Un total de 780 microempresarios en 23 municipios de Cundinamarca recibieron un apoyo fundamental para el crecimiento de sus negocios a través del proyecto ‘Emprendimiento Cundinamarca III’. Esta iniciativa ha consolidado un impacto regional sin precedentes.
Los tres pilares del apoyo integral
La estrategia del proyecto fue integral y se fundamentó en tres ejes principales: la asistencia técnica mediante visitas personalizadas, la formación empresarial y la entrega de activos productivos.
Los microempresarios recibieron acompañamiento de gestores empresariales desde el inicio. Mediante diagnósticos situacionales, se identificaron las oportunidades de mejora y se diseñaron planes de inversión a la medida de cada unidad productiva.
Este proceso brindó orientación clara para la proyección del crecimiento de los micronegocios.
Capacitación para vencer el miedo a la tecnología
La formación empresarial, ofrecida en modalidad presencial y virtual, se centró en herramientas prácticas. Se capacitaron a los beneficiarios en el manejo de redes sociales, la gestión administrativa y el fortalecimiento de competencias en mercadeo y ventas. Para muchos, esta formación ayudó a superar el miedo a la tecnología y les permitió avanzar con mayor seguridad en la administración de sus empresas.
Activos productivos que impulsan la operatividad
El resultado más tangible fue la entrega de activos productivos. Un total de 680 microempresarios fueron beneficiados, recibiendo insumos y equipos ajustados a sus necesidades. El valor estimado de esta dotación fue de ocho millones de pesos por beneficiario.
Estos activos impulsaron la ampliación de portafolios, la optimización de tiempos de producción y la mejora de la capacidad operativa.
Adicionalmente, el proyecto promovió espacios de intercambio como ferias empresariales y jornadas evaluativas.
Estos eventos permitieron a los microempresarios mejorar la visibilidad de sus marcas, consolidar relaciones comerciales y adquirir experiencia en escenarios de networking.
La ejecución del proyecto estuvo a cargo de la Fundación Ave Fénix, quien garantizó la articulación de las líneas de acción y el acompañamiento cercano. Su labor fue clave para que los esfuerzos institucionales se tradujeran en resultados concretos, consolidando historias de crecimiento y superación en Cundinamarca.