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Hablemos de mañana

por: Omar Gamboa

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Poscovid-19. De esto es que tenemos que hablar… Lo de Uribe es un pinchazo de carretera. Es hora de levantar cabeza y mirar el inmediato futuro que el mundo llamará POSCOVID-19.   Opinión. Por: Octavio Quintero El Satélite REDGES Ya lo están haciendo los organismos internacionales: La OMS nos dice lúgubremente que el virus llegó para quedarse; el Banco Mundial, el FMI, nuestro BID y la CEPAL nos diagnostican el mayor desastre económico y social que jamás hallamos conocido: el mundo que nos influencia perdió las dos primeras décadas de este siglo XXI. Los 17 cruciales Objetivos 2030, el primero de ellos, ‘Fin de la pobreza’ y el ‘Control del calentamiento global’ quedan aplazados, quién sabe para cuándo. Sobre este escenario que se puede describir como el “frágil barco de papel enfrentado a la más terrible tempestad”, de Alberto Cortés, empecemos por decir que no hay recuperación económica posible que no pase por un sistema financiero apropiado a las circunstancias. En el mundo Occidental que nos cobija ya los países europeos tiene su plan de rescate de empresas y personas anclado al BCE y a la deuda externa y déficit interno que cada país considere necesario y resista; lo tiene Estados Unidos, el país dueño del dólar (moneda de referencia mundial) y una FED con una máquina de hacer dinero infinita. Lamentablemente Latinoamérica, la región más pobre y desigual de este mundo Occidental no tiene una estrategia POSCOVID-19, inclusive su principal banco, el BID, está a punto de caer en manos de Estados Unidos con la venia de Colombia que lo preside actualmente. Y Colombia, ni hablemos: regida por el peor gobierno de su historia reciente, enfrascada en un insulso debate político insuflado por el mismo presidente, sube la cuesta de la pandemia que no tiene pico a la vista concentrada en el pasado, a ver como vuelve a la ‘normalidad’ que ya era insoportable y había provocado el estallido social del 21 de noviembre 2019, interrumpido por el jolgorio de fin y año nuevo, adormecido, como todo, al reinicio de actividades anuales y, afortunadamente para Duque, apagado por covid-19. El Presidente ha dilapidado la linda oportunidad de pedir plata a cero intereses al Banco de la República con motivo de la pandemia y, además, concertar las tasas de interés de la banca con las circunstancias especiales que enfrentará la sociedad y la economía de aquí en adelante. No tenemos ninguna posibilidad de salir bien librados en el inmediato futuro, social y económicamente hablando, con unas tasas de interés al alza en medio de la pandemia, según lo certifica la última resolución de la Superfinanciera, y un acelerado crecimiento de la cartera morosa que advierte Asobancaria en los últimos días. A medida que vayamos removiendo los escombros de la pandemia nos vamos a encontrar con un cementerio de empresas quebradas, un ejército de desempleados, los índices de pobreza (Gini) regresados al año 2000, la desigualdad ni se diga y unas tasas de interés bancario que se pueden magnificar de uno a 20: a hoy, semana 33 del año, la inflación anualizada DANE anda por 1,97% y la tasa certificada por la Superfinanciera ronda el 27,44%. Un reciente estudio del Banco de la República indica que el 41% de las empresas, algo así como 385.000, tienen problemas de historial financiero que les dificulta el acceso a crédito. De las personas, ni se diga: con un desempleo arriba del 20%, una informalidad laboral del 60% y el 90% de la población empleada devengando entre 1 y dos salarios mínimos; una capacidad instalada empresarial ociosa y sin demanda agregada, el barco de papel, sin salvavidas, se hunde en la tormenta perfecta, para terminar con la metáfora. De esto es que tenemos que hablar… Lo de Uribe es un pinchazo de carretera. Enlace referenciado: Banca inmune a covid-19