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Abismo a la vista!

por: Omar Gamboa

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Reactivación suicida. El menguante gobierno colombiano viene contratando, como loco, una cascada de nuevas exploraciones petroleras; deja latentes instancias de explotación minera en zonas de conservación ambiental y por fuera de su agenda legislativa la ratificación del Acuerdo de Escazú Opinión Por: Octavio Quintero El informe sobre Perspectivas Energéticas Mundiales (WEO, por su sigla en inglés), muestra un gran repunte en el uso del carbón y petróleo asociado a la reactivación económica, y encamina al mundo a alcanzar este año que termina, el 2º mayor aumento de emisiones C02 de la historia. La terca insistencia en el modelo de desarrollo basado en los combustibles fósiles desafía las alarmas sobre el calentamiento global y deja al descubierto el blablá de las conferencias ambientales de la ONU, de las cuales llevamos 26 tras la firma del Acuerdo de París, última en Glasgow oct-nov/2021. El documento de la WEO, fuente de análisis y proyecciones más autorizada del mundo energético, brinda información crítica sobre la oferta y la demanda de energía global en diferentes escenarios, y las implicaciones para la seguridad energética, los objetivos climáticos y el desarrollo económico.

Responsables de la contaminación

Al respecto, tanto el informe WEO como el de OXFAM (Comité de Oxford de lucha contra el Hambre), conocidos en paralelo este fin de año, alertan a los gobiernos a (…) “hacer mucho más para cumplir plenamente sus promesas de cero emisiones al 2050”, y añaden: “Si no se logra detener la degradación de la tierra y mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, incluso, con un aumento (¿tolerable?) de 1,5°C, hay grandes riesgos de escasez de agua, incendios, degradación del permafrost y de inestabilidad en el sistema alimentario”. Y, de nuevo, el 1% más rico de la población contamina 30 veces por encima del nivel de emisiones C02 necesario para no superar la meta del 1,5 °C de calentamiento global establecido en el Acuerdo de París. La persistencia en fuentes de energía de máxima contaminación y destrucción ambiental no solo es una cuestión terca sino suicida, cuando las fuentes renovables (solar fotovoltaica y eólica), han avanzado hasta poner sus precios en franca competencia con los de la energía convencional. Alguna vez se le oyó decir al presidente Iván Duque, aquí y/o en el exterior, que la emisión de C02 de Colombia era mínima, como permitiéndose mantener su statu quo contaminante ya que era insignificante. Ignora, o pretende ignorar, que el calentamiento global ya está agregando mayores precios a los alimentos y disrupciones en la cadena de distribución que repercuten en las poblaciones más pobres, como la colombiana que importa el 80% de su dieta alimenticia agropecuaria.

La devastación en Colombia

Este gobierno neoliberal, que termina en Colombia el próximo 7 de agosto/2022, tal vez, consciente de que una corriente progresista le suceda, viene contratando, como loco, nueva exploración petrolera, al punto que le deja al próximo gobierno una cascada de nuevos contratos, incluyendo el fracking sobre una extensa zona del rio Magdalena, la principal arteria fluvial del país que baña fértiles valles de rica y variada producción agraria empresarial y campesina; pero también extensas áreas ubicadas en la Cordillera Oriental, Sinú, San Jacinto y Llanos Orientales en los departamentos del Casanare y Meta, principalmente. En total, actualmente suman 69 los bloques de hidrocarburos ofertados por 17 multinacionales, más la estatal Ecopetrol. Deja también latentes instancias de explotación minera en zonas de conservación ambiental, el Páramo de Santurbán (departamento de Santander), por ejemplo, que abastece de agua a la población de Bucaramanga, la capital departamental; y dejó por fuera de su agenda legislativa la ratificación del Acuerdo de Escazú. El Ministro de Minas cierra el anuncio diciendo: “Esta es la reactivación de la exploración en el sector, seguimos impulsando la economía de Colombia y cerramos el año con broche de oro en materia de hidrocarburos”. ¡UFF! Fin de folio.- Hambre mata covid: 11 personas mueren de hambre cada minuto en el mundo contra 7 de covid. La investigación es de OXFAM/2021 que añade: el número de personas cercanas a la hambruna se ha multiplicado x6 desde el comienzo de la pandemia. *Imagen tomada de El Tiempo