En el año 2023, Colombia recibió a 5.8 millones de visitantes no residentes, estableciendo un nuevo récord en comparación con los últimos cuatro años, según la Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Este notable incremento reafirma la popularidad del país como un destino turístico en América Latina, destacando no solo su oferta de turismo marino costero y natural, sino también sus experiencias gastronómicas, culturales y comunitarias, mencionó en febrero Germán Umaña Mendoza, exministro de dicha cartera.
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Al mismo tiempo, el interés por las áreas protegidas con vocación ecoturística también mostró un crecimiento significativo. Parques Nacionales Naturales de Colombia reportó que durante 2023, 1.572.646 personas visitaron estas zonas, lo que representa un aumento del 9,67 % en comparación con 2022 y del 46,85 % respecto a 2021.
A escala global, el turismo es un pilar económico fundamental, contribuyendo con el 10 % del Producto Interno Bruto mundial y generando uno de cada diez empleos. En Colombia, el gobierno actual se ha propuesto alcanzar las cifras de 7,5 millones de turistas para 2026 y un promedio de 215.000 empleos mensuales asociados al sector, según lo detallado en el Plan Sectorial de Turismo 2022-2026.
Sin embargo, la gestión inadecuada de estas actividades puede acarrear impactos ambientales negativos considerables. Según la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), entre 2009 y 2013, la huella de carbono del turismo aumentó un 40 %. Además, de acuerdo con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, los turistas consumen de promedio hasta cuatro veces más agua que los residentes locales. Por ejemplo, en el archipiélago de San Andrés y Providencia, los visitantes consumen el doble de agua diaria que los habitantes.
En respuesta a estos desafíos, Colombia y otros países han apostado por un turismo sostenible y regenerativo que busca minimizar los impactos ambientales y fomentar la conservación de la biodiversidad. Jeimy Cuadrado, coordinadora del programa de Recursos Naturales y Medios de Vida de WWF Colombia, subraya la importancia del uso sostenible de recursos naturales, la restauración y el acceso al conocimiento para alcanzar estos objetivos.
La implementación de estos enfoques puede observarse en La Guajira, cerca de Riohacha, donde un grupo de 25 jóvenes afrodescendientes conocido como "Perlaguaneque" lidera actividades de avistamiento de flamencos y senderismo ecológico en colaboración con el personal del Santuario de Fauna y Flora de los Flamencos. Este ejemplo ilustra cómo el turismo sostenible puede integrarse eficazmente con las comunidades locales, fortaleciendo la gobernanza territorial y valorizando su biodiversidad y cultura.
Colombia adoptó formalmente la política de turismo sostenible en el Decreto 646 de 2021, denominada ‘Unidos por la Naturaleza’. Esta política busca posicionar la sostenibilidad como eje fundamental para el desarrollo turístico, promoviendo una mayor eficiencia en el uso de recursos y la reducción de plásticos. La implementación de esta política es crucial para abordar retos como la gestión de recursos en los subsectores de alojamiento, alimentos y bebidas.
Para asegurar que las comunidades lideren de manera sostenible las actividades turísticas, Jair Mendoza, especialista en Turismo Sostenible y Regenerativo de WWF Colombia, señala que es esencial evaluar la capacidad de las comunidades para desarrollar estas actividades sin ejercer presión sobre los habitantes. Este proceso incluye la evaluación de servicios básicos como agua potable y energía, la accesibilidad al territorio, y el estado de las infraestructuras y seguridad.
Además de estos aspectos logísticos, es fundamental nivelar los conocimientos de las comunidades sobre sus territorios y estrategias de conservación. La evaluación del estado de los ecosistemas y especies asociadas, que son atractivos naturales y culturales, también es esencial. Esto incluye estudios de capacidad de carga y límites, monitoreo participativo, reglamentación y educación ambiental para determinar el uso sostenible de las áreas.
La política ‘Unidos por la Naturaleza’ resalta que, a pesar de la importancia de estos estudios, aún existen barreras significativas para su implementación efectiva. Este marco da pie a un enfoque turístico regenerativo que integra experiencias de contacto con la naturaleza y la cultura local, como las iniciativas lideradas por "Perlaguaneque" en La Guajira, que además del avistamiento de flamencos, involucran a turistas en el monitoreo de aves, la restauración del bosque seco tropical y actividades interculturales.
Desde hace más de un año, WWF Colombia ha estado promoviendo este enfoque en diversos territorios, apoyando a unas 50 comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas en el fortalecimiento de sus medios de vida basados en el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas. Los retos identificados por WWF incluyen superar la percepción del turismo como mera alternativa económica, avanzar en el ordenamiento territorial y atender las necesidades básicas de las comunidades, como el acceso a agua potable.
Finalmente, Jair Mendoza subraya la importancia de fortalecer la cooperación estratégica entre las comunidades, las empresas de turismo y los encargados de las áreas protegidas para garantizar que el turismo sea una alternativa productiva y sostenible. Este enfoque es crucial para asegurar que el turismo en Colombia no solo contribuya al desarrollo económico, sino que también promueva la conservación ambiental y el bienestar de las comunidades locales.
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