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Embalses de Chingaza alcanzan el 80 %: alivio para Bogotá

por: Julian Glevez

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Embalses del sistema Chingaza registran un llenado histórico que refleja la recuperación de los niveles de agua en Bogotá, generando una nueva perspectiva sobre la gestión del recurso hídrico en la capital. Los embalses Chuza y San Rafael, que constituyen la principal fuente de abastecimiento para la ciudad, alcanzaron más del 80% de su capacidad al cierre del mes de junio de 2025, cifra que no se registraba desde finales de 2022. Este incremento, resultado de varias variables climáticas y ajustes en el consumo, constituye un hito significativo desde el punto de vista del manejo hídrico, considerando la importancia histórica de la cuenca del sistema Chingaza para la seguridad del recurso en Bogotá. La actualización en cifras resalta la capacidad del sistema y la eficiencia de las estrategias implementadas en el sector.

El incremento en los niveles de almacenamiento se ha visto reflejado en un aumento del 20% en el volumen de agua acumulada en tan solo un mes, lo que contrasta de manera notable con los descensos observados durante el último año. Los datos disponibles indican que, en julio de 2023, el sistema se encontraba en un 56%, para pasarlo a un 51% en abril de 2024, hasta llegar a superar el 80% de llenado recientemente. Este avance se atribuye a una combinación de lluvias intensificadas en los meses recientes y a medidas de conservación implementadas en el periodo posterior a la crisis de racionamiento de agua. La estrategia de consumo moderado, orientada a preservar el recurso en épocas críticas, ha permitido que la velocidad de descenso disminuya en ausencia de precipitaciones, favoreciendo la estabilidad del sistema.

Embalses al 80 %, mejora el panorama hídrico
Embalses al 80 %, mejora el panorama hídrico

Durante una rueda de prensa, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, destacó la relevancia de este incremento en el contexto de la gestión del recurso hídrico. Según indicó Galán, existe un aumento significativo en las afluencias del sistema Chingaza, lo que no se había observado desde hace más de 1.000 días. Los funcionarios de la ciudad y expertos en abastecimiento enfatizan que este avance se debe a factores climáticos, especialmente el aumento de lluvias en los meses previos, y a la eficacia de las políticas de uso racional del agua.

Estas medidas han permitido no solo evitar la recurrencia de racionamientos, sino también mejorar la gestión general del recurso en la zona metropolitana.

La recuperación de los niveles de agua en Chingaza se produce dos meses después de la eliminación de medidas de racionamiento, implementadas en respuesta a una crisis prolongada que afectó a la ciudad entre abril de 2024 y abril de 2025. Durante ese periodo, las tensiones entre distintas autoridades resaltaron la urgencia de mejorar la infraestructura y gestionar adecuadamente el consumo del recurso, incluso con pronósticos catastróficos emitidos por el presidente Gustavo Petro, quien llegó a afirmar que la ciudad estaba al borde de quedarse sin agua. En este escenario, la recuperación de los embalses no solo se percibe como una mejora en los niveles de almacenamiento, sino también como un indicador de la capacidad del sistema para responder a cambios en la pluviosidad y en el comportamiento de los usuarios.

De acuerdo con los datos proporcionados por Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), el nivel actual en el sistema Chingaza es superior a lo registrado desde 2005. Avendaño señaló que con corte al 30 de junio de 2025, el sistema mostró un llenado del 80,04%, superando incluso a octubre y a los números observados en meses anteriores, como en agosto de 2022, cuando se alcanzó un 79%. Asimismo, el embalse de Chuza alcanzó también más del 80% de llenado, superando niveles que no se presentaban desde el 26 de noviembre de 2021. En el último mes de junio se sumaron 58,7 millones de metros cúbicos, lo que equivale a un incremento del 20,85% en el almacenamiento del sistema, haciendo énfasis en el valor histórico de estos niveles y la importancia de cada aporte climático y operativo.

Los datos sobre la recuperación de los embalses indican además la relevancia del embalse de Chuza, que se ubica en el páramo de Chingaza y representa el 70% del consumo de agua de la ciudad, especialmente en tiempos de crisis. Durante el periodo de racionamiento, el nivel de Chuza descendió hasta un 16,5%, lo que evidenció la vulnerabilidad del sistema ante condiciones extremas. Por otro lado, la diversificación en las fuentes de agua, como la captación adicional del río Bogotá a través de la planta Tibitoc, ha contribuido a equilibrar la demanda durante periodos críticos. Este esquema se complementa con la participación del Agregado Norte, con embalses que, en conjunto, han registrado el siguiente comportamiento:

• Embalse de Tominé: 326,5 millones de m³ en almacenamiento (por encima del nivel óptimo en 246 millones de m³)

• Embalses de Sisga y Neusa: Contribuyen a un total del 57,66% de la capacidad del Agregado Norte

• Protección y recuperación de niveles similares a los de la última década

Estas cifras permiten una evaluación integral del sistema y la diversificación de fuentes de abastecimiento.

La tendencia de consumo en la ciudad también ha tenido un impacto importante en la evolución de los niveles de almacenamiento. Natasha Avendaño explicó que el consumo promedio de agua en Bogotá durante junio de 2025 fue de 17,06 m³/s, cifra que se mantuvo por debajo de lo estimado previamente en 18,1 m³/s. Al comparar datos de mayo y junio de 2025 con el mismo periodo de 2023, se evidenció una estabilidad en el consumo, registrándose promedios de 17,18 m³/s frente a 17,23 m³/s. Este control en los hábitos de consumo ha permitido mantener los niveles de almacenamiento en el sistema y evitar un mayor deterioro durante los meses de menor precipitación. Estos datos enfatizan la relación entre la gestión del consumo y la estabilidad en el abastecimiento de agua, destacándose al mismo tiempo los siguientes aspectos:

• Reducción del consumo por debajo de estimaciones previas

• Mantenimiento de niveles de almacenamiento estables en el sistema

• Capacidad de respuesta ante la variabilidad climática mediante medidas operativas

La gestión integral de los recursos hídricos en Bogotá se articula también a través del fortalecimiento de la infraestructura y la optimización en la operación del acueducto. Desde 1996, cuando la ciudad contaba con 6 millones de habitantes, no se registraron demandas superiores a 17 m³/s en promedio anual, dado que tanto el crecimiento poblacional como la modernización del sistema han contribuido a mantener un equilibrio entre oferta y demanda. Las inversiones en redes de distribución, sectorización, optimización de la operación y almacenamiento han permitido también la diversificación de fuentes de abastecimiento, contemplando tanto el sistema Chingaza como el Agregado Norte y otros embalses regionales. La complementación de estos elementos resulta en una estructura robusta, que ha permitido enfrentar periodos de crisis sin afectar la seguridad hídrica de la ciudad.

El reconocimiento a la gestión positiva en momentos de tensión se ha visto reflejado en las declaraciones de las autoridades locales y de la EAAB. Durante la vigencia del racionamiento, se resaltó que la reducción en el consumo tuvo como resultado una menor velocidad de disminución de los niveles de agua, lo que facilitó la recuperación del sistema. El incremento de la capacidad de almacenamiento obtenido gracias a las lluvias recientes además, ha permitido confirmar que el manejo de los recursos hídricos ha alcanzado niveles de eficiencia que se traducen en estabilidad para el suministro diario. Entre las medidas que han contribuido a este logro se encuentran:

• Promoción de hábitos responsables de consumo en la población

• Implementación de ajustes en la operación del acueducto

• Optimización y fortalecimiento de la infraestructura

La coordinación interinstitucional ha sido fundamental para enfrentar los retos asociados a la variabilidad climática y la creciente demanda del recurso. Los datos técnicos, respaldados por monitoreos constantes de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca, permiten evaluar de manera objetiva la evolución de los embalses y prever escenarios futuros según la capacidad de las infraestructuras. En este sentido, se destaca el embalse de Tominé, que con 326,5 millones de m³ almacenados se encuentra 246 millones de m³ por encima del nivel óptimo, y el conjunto de embalses del Agregado Norte, que actualmente mantienen un 57,66% de capacidad. Este análisis ha permitido a las autoridades:

• Reforzar el monitoreo constante de los cuerpos de agua

• Evaluar la resiliencia de la infraestructura ante variaciones climáticas

• Implementar políticas de conservación basadas en datos técnicos

El panorama actual sobre la seguridad hídrica en Bogotá se perfila como un escenario en el que la combinación de esfuerzos institucionales, ajustes en el consumo y condiciones climáticas favorables han permitido recuperar niveles históricamente bajos. Este enfoque integral, basado en datos técnicos y un análisis riguroso, ofrece una perspectiva renovada acerca del manejo del recurso hídrico en la ciudad. La actualización en los niveles de almacenamiento del sistema Chingaza y la respuesta poblacional en términos de consumo reflejan una adaptación a las condiciones ambientales que, objetivamente, garantiza la continuidad en el abastecimiento a la capital.