*CAR resalta a Chía, Cundinamarca; lidera proyectos sobre monitoreo ambiental. Fue destacado dentro de un grupo de 36 municipios que también sobresalen en materias relacionados con la defensa de la flora y fauna.
Uno de los valores de las tareas tiene que ver con el proyecto sobre monitoreo de la fauna en diversos sectores del municipio, particularmente en zonas boscosas.
Los trabajos fueron activados mediante iniciativa de los organismos ambientales del municipio, tareas a las cuales se sumaron organizaciones cívicas y comunales.
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También observa procedimientos pedagógicos con lo cual se abren nuevas puertas en diferentes sectores de la población, particularmente entre niños y jóvenes. La intención es que tomen conciencia sobre la importancia de asumir prácticas en defensa de los animales silvestres.
CAR: Chía, líder en monitoreo ambiental

La distinción tiene que ver con los procesos que comenzó a aplicar en defensa de fauna en diferentes zonas de bosque y montaña del municipio.
Precisamente, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca destacó el proyecto que adelanta esta población en alianza con diferentes sectores comunitarios. Esas tareas la convirtieron en ejemplo dentro de los 36 municipios finalistas en la categoría de Gestión Ambiental.
Durante una ceremonia de gala, el alcalde de Chía, Leonardo Donoso Ruiz, recibió el Premio Ambiental CAR 2025 en alianza con Colombia Líder. Exaltaron el esfuerzo de la Secretaría de Medio Ambiente, a cargo de Liz Varela, y de la líder del proyecto, Zulma Correa Bernal, quienes impulsaron esta iniciativa pionera.
El programa, que se desarrolla en los cerros del municipio, cuenta con dos fases fundamentales: una técnica, enfocada en la investigación y el monitoreo científico de la fauna, y otra comunitaria, destinada a la apropiación social del conocimiento y a la pedagogía ambiental.
Así, el reconocimiento otorgado a Chía no solo exalta los resultados obtenidos en materia de conservación. También muestra la manera en que las autoridades municipales lograron articular esfuerzos con la comunidad. La CAR señaló que el proyecto se diferencia de otros por integrar de manera equilibrada el trabajo técnico con el componente pedagógico, incentivando la participación de niños, jóvenes y organizaciones sociales.
“El proyecto de monitoreo ambiental en Chía es una muestra clara de cómo la unión entre las instituciones y la comunidad puede generar resultados tangibles en favor de la biodiversidad”, señaló la CAR en comunicado oficial.
La premiación ubica a Chía en un nivel de liderazgo regional en materia de políticas ambientales, mostrando que la defensa de la fauna y flora requiere tanto del compromiso institucional como de la sensibilización ciudadana.
Proyecto de monitoreo en Chía: ciencia y comunidad
El programa se centra en la observación de fauna silvestre en los cerros del municipio, ecosistemas estratégicos que albergan especies de gran importancia para el equilibrio natural de la región. Utilizan metodologías técnicas como cámaras trampa, recorridos de observación y registros de biodiversidad, con el fin de obtener información precisa sobre la presencia y comportamiento de distintas especies.
Sin embargo, el proyecto no se limita al aspecto científico. Una de sus mayores fortalezas radica en su fase comunitaria. A través de procesos pedagógicos en colegios, talleres en barrios y actividades lideradas por juntas de acción comunal, los habitantes de Chía se han vinculado activamente.
De esta manera, niños, jóvenes y adultos participan en jornadas de sensibilización, aprendiendo sobre la importancia de la fauna local y el impacto de las actividades humanas en el entorno.
Formar conciencia en nuevas generaciones
Uno de los ejes centrales de la iniciativa es la educación ambiental. Las autoridades municipales consideran que el futuro de la conservación depende de la formación de las nuevas generaciones. Por ello, las instituciones educativas de Chía desarrollan programas didácticos que enseñan a los estudiantes a reconocer especies nativas, entender su función en los ecosistemas y adoptar prácticas responsables frente al cuidado de los recursos naturales.
“El propósito es sembrar conciencia desde temprana edad, para que los niños y jóvenes comprendan que el respeto por la fauna y la flora no es solo un deber legal, sino una responsabilidad ética y social”, explicó la secretaria de Medio Ambiente, Liz Varela.
La premiación a Chía se enmarca en una serie de esfuerzos que Cundinamarca ha venido adelantando en los últimos años para fortalecer la gestión ambiental en los municipios. Así, la CAR ha impulsado múltiples programas en torno a la conservación de cuencas hidrográficas, la protección de especies amenazadas y la restauración de ecosistemas estratégicos.
En Soacha, por ejemplo, se han ejecutado planes para la recuperación del río Bogotá, involucrando a comunidades educativas y organizaciones sociales en procesos de limpieza y pedagogía ambiental.
Casos como el de Fusagasugá, permitieron desarrollar proyectos de conservación de bosques altoandinos y recuperación de fuentes hídricas. Y en Zipaquirá y Cajicá han sido implementados programas de protección de aves y promoción de corredores biológicos.
Estos antecedentes muestran que Cundinamarca es uno de los departamentos más activos en la implementación de políticas ambientales locales. Sin embargo, la distinción a Chía refleja un paso más allá: un modelo que logra integrar la investigación científica con la apropiación social, lo cual multiplica el impacto y garantiza sostenibilidad en el tiempo.
Casos similares en Colombia
El esfuerzo de Chía no es aislado. Otras regiones del país también han adelantado proyectos destacados en materia ambiental. En Medellín, por ejemplo, la administración municipal promovió el monitoreo de aves urbanas, fomentando la participación ciudadana en censos y observaciones colectivas. En Cali, iniciativas comunitarias han permitido recuperar humedales urbanos, convirtiéndolos en espacios de encuentro y educación ambiental.
Asimismo, en Santander han sido adelantados programas de monitoreo de felinos en el Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes. Igual, en el Amazonas, proyectos liderados por comunidades indígenas han permitido registrar especies clave y fortalecer la conservación de la selva tropical.
Estos casos, al igual que el de Chía, coinciden en un aspecto esencial: la importancia de combinar el conocimiento científico con el saber comunitario y la educación, generando procesos sostenibles y de largo plazo.
El impacto de este proyecto refleja en varios aspectos. En primer lugar, el municipio cuenta ahora con un registro más detallado de su biodiversidad, permitiendo diseñar estrategias de protección más efectivas. También, ha logrado despertar un interés ciudadano por el medio ambiente, como lo evidenció la participación de cientos de personas en actividades de sensibilización.
Además, el reconocimiento nacional motiva a otros municipios a replicar la experiencia, generando una red de buenas prácticas que contribuyen a la protección ambiental en toda la región.
Proyección a futuro
El alcalde Leonardo Donoso Ruiz destacó que el premio no es un punto final, sino un estímulo para seguir trabajando. “Este reconocimiento nos compromete aún más. Vamos a fortalecer las acciones de monitoreo y ampliar los espacios de educación ambiental, porque entendemos que cuidar de la fauna y la flora es garantizar un futuro sostenible para nuestros hijos”, aseguró.
Por su parte, la CAR anunció que seguirá apoyando proyectos de este tipo, incentivando la innovación y la participación comunitaria como pilares de la gestión ambiental.