Las autoridades adelantan una investigación por el secuestro y homicidio del suboficial del Ejército Jersey Alexánder Quintero Afanador, cuyo cuerpo fue hallado en la vereda Canoas, zona rural de Soacha, Cundinamarca. El caso generó conmoción tanto en el municipio como en el corregimiento Puente Sogamoso, en Puerto Wilches (Santander), de donde era oriundo el militar.
Quintero Afanador, de 26 años, había sido reportado como desaparecido el pasado 8 de noviembre. Según información entregada por su familia, el cabo segundo se desplazó a la localidad de Bosa, en Bogotá, con el fin de revisar un vehículo que había sido publicado en redes sociales. Para la compra, llevaba consigo diez millones de pesos.
El suboficial se encontraba en la capital adelantando un curso de ascenso y decidió asistir a la cita con los presuntos vendedores del carro, cuya oferta le había generado interés. De acuerdo con los datos preliminares recopilados por los investigadores, el militar llegó al punto acordado, donde fue interceptado por varias personas, privadas de la libertad y trasladado hacia un destino desconocido.
Secuestro de suboficial del Ejército tras falsa venta de carro en Bogotá

Las primeras versiones indican que los responsables intentaron comunicarse con la familia para exigir dinero adicional, en lo que sería un presunto intento de extorsión. Aunque se presentaron intercambios iniciales, los delincuentes habrían optado por asesinar al suboficial.
El cuerpo fue encontrado en la vereda Canoas con signos de violencia, situación que confirmó la hipótesis de un ataque directo y descartó la posibilidad de un accidente. El cadáver fue trasladado a Medicina Legal, donde la identidad fue verificada oficialmente un día después del hallazgo.
Un familiar del militar relató que Quintero Afanador “decidió seguir el camino militar de su padre y, desde los 18 años, ingresó al Ejército. Se encontraba en Bogotá en un curso de ascenso. Estaba casado y era padre de una niña”. El testimonio reflejó la dimensión del impacto que el crimen generó entre quienes lo conocían.
La muerte del suboficial provocó manifestaciones de luto en su comunidad de origen, donde amigos y allegados exigieron respuestas, celeridad en las investigaciones y acciones contundentes para identificar a los responsables de la falsa venta, el secuestro y el homicidio.
El Ejército Nacional y la Policía Nacional, a través de unidades de la Sijín, avanzan en la reconstrucción del recorrido del militar, la verificación de los canales digitales utilizados por los delincuentes y el análisis de posibles conexiones con casos similares. Las autoridades revisan los registros de la oferta del vehículo, el número de implicados en la interceptación y la secuencia de hechos ocurridos desde la cita en Bogotá hasta el hallazgo del cuerpo.

La información consolidada hasta el momento apunta a una modalidad delictiva basada en engaños por redes sociales, citas pactadas para compras de vehículos, retención de la víctima, exigencias de dinero y posterior homicidio, prácticas que han sido identificadas previamente en la región.
El caso mantiene en alerta a las autoridades y destaca los riesgos asociados a transacciones informales de vehículos. Entre tanto, en Puerto Wilches, su comunidad lamenta la muerte del joven suboficial que, según sus allegados, “dedicó su vida al servicio y al bienestar de su familia”.







