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Con tal de que se vaya. . .

por: Omar Gamboa

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Aunque unos más que otros, bien cierto es que ningún mandatario colombiano ha salido con popularidad  favorable, por lo menos en la historia reciente del país; todos ello (incluyendo al camorrero Álvaro Uribe), con razón o sin ella, abandonaron la Casa de Nariño cumpliendo la sentencia del adagio popular: se retira con el sol a las espaldas.   Opinión: Por: Eduardo J Narváez Pero es que, en verdad, el señor Juan Manuel Santos, como dicen coloquialmente, la sacó del estadio; es todo un campeón en aquello de  la impopularidad, una impopularidad que desbordó todos los cálculos optimistas; lo confirman las encuestas sobre la aceptación del saliente comensal de la Casa de Nariño. Más del 74% lo rechaza. Para los analistas se tiene bien ganada la malquerencia de los nacionales; sus mentiras, engaños, el permanente incumplimiento de sus anuncios, sus salidas en falso, su mermelada, la displicencia para con los gremios, la clase trabajadora, los productores agrarios, los pensionados y…. así lo indican. Es que se había visto la corrupción y todo el mundo la detestaba; lo que pasa es que esta vez con el señor Santo alcanzó niveles escandalosos. Tanto que las mismas organizaciones internacionales señalan a Colombia como una de las seis naciones más corruptas del planeta. Y no es que se trate de faltarle al respeto al ya (por fortuna) ex presidente; más irrespeto el de él para con los enfermos de cáncer, los jubilados (no les cumplió con lo de los aportes a la salud), los niños estudiantes a quienes diariamente les roban la plata de la alimentación; y paramos ahí  porque las referencias serían interminables. Desde luego hay que anotarle como hecho positivo, muy positivo, la firma de la paz; innegable que fue una buena acción. Tal vez la única; pero eso no le permite licencia para embarrarla en todo lo demás. Con solo mirar el dolor de los niños enfermos de cáncer que mueren a la espera de una remisión, hierve la sangre. Y duele más cuando se sabe que la ciencia médica colombiana tiene con qué. ¿Acaso no se vio eficiencia cuando a él mismo tuvo que ser  atendido de esta terrible enfermedad? No acababa de salir del consultorio cuando el sistema ya le tenía listo avión para remitirlo a uno de los centros ¡más importantes del planeta! ¿Lo recuerda? Lo mismo sucedió con el entonces vicepresidente Germán Vargas Lleras y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria. (El más malo y perverso de cuantos hayan ocupado ese despacho) De modo pues que con esas sencillas anotaciones se puede medir la razón por la cual es, sin lugar a equivocaciones, el más desprestigiado de los exmandatarios, repetimos, incluyendo a Álvaro Uribe con todo y sus pecados. Así, como decían las abuelas, que le vaya bien con tal de que se vaya. *Encuentre y reciba más información de Cundinamarca uniéndose al fan page:  https://goo.gl/13uuPz *Espacio publicitario