La noticia contó que los equinos utilizados como tracción animal, fueron cambiados por motocargueros; los animalistas felices; la Policía y la Administración igual; sin embargo quedan reflejos de otras historias que no se contaron pero que fueron vistas por los periodistas y captadas en foto reportaje. Indudablemente esta puede ser la noticia del año, por lo menos para los animalistas.
Los Reporteros.
Foto-Reportaje Francisco Villabón, Iván Prado
Textos. Jaime Garcia.
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Fotografías Francisco Villabón[/caption]
Fue el sábado 14 de diciembre; cerca de las 9:00 de la mañana, empezaron a llegar los propietarios de los vehículos de tracción animal; se ubicaron, cada uno, frente a su nuevo motocarguero mientras el sonido, las carpas y las personalidades se fueron instalando; era el último día en que estos caballos trotarían por las calles de la ciudad.
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Fotografía. Francisco Villabón[/caption]
El cielo se cubrió gris oscuro y empezó a soltar sus primeras lágrimas; no se entendía si de alegría porque esto animales ya no sufrirían la violencia de la dura jornada, o por la congoja que solo produce el adiós y la partida de un buen amigo.
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Fotografía, Marcela Rodríguez. Tomado de las redes sociales.[/caption]
Como quien se aferra a la vida misma, sus pequeños brazos rodearon su pata delantera, no queriendo soltarlo para ser abandonado en quien sabe qué potreros, pensaría la niña que de su rostro soltaba lágrimas que rodaban por sus mejillas coloras y pecosas; sollozando despidió a su amigo quien también sirvió de compañero de juegos, de aventuras y travesuras.
Una mano cansada, arrugada, callosa, con surcos marcados de tierra, temblorosa, con sus dedos enredados en una soga, se extendía esperanzada de la mejor vida que tendría a aquel que le acompaño en su día a día para buscar el sustento; aquel que dio todo de sí, para jalar la pesada carga, solo para llevar el pan al hogar de este hombre entrado en años; todo a cambio de unas zanahorias o de los ameros de unas mazorcas… Dejó ver su tristeza mientras posaba de “duro” al lado de quien consideró su amigo y herramienta de trabajo.
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Fotografía. Francisco Villabón[/caption]
Su mano se deslizaba por su frente luego de haber conectado con él un sin fin de recuerdos; la vio nacer, crecer reír y llorar. Era un caballo viejo; se notaba por su pelaje; tenía las marcas del tiempo y de las duras jornadas, pero, por sobre todo, la conexión con los menores de esta familia; su mirada como grandes escarabajos brillantes, cristalinos de nostalgia. Ella una niña, con una mirada dulce y de esperanza de que el lugar a donde fuera su amigo equino lo acogiera y le diera mejor vida.
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Fotografía. Francisco Villabón[/caption]
Los contrastes de emociones de este foto-reportaje dejaron ver risas, llantos, bienestar y la tranquilidad. Los testigos vieron y escucharon en corredor de gentes el casqueteo del trote de estos animales que en su recorrido parecían castañuelas, despidiéndose de la que fuera su familia; y de esperanza en nuevos pastos que les recibían en adopción; fue el adiós de estos caballos que ya no se verán más en la ciudad jardín de Colombia por las calles trabajando como animales de tracción.