La Fiscalía presentó cargos contra alias "El Tío" por su presunta participación en asesinatos cometidos en Bogotá y Soacha, Cundinamarca. Se cree que como jefe de una estructura de las Autodefensas, pudo estar involucrado en homicidios ocurridos entre 2002 y 2003.
El acusado, Luis Alejandro A. S., supuestamente ordenó la muerte de 34 personas en el sector de Altos de Cazuca y de 10 más en barrios entre Soacha y Ciudad Bolívar en el sur de Bogotá. Según parece, pagaba $400.000 a cada sicario por cada uno de los homicidios.
Las víctimas habrían sido perseguidas por las AUC por ser líderes comunales o con ideas contrarias a los grupos paramilitares. También por estar involucradas en actividades delictivas.
Las investigaciones
Entre las víctimas se encontraba una menor de edad que denunció a algunos de los agresores. La Fiscalía también lo relaciona con un homicidio en Villavicencio, Meta, en 2003.
Luis Alejandro A. S. se presentaba como empresario turístico para pasar desapercibido, pero las autoridades lo descubrieron después de varias versiones conocidas a través de postulados a la Ley de Justicia y Paz.
Actualmente, la Fiscalía lo acusa formalmente de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado. El CTI, con apoyo del Ejército Nacional, lo capturó en el barrio Unir, en la localidad de Engativá, en el occidente de Bogotá.
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Lo acusan de 44 asesinatos en Bogotá y Soacha
Alias “El Tío” habría sido determinador en la muerte de 34 personas en Soacha y 10 más en Bogotá. Como jefe de una estructura de las Autodefensas, posiblemente intervino, de alguna forma, en homicidios ocurridos entre el 2002 y 2003.
Informaciones preliminares de la Fiscalía señalan que “El Tío”, quien habría pertenecido al Bloque Centauros de las AUC, pudo haber intervenido en una serie de crímenes entre Soacha y Bogotá.
Según los investigadores, Luis Alejandro A. S., como en realidad se llama el acusado, habría sido ficha importante dentro de las Autodefensas para el centro del país.
“… como cabecilla armado y financiero de una estructura paramilitar denominada Bloque Capital”, aparentemente “ordenó el asesinato de 34 personas en el sector de Altos de Cazuca”. También sería partícipe de otras 10 muertes en “barrios ubicados entre Soacha y la localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá”.
Remitiéndose a las pruebas que dice tener, la Fiscalía dice que el indiciado, según parece, “pagó a cada sicario 400.000 pesos por homicidio selectivo perpetrado”.
Conforme a los mismos argumentos, las víctimas corresponderían a grupos de población perseguidos por las AUC.
Las pruebas contra “El Tío”
Estarían, para ellos, vinculadas a actividades delictivas o serían “líderes comunales que tenían ideas contrarias a los grupos paramilitares”. Dentro de los asesinados figura “una menor de edad quien identificó a algunos de los agresores y los denunció”.
Según la misma Fiscalía, “El Tío” habría intervenido en un homicidio ocurrido en Villavicencio, Meta, el 20 de julio de 2003.
Asesinato en los Llanos
El occiso, en esa oportunidad, “fue interceptado por una estructura del Bloque Centauros, trasladado a un inmueble, torturado, desmembrado”. Luego, lo envolvieron en bolsas plásticas y arrojaron al río Negritos, en la vereda Las Mercedes, jurisdicción de la misma capital del Meta.
Luis Alejandro A. S., se mostraba como un empresarios turístico, un rol que asumió para tratar de pasar desapercibido manteniendo lejos cualquier sospecha de su vida criminal.
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Así, los ojos de las autoridades comenzaron a fijarse en él lego de versiones conocidas a través de varios postulados a la Ley de Justicia y Paz. Fue ahí cuando los investigadores de la Fiscalía alcanzaron evidencias que descubrieron el verdadero pasado del alias “El Tío”.
Interviene derechos humanos
“Por estos hechos, una fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos lo vinculó y acusó formalmente por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado”.
Tomando como argumento todo lo anterior, el CTI, con apoyo del Ejército Nacional, capturaron a Luis Alejandro en el barrio Unir, en la localidad de Engativá, en el occidente de Bogotá.
