*Intensas lluvias colocan en aprietos el oriente de Cundinamarca. Medina, Quetame, Gachalá, Fómeque y Gutiérrez sometidos a permanente monitoreo. Paradójicamente, al sur del departamento, existen amenazas de incendios forestales.
Los reportes sobre las condiciones del clima y sus efectos fueron entregados por el mandatario seccional, Jorge Rey, al repasar los informes suministrados por alcaldes y organismos de socorro en zonas afectadas.
En condiciones difíciles por el invierno se encuentran seis poblaciones al oriente del departamento mientras que, hacia el sur, debido al fenómeno de sequía, fueron reportadas Nilo y Ricaurte.
Ante esas circunstancias, alcaldes, organismos de socorro, unidades de gestión de riesgos y los mismos pobladores se encuentran en estado de alerta y en permanente vigilancia de los puntos sensibles.
Lluvias al oriente de Cundinamarca
Recientes informes de las autoridades muestran un escenario complejo en el centro del país debido a las gruesas precipitaciones registradas las últimas horas.
Los reportes dan cuenta sobre el cierre total de la vía al Llano, luego que importante masa de tierra y lodo se deslizara sobre esa carretera impidiendo el paso total de vehículos.
Municipios como Medina, Quetame, Gachalá, Fómeque y Gutiérrez permanecen bajo monitoreo permanente por riesgo de deslizamientos, crecientes súbitas y afectaciones en la infraestructura vial.
Paradójicamente, al sur del departamento, municipios como Nilo y Ricaurte enfrentan una amenaza opuesta: la posibilidad de incendios forestales por las condiciones de sequía.
El gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, confirmó que las alertas se activaron tras los reportes enviados por alcaldes, organismos de socorro y la Unidad Administrativa de Gestión del Riesgo. Destacó que la situación es compleja debido a la simultaneidad de fenómenos climáticos extremos en distintas zonas del departamento.
Municipios en riesgo por las lluvias
En la Provincia de Oriente fuertes precipitaciones desataron complejas condiciones como consecuencia de las fuertes lluvias de los últimos días. Una de las poblaciones afectadas es Medina, puntualmente en la zona de Arenales, en inmediaciones del puente vehicular conocido como El Cable, sobre el río Negro.
Allí, el estribo izquierdo resultó erosionado como resultado de crecientes súbitas. Esta situación compromete la comunicación entre veredas y genera riesgo de aislamiento para decenas de familias rurales.
De otra parte, en Guayabetal resultó golpeado el puente Los Canes, ubicado sobre el río Blanco; se encuentra en riesgo por la fuerza de la corriente y la afectación de la banca vial adyacente. Autoridades locales advirtieron que un colapso del puente podría interrumpir el tránsito hacia varias veredas productoras de alimentos.
Por esa misma zona, en Quetame, movimientos en masa permanecen activos en varios corredores viales terciarios; esa circunstancia genera cierres temporales y retrasos en la movilidad. Los deslizamientos han puesto en riesgo a comunidades rurales y han dificultado el transporte de productos agrícolas hacia los centros de abastecimiento.
A la vez, en Gachalá la quebrada Moncovita subió de manera importante sus niveles. La afectación se observa en el sector de Caño Hondo reportaron afectaciones viales, mientras que varias familias han manifestado temor ante el aumento del caudal en ríos y quebradas de la zona.
También Fómeque y Gutiérrez se han visto afectados. En ambos municipios se mantiene la alerta roja por deslizamientos. Los organismos de gestión del riesgo están en terreno monitoreando taludes y laderas inestables que podrían generar emergencias.
La Gobernación informó, además, que la cuenca del río Humea y sus afluentes, en especial el río San Juanito, se encuentran bajo alerta naranja por probables crecientes súbitas.
Sequía y amenaza de incendios
Mientras el oriente enfrenta los embates del invierno, en el sur del departamento la situación es contraria. Los municipios de Nilo y Ricaurte fueron declarados en alerta naranja por incendios forestales debido a la prolongada sequía.
Según el gobernador Rey el fenómeno climático ha dejado condiciones críticas: altas temperaturas, baja humedad relativa y acumulación de material vegetal seco. Tal condición incrementa la probabilidad de que una chispa o quema no controlada genere incendios de gran magnitud.
“Estamos en un momento en el que debemos redoblar la vigilancia. Por un lado, las lluvias en oriente afectan puentes, carreteras y viviendas; por otro, la sequía al sur puede derivar en emergencias ambientales de gran impacto”, señaló el mandatario seccional.
Plan en marcha
Ante el difícil panorama en algunos puntos de Cundinamarca, las autoridades y organismos de socorro establecieron un manual dirigido a enfrentar el fenómeno actual.
Determinaron realizar monitoreo técnico en puntos críticos con riesgo de deslizamientos, al igual que ejecutar inspecciones de puentes y carreteras afectados por crecientes súbitas. Igualmente, deben adelantar revisión de planes de contingencia municipales, como, también, campañas comunitarias para la prevención de incendios forestales.
Esas tareas deben mantener coordinación con la Policía, el Ejército y los organismos de socorro para atender posibles emergencias. Los alcaldes de las poblaciones en riesgo confirmaron que se han activado albergues temporales y brigadas de atención en caso de que sea necesario evacuar familias en zonas de ladera o áreas ribereñas.
Hechos similares
Losantecedentes de emergencias por lluvias en Cundinamarca han sido recurrentes a lo largo de los últimos meses y años. Condiciones adversas han ido en aumento como consecuencia de la devastación de las reservas forestales y el inadecuado manejo de las corrientes hídricas.
Por ejemplo, en junio de 2023, un deslizamiento en Quetame dejó un saldo de 20 personas fallecidas, decenas de heridos y graves afectaciones en viviendas y carreteras. La tragedia evidenció la vulnerabilidad de la zona frente a las lluvias extremas.
Antes, en noviembre de 2022, el río Negro se desbordó en el municipio de Medina, provocando daños en cultivos, vías y puentes. Varias familias tuvieron que ser reubicadas temporalmente.
En agosto de 2021, crecientes súbitas en Gachalá y Fómeque arrasaron con tramos viales y ocasionaron emergencias que obligaron a declarar la calamidad pública. Durante la primera temporada de lluvias de 2020, deslizamientos en la vía Bogotá–Villavicencio afectaron directamente a los municipios de Chipaque y Guayabetal, generando pérdidas económicas y riesgos de aislamiento.
Retos frente al cambio climático
La simultaneidad de fenómenos climáticos opuestos —lluvias intensas en oriente y sequía en el sur— es un reflejo de los impactos del cambio climático en la región andina. Grupos de especialistas en gestión del riesgo han advertido que la variabilidad climática incrementa la frecuencia de desastres naturales en Cundinamarca.
“El territorio enfrenta hoy una doble amenaza: las lluvias que desestabilizan montañas y destruyen infraestructura, y la sequía que arrasa con cultivos y propicia incendios forestales. La única manera de enfrentar esto es con planeación territorial y prevención comunitaria”, indicó un experto consultado por las autoridades departamentales.