En Altos de Cazucá, uno de los sectores más desafiantes y golpeados de Soacha, la perseverancia y el poder transformador del arte han sido reconocidos a nivel nacional. La Fundación Semillas & Raíces, liderada por Luz Mary Herrera, ha sido galardonada con su primer Titán Caracol en la categoría de Educación de Calidad y Desarrollo de Capacidades.
Un refugio nacido del arte para imaginar un futuro diferente
Luz Mary Herrera, cariñosamente conocida como la "Profe Luz" en el barrio, y su esposo, llegaron a Cazucá buscando una vivienda propia, pero se encontraron con un entorno fuertemente marcado por el consumo de drogas y la violencia. Esta realidad los motivó a transformar ese ambiente de riesgo. La fundación nació de la visión de usar la cultura y el arte para mostrar a los niños y jóvenes que era posible imaginar un futuro diferente. Según Herrera, “El arte puede salvar vidas y reconstruir territorios”.
La gala de Titanes Caracol 2025, celebrada en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, sirvió como plataforma para reconocer a aquellos líderes que trabajan incansablemente por un país más justo y solidario. Herrera recibió el premio por su labor en la construcción de un espacio seguro y transformador para niños, niñas y adolescentes que están expuestos a graves riesgos como la deserción escolar, el consumo de sustancias y la violencia.
El proyecto, que lleva más de cinco años operando, combina la educación popular con disciplinas como la música, el deporte y la cultura urbana, todo ello enfocado en el empoderamiento comunitario. Lo que comenzó como una iniciativa familiar con solo 20 niños, hoy ha crecido hasta congregar a más de 130 participantes, cuyas edades oscilan entre los 3 y los 20 años. Estos jóvenes provienen de diversos barrios de Cazucá, incluidos Villa Sandra, Luis Carlos Galán, La Meseta, Villa Mercedes, El Arrollo y Julio Rincón.
El modelo de autogestión que sostiene la transformación
Un elemento diferenciador de Semillas & Raíces es su modelo de operación: la fundación trabaja sin depender del apoyo directo de la alcaldía o de grandes instituciones. Su sostenibilidad se basa en la autogestión, incluyendo un emprendimiento social dedicado a la venta de 29 referencias de jabones orgánicos. Los ingresos generados por este negocio se utilizan íntegramente para financiar los talleres y la formación musical que reciben los jóvenes. La Profe Luz destacó en Periodismo Público que si no ganan en los concursos a los que aplican, “seguimos trabajando gratis; si se gana algo, fortalecemos la formación”. Este enfoque en el "proceso barrial que trabaja desde la raíz" asegura que la fundación no sea asistencialista, sino un motor de cambio profundo.
Proyectos emblemáticos que integran arte y liderazgo social
Entre los proyectos más destacados de la fundación, que integran arte y liderazgo social, se encuentran:
- Líderes de información: donde los jóvenes aprenden sobre la apropiación territorial.
- Cuando la música te golpea no duele: rehabilitación de calles y fachadas afectadas por 33 años de violencia.
- Semillas van: una banda musical que ha compuesto tres canciones con mensaje social, explorando géneros desde el rock hasta ritmos urbanos.
- Maleta de las historias: talleres enfocados en inteligencia emocional para prevenir la depresión y el suicidio.
- Reciclaje por comida: un proceso de reciclaje que fomenta hábitos sostenibles y provee alimentos.
El cambio generado por el trabajo de la fundación es visible en la comunidad: ha modificado el lenguaje, la forma de pensar y vestir de los jóvenes, y ha ampliado su capacidad para imaginar un futuro diferente. Herrera sostiene que “la pobreza solo existe en la mente; la verdadera proyección es hacer y ser parte del cambio”. Los resultados son concretos: los jóvenes que han pasado por el proceso no han caído en riesgos como el embarazo adolescente o el consumo de sustancias, lo que demuestra la efectividad de la intervención.
Uno de los proyectos más emblemáticos es el muralismo comunitario. Más de 220 murales han sido pintados por los jóvenes bajo la dirección de artistas, logrando resignificar espacios históricamente ligados al miedo y fortaleciendo el sentido de pertenencia en la comuna.
El reconocimiento de Titán Caracol es un testimonio de que, incluso en zonas de alta vulnerabilidad, la unión, la educación y la creatividad pueden construir un futuro distinto, demostrando que "no se necesita el apoyo directo que deberían dar las instituciones sino la constancia y la verraquera para cambiar los entornos sociales". La fundación opera desde la casa de la familia Herrera, donde los talleres y clases son gratuitos, y los voluntarios y beneficiarios reciben incentivos como materiales de estudio y alimentos a cambio de su compromiso activo y disciplinado.
La Fundación Semillas & Raíces es un faro de esperanza en Soacha, demostrando que la transformación comienza desde la raíz y con la convicción de que "esta es su loma".
