicidio, embarazo adolescente, maltratos y machismo. Tengo que admitir con tristeza que aumentarán más con esta pandemia. Muchos rectores de colegios públicos están consiguiendo computadores para los niños más necesitados. Pero me pregunto ¿cómo van a conectarse a internet? Respecto al teletrabajo que incentiva nuestro presidente Iván Duque, los docentes, y psicólogos estatales, ¿deberíamos tener derecho a subsidios de internet? Me causa escalofríos leer que el Covid 19 “persiste en muestras fecales por un promedio de 27 días”, esto aparece en el artículo llamado COVID-19 in Children in the United States: Intensive Care Admissions, Estimated Total Infected, and Projected Numbers of Severe Pediatric Cases in 2020. Anteriores estudios del CDC afirman que el virus sobrevivió 17 días en los barcos de China y California. Cierren los ojos e imagínense en un colegio o universidad. Son profesores que deben dar clase en salones en donde están 47 estudiantes en colegios públicos, o muchos más en universidades. Cada una o dos horas, deben recibir a más cursos y sus estudiantes, seis en cada jornada, y más de ocho horas en jornada extendida. El volver a clases presenciales es para el virus algo así como para los estudiantes la alegría de salir a recreo o una hora libre. Vemos el anterior artículo en la revista Journal of Public Health Management and Practice, los investigadores señalan que: la tasa de infección será mucho más alta para los niños en familias de bajos ingresos y con padres en trabajos manuales o de servicio. Por otro lado, el Departamento de Salud de Estados Unidos, y el Centro de Control de Enfermedades, la CDC, en su informe Coronavirus Disease 2019 in Children — United States, encontró que: los niños y niñas tienden a ser asintomáticos, y el “73% de los pacientes pediátricos tenían síntomas de fiebre, tos o falta de respiración en comparación con el 93% de los adultos de 18 a 64 años durante el mismo periodo”. Pandemia y salud mental Si me asustaba pensar en la carga de enfermedad y la salud mental de la pandemia en un artículo anterior publicado por mí en este portal, el regresar a clases me sobrecoge aún más. Según el Index Mundix, hay una densidad de médicos consistente en 2,08 médicos por cada 1,000 habitantes (2017) y 1,5 camas de hospital por cada 1,000 habitantes (2014), en Colombia. En contraste, un país como Estados Unidos, en donde la densidad de médicos es de 2,59 médicos por cada 1,000 habitantes (2016) y cuenta con 2,9 camas de hospital por 1,000 habitantes (2013), debería ponernos a pensar en qué pasaría si subiera el número de infectados en nuestro país. Y aun así persiste la conducta casi suicida de los que violan y antes protestan o no creen en la pandemia y su cuarentena en Estados Unidos, convirtiéndolo en uno de los países con mayores tasas de muertes por COVID 19. Y eso que no han abierto sus escuelas. Álvaro Vélez Isaza (RCN Televisión) en su noticia La realidad social parece indicar que "quedarse en casa es un asunto de estratos”, nos titula en su noticia que “otro amplio sector ignora la cuarentena, arriesga su vida y destruye el esfuerzo de los demás”. Sé que no se refiere a los padres y madres con que yo trabajo, y muchos de sus hijos e hijas, que están casi obligados a rebuscarse la vida fuera de casa. Ellos no pueden darse el <<lujo>> de tener internet, computadores para cada miembro de la familia, ni menos poderse quedar en casa sin mayores preocupaciones. La noticia se refiere a quienes a sabiendas que deben mantenerse aislados, y pudiendo hacerlo, no lo hacen. Debemos caer en cuenta que es suicida abrir los colegios sin que al menos acabe la pandemia. Sensaciones y emociones encontradas siento ahora al tener que pensar en cómo afectar lo menos posible a los padres de familia, estudiantes, y docentes. Los padres de familia y la pandemia Respecto a los padres de familia, les aconsejaría el mantenerles la misma rutina a sus hijos e hijas que cuando estaban en el colegio, y que cuando les enoje el que no estudien o hagan caso, tomen aire y cuenten hasta diez, se pongan en el lugar del profesor, y en vez que la rabia los embargue, solo pregunten qué pasó y cómo mejorarlo. Para aquellos padres y madres que debían antes de la pandemia apoyar más a sus hijos e hijas, es el momento de hacerlo. A los padres y madres carentes de recursos, que no tengan el lujo de tener un cuarto de estudio, o la capacidad de tener computador para todos, o al menos computador, el solo suelo, un cuaderno o un sencillo teléfono inteligente pueden bastar. El amor y cariño con que se hagan las cosas es lo que más vale. Si solo hay tan solo una mesa para compartir en familia, arreglen y ordénenla antes o después de almorzar o estudiar, transformándola en escritorio familiar, mesa de almuerzo y juego en familia. Hagan pausas activas y ejercicios en familia, para separar las actividades y no hacer tedioso las tareas. El que la política pública de educación sea el solo ofrecerle una sesión a un estudiante que acuda a mí, es totalmente irresponsable y miope, ojalá se reconsiderara. Padres y madres, recuerden que tienen dos roles, uno de padres y otro de esposos: si están separados, el de ser padres se mantiene, y en estas épocas, lo más sano es que el que tenga la custodia y/o viva con el hijo o hija, los instigue a hablar e incluir a su padre o madre ausente en la educación y valorar y reconocerle lo que merece. A las parejas, que el amor puede curar y hacernos mejores personas, si no existe egoísmo y hay valores de tolerancia, respeto y empatía. La palabra preferida tanto de Iván Duque, como la mía es la Resiliencia, debería ser esta la que defina esta pandemia. Me sorprendió de nuestro presidente en su entrevista la humildad, y es lo que a muchos políticos, funcionarios públicos y políticos les falta. Respecto a mis estudiantes, la palabra constancia es el mejor regalo que le puedo desear, el ser poseedor de las ganas de salir adelante, a pesar de la adversidad y la tristeza, debería ser su motor. Descubrir y valorar el conversar y leer en familia debería ser el descubrimiento más valioso. Pienso que muchos sufrimos de egoísmo y otros de la falta de empatía. Me alegra que descubrimos que el creer como humanos, podemos pasar por encima hasta de la propia naturaleza, y creernos superiores a ella; trae consecuencias letales. El consumismo está sobrevalorado. El uso y la adicción desmedido a las redes sociales, tecnología y videojuegos ya está clasificada en el DSM V. La ignorancia, así como la desinformación, no es una enfermedad, pero no dejan de ser peligrosas e infecciosas. Aislarnos en familia nos obliga a mejorar cada día más, dejar de señalar los errores de los demás, sin antes ver los nuestros, que uno enseña mejor con el ejemplo que con palabras vacías. Que debemos dejar el celular, televisores y computadores a un lado y compartir la comida, los juegos de mesa y conversaciones con nuestro mejor instrumento, la mirada. Hay algunos amigos y familiares que, a pesar de no poder estar físicamente al lado por la cuarentena, y seguimos a pesar de esta distancia hablando y ayudándonos desinteresadamente con ellas, son las que realmente vale la pena conservar y fortalecer lazos. Que esto nos enseñe por fin que la mejor escuela y donde se debe educar y aprender valores, queda en ubicada en el hogar; y es la familia. *Iván Cañón Heim, Psicólogo jishcanon@gmail.com. Celular: 3054117920