El proceso es impulsado por la Agencia de Desarrollo Rural. Entró a liderar procesos encaminados a revivir y fortalecer frentes culturales y productivos en el pacífico colombiano, cerca de la frontera con Panamá.
*Aporte informativo: Comunicaciones ADR
Las miradas de la Agencia se enfocan en cerca de 3 mil habitantes que hacen comunidad en El Valle, un corregimiento bien chocoano que hace parte de Bahía Solano.
Todos dedicados a faenas agrarias y de pesca, sienten que por “falta maquinaria, mantenimiento y tecnificación” han venido perdiendo su potencial económico. Esa circunstancia bajó e manera radical la producción de alimentos hasta el punto de que, hoy, tiene que viajar a Buenaventura para surtir las alacenas.
El territorio
Anclada en la Costa Pacífica colombiana, aproximadamente a unos 150 km al Oeste de Medellín y a 100 km de la frontera con Panamá, se encuentra El Valle. Es un corregimiento de Bahía Solano, Chocó; un territorio de negritudes que agrupa alrededor de 3.000 habitantes.
Allí se aprecian casas de madera con fachadas coloridas, calles sin pavimentar y llenas de barro. Entre el mar y la playa se divisan canoas rústicas hechas de madera, labradas por las manos de sus propios habitantes. Niños felices que corren por la arena sin el afán propio de la adultez, completan el cuadro. Pero lo que más llama la atención es la sonrisa sincera de quienes viven e iluminan este lugar.
El protagonista
Orfilio, es un campesino afrocolombiano de 48 años, de gran estatura, ojos oscuros y manos fuertes y encallecidas por las labores del campo. Pertenece a una de las 35 familias que hoy albergan sueños, esperanzas y aspiraciones de un futuro más promisorio.
Tiene ilusiones y se aferra a ellas; y mira con optimismo el futuro por cuanto se sumó al proyecto integral de la Agencia de Desarrollo Rural. La ADR “está cambiando sus vidas”.
Cuenta Orfilio que hace 60 años, El Valle solía ser un territorio rico en cultivo y producción de arroz. Sin embargo y debido a falta de maquinaria, mantenimiento y tecnificación, la mano de obra dedicada a esta actividad, se redujo considerablemente.
Largos viajes para comprar alimentos
Esa condición disminuyó las siembras y obligó a los pobladores a traer los cereales básicos desde el Puerto de Buenaventura. Una realidad que incrementa costos, pero que están decididos a cambiar con esta iniciativa.
Para esos días, el cereal recolectado, frecuentemente lo solían secar al sol y sobre costales en las calles de su pueblo. Pero hoy, la ADR ha adecuado una infraestructura que incluye un molino arrocero con sistema de secado. La nueva estructura facilita el secado y almacenamiento de la producción para volver a cubrir el mercado local.
Ahora pueden abastecer el comercio local incluyendo restaurantes, hoteles, tiendas, supermercados y también a instituciones con presencia en la zona como el Ejército Nacional.
Esperanzador futuro
Sin embargo, las buenas noticias no termina ahí: los arroceros también serán dotados con un camión y embarcaciones para comercializar su cereal. Además contarán con acompañamiento gerencial durante un año para su fortalecimiento productivo.
"El arroz ha sacado adelante varios maestros y grandes profesionales de El Valle, por eso florece nuevamente nuestra esperanza", subraya Orfidio.
Y es por eso que él, como las demás familias beneficiarias del proyecto, le apuesta a crear condiciones que les permita ser competitivos en su modelo de negocio. Buscan abrir nuevos mercados locales, para comercializar su producto.
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