La actividad turística en Colombia encuentra nuevos horizontes con la reapertura de rutas fluviales en el emblemático río Magdalena, cuyo recorrido ha inspirado relatos literarios y ha sido vital para el desarrollo histórico del país. Hoy, el sector se llena de expectación ante la implementación de un producto que apuesta a reactivar el turismo en zonas históricas y culturales. El renacer del crucero AmaMagdalena marca el inicio de una etapa en la que la tradición y la modernidad se fusionan para realzar los atractivos naturales, culturales y patrimoniales que han caracterizado esta vía fluvial durante décadas.
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El crucero AmaMagdalena, ofrecido por la reconocida línea de cruceros fluviales AmaWaterways, se lanza al escenario turístico con un enfoque de lujo y exclusividad. La embarcación, equipada con comodidades de alta gama como piscinas, gimnasio y restaurantes de primer nivel, inició recientemente su ruta en Barranquilla, ciudad que se sitúa en la desembocadura del río al mar Caribe. Este innovador proyecto se propone conectar múltiples paradas a lo largo del afluente, brindando a los pasajeros la oportunidad de experimentar paisajes, tradiciones y la riqueza cultural que han definido a la región. La propuesta se enmarca en un plan estratégico de revitalización, poniendo en primer plano el turismo náutico como motor para el desarrollo de comunidades ribereñas.

En cuanto a la ruta del crucero, este reinicio de la navegación fluvial presenta un itinerario cuidadosamente planificado. Entre las localidades que forman parte del recorrido se encuentran:
• Barranquilla, punto de partida y encuentro con la cultura del Caribe.
• Paradas estratégicas en pueblos como Nueva Venecia, conocido por su arquitectura de palafitos, y Calamar o Magangué, que resguardan tradiciones ancestrales.
• Destino final en Cartagena de Indias, ciudad con un amplio legado histórico y turístico, situada nuevamente en la costa caribeña.
Esta ruta no solo busca conectar destinos, sino también establecer un puente entre el pasado y el presente, impulsando el flujo de visitantes hacia ciudades que en algún momento fueron símbolos de prosperidad gracias al caudal del río.
Expertos en turismo resaltan el impacto potencial que el crucero AmaMagdalena puede tener tanto en los visitantes internacionales como en las economías locales. Gilberto Salcedo, exvicepresidente de Procolombia y especialista en el sector, destaca que la recuperación de la navegabilidad a lo largo del Magdalena se ha convertido en un objetivo histórico del país. Entre sus declaraciones, Salcedo enfatiza que la oferta de un circuito “maravilloso” no solo destaca la belleza natural y la cultura de pueblos como Santa Cruz de Mompox —reconocido como Patrimonio de la Humanidad—, sino también las posibilidades de estimular una mayor inversión en la región. De igual manera, se subraya la importancia de valorar:
• La historia ligada al río, inmortalizada en obras literarias y relatos históricos.
• El patrimonio cultural de comunidades que han resistido el paso del tiempo.
• La propensión del turismo de crucero a dinamizar sectores estratégicos a través de un modelo de consumo exclusivo y de alto nivel.
Históricamente, el río Magdalena ha jugado un rol esencial en la configuración de la identidad colombiana; sin embargo, desafíos como la sedimentación en puntos críticos han contribuido a eclipsar su relevancia comercial. La zona alrededor de Santa Cruz de Mompox, por ejemplo, aunque fue en tiempos pasados un importante puerto de conexión, ha visto disminuir su capacidad para atraer grandes embarcaciones. Este fenómeno, sumado a transformaciones socioeconómicas y cambios en la logística portuaria, ha limitado la movilidad y el desarrollo del turismo fluvial. Expertos como Clara Sánchez, decana de la facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras en la Universidad Externado, indican que este tipo de obstáculos explican parte del largo paréntesis en el que se mantuvo inactivo el turismo en el afluente. El análisis histórico de estos retos permite comprender la importancia de impulsar alternativas que, desde un enfoque renovado, conecten comunidades y reaviven el uso de la vía fluvial como eje de desarrollo.

El modelo de servicio que ofrece el AmaMagdalena se orienta a un público de alto poder adquisitivo, con precios competitivos dentro del segmento de cruceros de lujo, que parten en torno a los 3.500 dólares por persona. Este hecho posiciona la oferta como una opción valiosa en comparación con expediciones similares a nivel global. Además, el crucero no solo abre una vía para el turismo internacional, sino que también representa un estímulo para la economía de las comunidades en las que hace escala. Algunos de los beneficios potencialmente asociados a este proyecto se pueden enumerar de la siguiente manera:
• Incremento del comercio local en localidades ribereñas.
• Oportunidades para la rehabilitación y el mantenimiento de infraestructuras urbanas y patrimoniales.
• Impulso a la generación de empleo, tanto en el sector turístico como en actividades conexas.
Estos factores se consolidan en una estrategia que busca diversificar la oferta turística y dar un respiro a economías que han enfrentado años de estancamiento.
Dentro de la renovación de la oferta turística también se encuentran las preocupaciones en torno a la preservación de la identidad local y el riesgo de procesos de gentrificación. Si bien el potencial económico es innegable, algunas voces han advertido sobre la necesidad de manejar de manera cuidadosa la llegada masiva de inversiones y turistas en zonas históricas. Clara Sánchez señala que, en ciertos casos, el incremento desmedido del turismo puede desencadenar la venta de viviendas y la transformación drástica de ambientes tradicionales; sin embargo, en el caso del crucero AmaMagdalena, el limitado número de pasajeros —60 personas— y el corto tiempo de permanencia en cada parada atenuarían estas inquietudes. Este cuidadoso manejo del flujo turístico se presenta como un factor determinante para asegurar que la reactivación del turismo navegable contribuya a un desarrollo equilibrado y respetuoso con el patrimonio local.
Además de la novedosa propuesta en el Magdalena, el sector turístico en Colombia se diversifica mediante la incorporación de nuevos destinos que complementan la oferta de cruceros. En este sentido, La Guajira ha emergido como un territorio prometedor en la proyección del turismo marítimo. Recientemente, el crucero Island Sky, con bandera de Bahamas, realizó su desembarco en Cabo de la Vela, localidad reconocida por sus playas y su paisaje desértico. Con más de 90 turistas a bordo, la llegada de esta embarcación se posiciona como un hito para consolidar a La Guajira en el mapa internacional del turismo marítimo.
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