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“Cabello Blanco, símbolo del poder público”

por: Luis Hurtado

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“Cabello Blanco, símbolo del poder público”

Por primera vez en la historia de Colombia una mujer llega a ocupar el máximo cargo en la Procuraduría General de la Nación. Los organismos de control con “el padrinazgo Uribista”. Tiembla la izquierda y quienes tienen presuntas acusaciones contra los amigos del poder. Se advierten cambios fundamentales en todas las ramas del poder público del Estado colombiano. El país reclama una nueva generación política
  Opinión: Bernabé Gámez Hernández Uno de los sucesos de mayor trascendencia en la vida del país se produjo en el Senado de la Republica con la elección de Margarita Cabello Blanco como procuradora general de la nación. Un hecho político soberbio y de unas repercusiones incalculables cuando se toquen algunas investigaciones de los presuntos enemigos de este régimen presidencial. Desde luego, la nueva Jefe del Ministerio Público ejercerá sus funciones con la impronta inquebrantable del Estado Social de Derecho que no admite distracciones de algunas filosofías políticas que se radicalizan contra las posturas del Presidente de la República. Magistrada de las altas cortes, Ministra de Justicia, Cabello Blanco tiene una aureola en una de las ramas más importantes del poder público. De un poderoso abolengo de las familias costeñas, se puede convertir en una de las funcionarias de más credibilidad dentro de las instituciones colombianas. Se le considera una mujer de excelsas cualidades intelectuales y morales, elementos fundamentales para el cumplimiento de sus deberes constitucionales. Uno de sus mayores compromisos con el país será el de quebrarle el espinazo a la corrupción que tanto daño le está haciendo a la sociedad colombiana. Ministerios, gobernaciones, alcaldías y entidades del orden oficial están permeados por las prácticas del hurto de los dineros públicos. No se puede gritar a pulmón abierto que se ocupa el primer lugar como país más corrupto del mundo. Sería una gran vergüenza contarles a nuestros hijos que nadie nos gana en estos episodios lamentables de descomposición en todos los niveles. La señora Cabello Blanco tiene el carácter y el temperamento para liderar las acciones necesarias que permitan disminuir los niveles de corrupción en los organismos del Estado. Es un compromiso que no admite bajar la guardia en ninguna circunstancia política. La cúpula de los organismos de control está integrada por: Fiscalía, Francisco Barbosa Delgado; Contraloría; Carlos Felipe Córdoba Larrarte; Defensoría del Pueblo, Carlos Ernesto Camargo y Procuraduría, Margarita Cabello Blanco. Los cuatro tienen alguna afinidad política con el sector uribista y con Cambio Radical de Vargas Lleras.
PARA ALQUILAR BALCÓN
En cualquier democracia el Estado Social de Derecho es uno solo y sus fallos deben estar ajustados a la normatividad jurídica; sin embargo, la oposición recalcitrante de Petro, Robledo y sus amigos se van a convertir en los críticos feroces de sus decisiones y habrá tema para debatir con la opinión nacional. Algunos observadores advierten sobre la concentración del poder en organismos tan importantes para la vida del país. Claro que pasarían a la historia de grata recordación si se lograra dar exterminio a la corrupción. Les haríamos un monumento a la grandeza de un partido político, así se enfrenten a los opositores más radicales. Los colombianos luego de ser testigos de tantos episodios lamentables en la vida del país, nos alistamos para presenciar las ocurrencias que se van a producir en el desarrollo de las campañas de Congreso de la República y las presidenciales.
“O CAMBIAMOS O NOS CAMBIAN”
Es una expresión de un curtido dirigente político antioqueño, Fabio Valencia Cossio, en el mismo momento de tomar el juramento a Andrés Pastrana Arango como presidente de la República. El desprestigio de ese cuerpo colegiado era impresionante y entonces aprovechó el momento para decirle a la clase política: “o cambiamos o nos cambian”. El hecho político siguió inquebrantable, pero después nada cambió y con el correr del tiempo las cosas empeoraron y se hizo muy difícil conseguir los votos para ir al congreso; entonces hubo que recurrir a las mentiras y a las artimañas para meter a los electores en un absurdo carretazo de promesas y promesas. Hoy la deshonestidad está generalizada y la opinión de los ciudadanos es que se hace necesario cambiarles a todos, por ejemplo: Roy Barreras, Jorge Robledo, Petro, Sanguino, Cepeda, Benedetti, unos liberales, otros conservadores, algunos de Cambio Radical y allegados a Uribe. Entonces cambiémoslos y seleccionemos otros jóvenes sin radicalismos políticos y con la sabiduría para producir los cambios que requiere la nación luego de los hechos lamentables en la crisis de la salud. Las empresas encuestadoras recientemente divulgaron unos nombres sin opinión que seguramente no llegaran a la Presidencia de la República. Los colombianos comienzan a pensar en la generación que integran: Dilian Francisca Toro, Juan Carlos Pinzón, Alex Char y Federico Gutiérrez, con una excelente fundamentación para producir transformaciones que oxigenen la vida del país en los próximos años. El país no quiere más polarizaciones y las mayorías prefieren candidatos que no pertenezcan a los partidos y movimientos tradicionales. El nuevo presidente será del centro-centro y apartado de costumbres y sectarismos que ya pasaron a la historia.