La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha iniciado un proceso sancionatorio sumado a una medida preventiva contra los dueños de cuatro propiedades en La Calera, donde se han detectado cultivos de papa que presuntamente han invadido las zonas protegidas de ronda de dos fuentes hídricas. Estas corrientes desembocan en el río Teusacá, crucial para el ecosistema del área.
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Según la normativa ambiental vigente, es imperativo mantener un margen de 30 metros a cada lado de cualquier cauce de agua. Esta medida busca asegurar la protección de los ecosistemas hídricos, prohibiendo cualquier actividad que pueda alterarlos. En cumplimiento de esta normativa, un equipo técnico y jurídico del área regional Bogotá - La Calera de la CAR llevó a cabo un recorrido de inspección. Durante este control, se identificaron actividades agrícolas que excedían los límites establecidos, lo cual quedó documentado en un informe técnico respaldando el cese inmediato de las labores agrarias en dichas zonas.

Un testimonio recogido durante la diligencia reveló que los cultivos abarcan aproximadamente 200 fanegadas, equivalentes a 128 hectáreas. Sin embargo, el avance de siembra para el momento del hallazgo oscilaba entre 40 y 60 hectáreas, varias de ellas ya cultivadas, mientras que otras se encontraban en proceso de preparación del terreno.
Entre los hallazgos, el primer terreno inspeccionado fue rodeado por una cobertura vegetal nativa. Se confirmó la violación de la franja de protección ambiental, con labores de cultivo a pocos metros del cauce principal de una quebrada. Esta invasión compromete más de 24 mil metros cuadrados del área de protección.
Otro punto crítico identificado fue en la parte baja de uno de los predios. Allí, el arado se realizó dentro de la zona de ronda del río Teusacá, donde se ignoraron los mojones que señalaban los límites de protección. Este descuido representa un daño potencial de aproximadamente 8.700 metros cuadrados.
La directora regional Bogotá - La Calera de la CAR, Sandra Milena Santafé Patiño, subrayó la relevancia del ecosistema en esta región. Destacó que la zona en cuestión es parte de la Reserva Protectora de la Cuenca Alta del río Bogotá. Enfatizó la necesidad de respetar los límites designados para preservar las fuentes hídricas, señalando que más de 3 hectáreas han sufrido intervenciones perjudiciales.
La acción de la CAR resalta la importancia de la conservación ambiental y la estricta aplicación de las normas que aseguran el equilibrio de los ecosistemas acuáticos. La vigilancia y el control continuarán para garantizar que se respeten los márgenes estipulados alrededor de las fuentes hídricas y se prevengan futuros daños.
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