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¿Quién manda a quién?

por: Omar Gamboa

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Un caos de gobernabilidad en medio de una pandemia. En medio de un sartal de anzuelos que causan zozobra se inicia hoy la apertura gradual de la actividad económica.   Opinión Por: Octavio Quintero Red GES El Satélite. Mientras que el D/593, art.3º obliga a los alcaldes a cumplir lo dispuesto, una resolución del MinComercio parece contradictoria. Veamos: Artículo 3, D/593: (…) “los gobernadores y alcaldes, en el marco de la emergencia sanitaria (…) permitirán el derecho de circulación de las personas en los siguientes casos o actividades:”, y enumera 41. Parágrafo 6º: (…) “Las excepciones que de manera adicional se consideren necesarias deben ser previamente informadas y coordinadas con el Ministerio del Interior”. Ahora veamos lo que dice el MinComercio en la resolución 0498 Art. 3. La secretaría municipal o distrital (…) validará el cumplimiento de los protocolos (…) conforme a lo establecido en el artículo 2 del D/539. Pero el citado artículo 2º del D/539 no habla de validar sino de vigilar, dos sentidos verbales completamente distintos, interpretación que, en cualquier evento jurídico, tendría mucho peso en favor del empresario que se sienta obstaculizado por cualquier alcalde. Ahora bien, si el mismo art. 2º, del D/539 establece que los gobernadores y alcaldes “estarán sujetos a los protocolos que sobre bioseguridad expida el MinSalud, ¿cómo se entiende que por resolución 0498 del MinComercio se establezca en el parágrafo 2º del art. 3º que (…) “Las empresas (…) no podrán entrar a operar hasta tanto no hayan realizado el proceso de validación (de los protocolos) ante la secretaría municipal o distrital correspondiente”. Estar sujeto a algo y al mismo tiempo tener potestad de validar, son formas paradojales. Es natural que en legislación de emergencia, como es el caso, se presenten contradicciones en las normas que se expiden, pero no es natural que una vez detectados los errores, se persistan en ellos por el prurito de creerse infalibles. Y ese tira y afloja entre el gobierno central y los gobernadores y alcaldes, concretamente entre el Presidente de la República y la alcaldesa de la capital, le está poniendo tintes dramáticos, y peligrosos, a la gobernabilidad de uno y de otro. Coronavirus también está desnudando en nosotros, concretamente, lo inoperante y estorboso que pueden resultar los regímenes presidencialistas en situaciones de emergencia, en donde los hechos sobrevinientes requieren de medidas al instante y adoptadas por las autoridades que están encima de las circunstancias. *Imagen tomada de El Tiempo