*Curtiembres en Chocontá, Cundinamarca, bajo medidas especiales de la CAR por deteriorar la calidad del Río Bogotá. Inspección comprobó inadecuado y deficiente manejo de contaminantes; esos elementos caían al principal afluente del departamento.
La curtiembre, aunque contaba con una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, no canalizaba de manera segura algunos desechos líquidos los cuales, según indicaron, no mantenían destino ambiental seguro.
El grupo de inspectores, de acuerdo con los reportes oficiales, pudo establecer que parte de las aguas, por descuido, caían al piso e iban a parar a los conductos y, finalmente, a las corrientes del Río Bogotá.
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Los comentarios más fuertes, ante esta circunstancia, se conocieron en voz del director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, Alfred Ignacio Ballesteros.
Curtiembres en Chocontá contaminan río Bogotá: CAR

Un operativo de la autoridad ambiental descubrió un vertimiento ilegal de aguas contaminadas en la vereda Chingacío, municipio de Chocontá. El establecimiento, dedicado al curtido de pieles, estaba descargando residuos tóxicos sin tratamiento alguno al nacimiento del río Bogotá.
La procesadora fue sorprendida realizando manejo inadecuado de aguas residuales contaminadas con químicos; éstas iban a parar directamente al río Bogotá.
El operativo fue realizado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca a través de su Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental (UIGA), en conjunto con la Fuerza Pública. Acudieron técnicos de las direcciones regionales de Almeidas y Guatavita, y profesionales del Laboratorio Ambiental de la Corporación.
Constataron que el establecimiento, pese a contar con un permiso de vertimiento otorgado por la CAR en 2017, estaba siendo violentado. La descarga autorizada se encontraba a casi 300 metros de distancia del punto en flagrancia, lo cual constituye una violación a la normatividad ambiental.
Durante la inspección, los expertos verificaron que las aguas resultantes del proceso eran arrojadas directamente sobre un piso de concreto y conducidas por gravedad, a través de tuberías enrocadas. De ahí, iban a terminar en el río Bogotá en un trayecto de aproximadamente 362 metros. Dichas aguas contenían compuestos químicos altamente peligrosos para la salud humana y la biodiversidad.
En el predio se hallaron al menos cinco bombos de curtido, diez pieles en crudo, 235 pieles en “wet blue” (estado intermedio del cuero tras ser tratado con cromo). También 200 pieles en proceso de secado y 35 pieles terminadas listas para la comercialización, además de diversa maquinaria utilizada en la operación de curtido.
A pesar de que el lugar cuenta con una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, al momento del operativo esta no se encontraba en funcionamiento. Ello agrava la situación, pues las descargas se hacían sin tratamiento alguno.
Manejo inadecuado de residuos peligrosos
Otro hallazgo preocupante fue la deficiente disposición de residuos peligrosos (RESPEL). Los técnicos encontraron envases químicos de sustancias como ácido fórmico, peróxido de hidrógeno, Dermax (blanqueador de cuero), sulfato de aluminio granulado y sulfato ferroso. Éstos elementos eran almacenados sin las medidas adecuadas de seguridad.
Algo similar ocurría con los compuestos altamente contaminantes que generan riesgos directos para el medio ambiente y para las comunidades aguas abajo.
“Es inaceptable que en el mismo lugar en el que nace, comience a morir el río Bogotá, y por eso no cederemos en la protección y defensa de esta corriente hídrica”, subrayó el director general de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros.
“No podemos permitir que la actividad de curtido de pieles se haga de manera irresponsable, pues los químicos usados en estos procesos están matando seres humanos. Aguas abajo de estos vertimientos, el Acueducto de Bogotá capta el agua que distribuye a la mitad de la ciudad capital y 11 municipios de la Sabana”, insistió en subido tono de voz.
Los expertos de la CAR señalaron los impactos de este tipo de prácticas ilegales afectan directamente varios escebarios:
-Recurso suelo: El vertimiento de aguas contaminadas con cromo, sales y metales pesados altera la estructura del suelo, reduce la disponibilidad de nutrientes esenciales y genera riesgos para la salud humana y animal.
El agua: Las descargas residuales no domésticas disminuyen el oxígeno disuelto en el río, debido a los altos niveles de materia orgánica y añade compuestos tóxicos como cromo y metales pesados. Esa circunstancia deteriora, de manera grave, la calidad del agua.
La inspección
El operativo concluyó con la imposición de una medida preventiva en flagrancia, mientras avanza el análisis técnico de los muestreos realizados por el Laboratorio Ambiental de la CAR. Ese proceso permitirá determinar si aplican sanciones adicionales.
El caso de Chocontá no es aislado. A lo largo de los últimos años, las autoridades ambientales han realizado múltiples operativos en contra de curtiembres y establecimientos que contaminan el río Bogotá.
Las acciones más sonosras han sido desarrolladas en Villapinzón y Chocontá. Estos municipios han sido históricamente reconocidos como centros de la industria del curtido de pieles.
En diversas ocasiones, las autoridades han impuesto medidas de cierre o suspensión a curtiembres que operan sin cumplir con la normatividad ambiental. Precisamente, en el 2022, por ejemplo, se realizaron operativos encontrando vertimientos ilegales similares, con descargas de químicos directamente al río Bogotá.
La Corporación Autónoma viene advirtiendo que la mayor parte de la contaminación del río se origina en su nacimiento, precisamente en municipios como Chocontá y Villapinzón. Allí es donde se concentra la actividad de curtido. A pesar de las inversiones en plantas de tratamiento y los esfuerzos de control, los vertimientos clandestinos persisten.
Más abajo, en municipios como Cota, Funza, Mosquera y Soacha, se han identificado descargas ilegales de aguas residuales industriales y domésticas. Incluso en la capital se han detectado conexiones erradas de alcantarillado que terminan en la fuente hídrica.
Desafío para salvar el río Bogotá
El afluente, que atraviesa gran parte de Cundinamarca y la capital, es una corriente hídrica estratégica para más de 8 millones de habitantes. Su recuperación ha sido un objetivo de largo plazo, en el que participan la CAR, el Acueducto de Bogotá, el Distrito Capital, la Gobernación de Cundinamarca y el Gobierno Nacional.
La sentencia del Consejo de Estado de 2014 ordenó a las autoridades implementar medidas estrictas para descontaminar el río. De ahí nació la construcción de plantas de tratamiento y el control de vertimientos ilegales. Sin embargo, a pesar de los avances, los operativos como el de Chocontá demuestran que aún existen serios focos de contaminación en la cuenca alta.
El incumplimiento de las normas ambientales por parte de algunas industrias del curtido es considerado uno de los principales obstáculos, según consideran expertos en esta materia. Los procesos de curtido de pieles emplean químicos como el cromo, altamente tóxicos, que si no son tratados adecuadamente pueden generar efectos irreversibles en la calidad del agua y en la salud de las comunidades.