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¿De quién es el PIB?

por: Omar Gamboa

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La procesión va por dentro. El PIB puede subir, pero todo el dinero ir a Sarmiento Angulo y unos cuantos ricos más. “El desarrollo no es solo crecimiento del PIB”, dice Stiglitz.   OPINIÓN Por: Octavio Quintero El Satélite/REDGES Frontal ataque al PIB (Producto Interno Bruto) hace el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, y aconseja a los gobiernos no tomarlo como medida de progreso económico y social: “Puede subir, pero todo el dinero ir a Jeff Bezos, dice en entrevista con Gerardo Lissardy, de la BBC. El laureado escritor también confirma su presencia en el “Hay festival” de Cartagena en su versión 2020 que se inicia el jueves 30 de enero y se prolonga hasta el domingo 2 de febrero. En una sociedad tan desigual como la que se registra en este periodo de la historia, la tesis de Stiglitz de que el crecimiento del PIB puede ser acaparado por los más ricos (Sarmiento Angulo, si hablamos de Colombia), coincide con las objeciones que hacemos al desborde optimista del presidente Duque al basar su “buen gobierno” en un crecimiento del PIB por encima del promedio latinoamericano. Recordando al senador Robert Kennedy, el Nobel acota que el tanto por ciento del PIB deja de lado muchas cosas: “el PIB, lo mide todo… excepto lo que hace que la vida valga la pena”, es la frase de Kennedy. Y Stiglitz agrega: “No habla de desigualdad. El PIB puede subir, pero todo el dinero puede ir a Jeff Bezos, y la mayoría de los estadounidenses pueden estar muriendo porque no tienen acceso adecuado a la atención médica o la comida”. "El PIB es bueno, pero no refleja lo que experimentan los estadounidenses comunes o en cualquier país, no refleja la inseguridad, que es una parte tan importante del bienestar. Más aún, hoy nos preocupa la sostenibilidad: el PIB no mide si el crecimiento es sostenible”. "En el período previo a la crisis de 2008, el PIB no era bueno ni malo, pero no reflejó el hecho de que el crecimiento se construyó sobre una montaña de deuda y no fue sostenible”. Analogía perfecta Un país (cualquier país) no es más que un carro en marcha, en la analogía de Stiglitz y el PIB. En esta entrevista termina por decir que lo que necesitan los gobiernos es un tablero de instrumentos que mida el PIB (velocidad), pero también la distribución del ingreso (el nivel de gasolina). “Entonces, si estás manejando una economía debes saber si estás agotando el motor de crecimiento o si tienes sostenibilidad; necesitas diferentes testigos en el tablero que reflejen el comportamiento de todo el auto, no únicamente la velocidad”. Stiglitz viene atacando al PIB como única medida de progreso económico, principalmente, desde que se coronó Nobel de economía en 1991 (hace cerca de 20 años). Estrenando el laurel, dijo en una conferencia del 2002, en Quito, Ecuador: “El desarrollo no es sólo crecimiento del PIB”. Pero, afincados en políticas del FMI y liderados por la OCDE, los países muestran el tamaño de su PIB como síntoma de buena salud, ignorando, con intención o sin ella, que “la procesión va por dentro”. Por eso la explosión social que se respira globalmente… Porque el coche va rápido, pero dejando en el camino las partes más débiles de su carrocería. En mi libro, ‘La mentira organizada (2001), esta desigualdad abismal que señala Stiglitz como causa del ‘malestar en la globalización’ se sintetizó así: “… Cuando estalle la revolución ya no será solo en la Bastilla, sino en la Aldea Global, salvo que los de adelante quisieran tenderle un poco sus doradas alas a los de atrás, para que avanzaran más rápido y pudieran volver a soñar con la utopía de alcanzarlos” (pag. 267). Enlaces relacionados: La desigualdad en el mundo