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Tacando burro…

por: Omar Gamboa

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Tal vez seamos bobos, pero no criminales. Al fiscal general encargado, Fabio Espitia, se le fue la mano al calificar a la sociedad colombiana de “criminal por esencia”, y de paso, llevarse por delante la constitución del ’91 al señalarla como la principal fuente de corrupción a través de la elección popular de alcaldes y gobernadores.   Opinión Por: Octavio Quintero Red GES Empezando porque la elección popular de alcaldes no parte de la constitución del ’91, sino del acto legislativo 01 de 1986; y que la elección haya sido conquistada por la corrupción, es culpa directa de las autoridades, entre ellas los fiscales, encargadas de aplicar la ley. El caso Aída Merlano es sintomático: andamos detrás de una prófuga, mientras sus patrocinadores intelectuales, políticos y económicos, se dan muelle vida en sus canapés de Barranquilla. La gente se pregunta ¿por qué la Fiscalía no ha ido tras ellos si, como dice el estribillo del bambuco, “ahí están, esos son los que venden la nación?” Por el lado de “la sociedad por esencia criminal”, el fiscal también incurre en el vicio generalizado de tornar la excepción en regla con el ánimo de impactar a la audiencia. No es justo que millones de colombianos que se rompen el espinazo trabajando y estudiando, carguen con el estigma de criminales por esencia, cuando la impunidad (nuevamente, culpa de las autoridades, entre ellas la Fiscalía), resulta ser el mayor incentivo a la acción de grupos criminales que vienen a ser la ínfima minoría de la población general. Mal momento del fiscal encargado, de quien todavía esperamos que destape los entuertos dejados en la gaveta del fiscal renunciado antes de ser despedido. Esa sociedad, por esencia pasiva, es víctima, más bien, de su pasividad. Si esa sociedad ejerciera su pleno poder, ya estuviera en las calles exigiendo el pleno cumplimiento de la constitución y las leyes y, veríamos que el ejercicio de la política se corregiría y la impunidad bajaría. No fiscal Espitia: la incapacidad de ustedes (las autoridades) en garantizarnos una plena convivencia en un Estado Social de Derecho, como dicta la constitución, no puede esconderse como basura debajo del tapete; hay que disponerla en algún relleno sanitario y eso es lo que no hemos hecho, si alguna culpa nos cabe como sociedad.