*Región Metropolitana: ¿es buena o mala para Fusagasugá, Cundinamarca? ¿se pierde autonomía? Nueve horas de trabajo permitieron conocer diversas observaciones sobre la propuesta en manos del Concejo Municipal.
Las deliberaciones de este viernes (11 de julio 2025), en el Coliseo Carlos Lleras, facilitaron la opinión de cerca de 120 ciudadanos y dirigentes quienes se inscribieron (150) para entregar sus comentarios.
El debate, iniciado formalmente a las 9 de la mañana, trascurrió conforme a un ambiente característico para esta clase de sesiones y en un escenario de respeto. Punto disonante, según algunas interpretaciones, fue protagonizado por el concejal de Funza, Guillermo Castro.
Se vio inmerso en una especie de “saboteo” cuanto el diputado Andrés Arias se dispuso a entregar sus puntos de vista. En respuesta, el presidente del Concejo de Fusagasugá, Leonardo Cadena, alzó la voz; le “exigió respeto” y cordura para con un publico que, aunque en medio de las diferencias, mantuvo compostura decente.
Escena similar se registró hacia el final de la sesión cuando el alcalde García Fayad entregó sus consideraciones frente a lo escuchado a lo largo de la jornada.
Región Metropolitana y Fusagasugá

Según Arias Quintana, el proyecto representa una oportunidad que facilitaría el acceder a importantes recursos no disponibles para la ciudad, ni a nivel nacional ni departamental. Estima que la R.M. ofrece soluciones concretas en dos frentes clave: seguridad ciudadana y seguridad alimentaria.
Con relación al primer punto considera que la zona especial propuesta posee el pie de fuerza policial, así como la infraestructura tecnológica, incluyendo cámaras de vigilancia con reconocimiento facial. Señaló que Fusagasugá ha enfrentado una escalada preocupante de hechos delictivos, lo que hace urgente esta intervención.
Sobre el tema agrario, Arias estima que los campesinos del Sumapaz carecen de asistencia técnica, centros de acopio y apoyo logístico para comercializar sus productos. Según el diputado, el hecho metropolitano de seguridad alimentaria, respaldado por una bolsa de $100 mil millones, permitiría mejorar la calidad de vida de los productores rurales.
Hizo referencia a las críticas sobre la aparente pérdida de autonomía y el uso del agua del Sumapaz por parte de Bogotá. “Es falso que se afecte nuestra agua. Ningún municipio del Sumapaz está incluido en el hecho metropolitano del agua”, afirmó. Considera que todas las decisiones dentro del marco de la región, como cambios en el POT, o el Plan de Desarrollo, deben pasar por acuerdos municipales lo cual, según él, garantiza que la autonomía local no se vea afectada.
Finalmente, Arias aclaró que la permanencia en la Región Metropolitana no es definitiva: “Si no funciona, el municipio puede retirarse al año. No es una camisa de fuerza”. Concluyó reiterando su confianza en los esquemas de asociatividad territorial como un camino viable para el desarrollo local.
¿Un riesgo para la autonomía municipal?

Jairo Hortúa, exalcalde de Fusagasugá, tiene una visión completamente diferente. En su parecer, la información, a propósito de la propuesta, no es clara. Asume con preocupación el hecho de que Fusagasugá, con ello, pierda autonomía. Por esa razón demandó un debate de mayor rigor; más profundo.
Fue enfático en advertir que el ingreso a esta figura asociativa implica ceder facultades fundamentales. “Vamos a ceder rentas, e incluso decisiones sobre dónde construir vivienda o qué obras hacer, sin tener capacidad real de decidir”. Para él, este modelo no garantiza que la ciudadanía participe efectivamente en la toma de decisiones ni que las necesidades locales sean tenidas en cuenta.
Criticó también el modo en que se ha tramitado el proyecto en Fusagasugá, al considerar que se ha hecho sin consultar ni informar adecuadamente a la comunidad. “La gente en la calle no sabe qué es una región metropolitana”, expresó. Ante esa circunstancia pidió un debate y procesos ilustrativos en todos los sectores del municipio.
Otro punto clave en su argumentación es la histórica desigualdad entre Bogotá y Cundinamarca, relación que considera desfavorable para el departamento. “Cundinamarca provee agua y alimentos a Bogotá, pero ¿qué recibe a cambio?”, cuestionó. Desde su perspectiva, la Región Metropolitana reproduce este esquema inequitativo sin ofrecer una compensación clara para los municipios que la integren.
Reconoce, sin embargo, que podría haber oportunidades para acceder a recursos, asunto que podría chocar con trámites espesos y depender de voluntades por encima de la capacidad de gestión del municipio. Tampoco se sabría con certeza cuántos recursos llegarían, quién decidirá su destino o cuándo serán entregados.
En ese sentido, Hortúa plantea que, antes de vincularse a esta Metropolitana, Fusagasugá debería fortalecer su pertenencia a la Provincia Administrativa y de Planificación del Sumapaz (PAP), como un mecanismo más autónomo y adecuado para negociar en mejores condiciones.
Para el exmandatario, el modelo propuesto genera más incertidumbre que certezas y no responde con claridad a las necesidades del municipio. Por ello, afirma con contundencia: “Así como está planteado, digo no a la Región Metropolitana”.
¿Autonomía condicionada a intereses externos?

Consideraciones parecidas acompañan al exconcejal de Fusagasugá, Jorge Mario Torres. También expresa temor de que la ciudad, en caso de ingresar a la Región Metropolitana, progresivamente y en buena parte, dependa de las decisiones adoptadas por fuera del municipio.
Explicó cómo la figura propuesta, en la práctica, habilita una subordinción del municipio a las decisiones de instancias superiores como Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca.
Recordó que la autonomía territorial es un principio constitucional que permite a los municipios gobernarse por sí mismos, gestionar sus tributos y decidir sobre su planeación. A su juicio, esta facultad se ve comprometida con el modelo de región planteado. “Coordinar y tomar decisiones conjuntas implica una cesión de autonomía”, afirmó, refiriéndose al carácter vinculante que tendrían los acuerdos regionales.
Basándose en la Ley 2199 de 2022, Torres citó el Artículo 14, que obliga a los municipios a adecuar sus planes de ordenamiento territorial según los lineamientos regionales. Para él, esto significa que el municipio ya no tendría control exclusivo sobre su desarrollo urbano. “Autonomía, pero vigilada”, ironizó.
También criticó los aspectos financieros del modelo, destacando que los recursos de la región se financiarían con tributos que no necesariamente serán decididos por los gobiernos municipales. “El Consejo Regional podrá definir impuestos, tasas, plusvalías y contribuciones que afecten a los fusagasugueños, sin que el municipio tenga la última palabra”, afirmó.
Torres concluyó que, aunque el discurso oficial habla de coordinación, en la práctica Fusagasugá permanecería atada a decisiones donde Bogotá y la Gobernación tienen poder de veto. “Revisen quién pone las reglas, los planes, las tarifas, los impuestos: no será Fusagasugá”, advirtió.
Así, el debate sobre la decisión que tome el Concejo de Fusagasugá para habilitar el ingreso del municipio a la Región Metropolitana, alcanzó otra dimensión, Lo cierto es que una decisión en ese sentido debe ser adoptada en curso de los próximos días.