Por: Alejandro

Este 20 de Julio, durante la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso, el Presidente Juan Manuel Santos hizo un llamado a la unidad del país para consolidar el desarrollo, la paz y el futuro de los colombianos. Con dicho mensaje, hizo mención de la agenda legislativa, el medio ambiente, la economía y la equidad, fue un mensaje cargado de buenos propósitos para el país pero lamentablemente utilizado para tapar la terrible ineficiencia de un Gobierno con el propósito de mostrar a Colombia un fortalecimiento del colombiano que de nada nos conduce a la verdadera paz.

Opinión:

Por Martha Lucía Ramírez.

Recordemos que mientras se conmemora la Independencia de Colombia el país vive momentos de incertidumbre y lo peor, las cadenas que hoy nos esclavizan  son las de la corrupción.

Soy una mujer convencida del deber ético de trabajar hoy para que los colombianos del futuro tengan la oportunidad de vivir en un país próspero, seguro, justo, educado, emprendedor, incluyente y en paz, pero también estoy convencida de que las negociaciones de La Habana no justifican la lentitud ni la falta de progreso en los demás temas de la agenda nacional.

Estoy convencida de que debemos trabajar por los principios, valores y el deber ser del colombiano, respetando nuestras diferencias y respetando la institucionalidad. He insistido durante 2 años en que este proceso de negociaciones en La Habana requiere de plazos y condiciones mínimas humanitarias.

Estoy convencida de que debemos levantar la voz los más de 47 millones de colombianos en contra de la corrupción, la mermelada, la politiquería que atenta contra la estabilidad democrática de Colombia y nos puede llevar al populismo.

La verdadera paz exige un trabajo efectivo para desarrollar las políticas públicas que fortalezcan las instituciones del Estado, que nos garanticen justicia, seguridad y empleo, un modelo de desarrollo que abran  las oportunidades de educación que impulsen nuestras empresas y que garantice empleos o emprendimientos para todas las mujeres, jóvenes y hombres de Colombia. Sólo así dignificaremos la vida de todos los colombianos como debe ser el objetivo esencial de las instituciones del Estado.