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Observaciones sobre Reformas Normativas para Bomberos en Colombia

por: Sala de Redacción

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El capitán Álvaro Farfán Vargas, coordinador del Cuerpo de Bomberos en Cundinamarca, entregó consideraciones sobre las reformas normativas propuestas por el Gobierno Nacional para la institucionalidad a la cual pertenece. En su opinión, antes de aplicar cambios, es necesario las disposiciones ya existentes en lugar de proponer nuevas normas.

Se refiere en particular a las leyes 322 de 1996 y 1575 de 2012, que según él, siguen siendo "letra muerta" en la institucionalidad. El capitán Farfán también señala que los nuevos textos pueden estar influenciados por intereses poco claros.

Esa circunstancia puede poner en peligro la misión y la institucionalidad de los bomberos en el futuro. Sin embargo, reconoce que algunos cambios en ciertos elementos pueden ser necesarios.

Las verdaderas intenciones que deben encerrar las reformas normativas para los Bomberos de Colombia

Por: Cap. Álvaro Eduardo Farfán Vargas

En las últimas semanas ha causado revuelo en todas las atmósferas bomberiles del país, la radiación de un proyecto de reforma de ley, que más que brindar tranquilidad a la mayoría del gremio, permitió, de cierta forma, crear posiciones encontradas. Posiciones que, sin generar unidad de criterio, han producido controversias entre las agrupaciones oficiales, voluntarias y aeronáuticas del país. Algo que personalmente considero poco sano para nuestra entidad.

Aunque mi posición actual y el cargo que ocupo, de cierta forma me impide actuar con total objetividad como debiera ser, desde mi experiencia voy a tratar de abordar este tema con la mayor neutralidad, respeto, pero con la sinceridad que siempre me ha caracterizado.

Pienso que la solución de fondo de nuestras debilidades y falencias, no solamente deben estar enfocadas a crear nuevos proyectos de ley que repitan lo que ya ha estado escrito en normativas anteriores como la Ley 322 de 1996, o en las vigentes como la Ley 1575 de 2012 y que, infortunadamente por falta de voluntades políticas, de liderazgos poco gerenciales, por "miopía visional institucional" o por intereses personales, aún siguen siendo letra muerta en un papel.

Revisar con ponderación

Tampoco se trata de que las nuevas propuestas de manera equívoca y poco profesionales se presten para generar algunos argumentos ponzoñosos con señalamientos mal intencionados o que desde la descalificación camuflada busquen sumar adeptos a estas supuestas reformas normativas.

Sin bien es cierto que existen muchas situaciones que dinámica y administrativamente son cuestionables en los sentidos éticos, transparencia, honestidad, equidad, etc. y los cuales se han evidenciado en varios contextos que han salpicado tanto a Cuerpos de Bomberos voluntarios como oficiales y aunque no es una justificación para el cumplimiento del deber, algo que sí es muy claro, es que no existe una verdadera dinámica de SUPERVISIÓN, VIGILANCIA Y CONTROL de nuestras instituciones bomberiles.

Tal y como lo establece el Artículo 24 de la 1575 de 2012. Pues irónicamente, después de casi 11 años de la promulgación de esta Ley, aún no se tienen los "dientes jurídicos" que reglamenten los verdaderos alcances que debe tener dicho proceso para garantizar las dinámicas administrativas transparentes y el cumplimiento adecuado del objeto social de nuestras instituciones.

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Algo que de manera paralela si existe en otras instituciones similares que también prestan servicios públicos esenciales a sus comunidades.

Así como estas falencias, existen muchas otras más que también están demarcadas en la ley y que a la fecha infortunadamente aún siguen ahí estáticas, sin darles un desarrollo para su adecuado cumplimiento.

Cambio de actitud

Lo paradójico es que nosotros los bomberos como actores principales involucrados dentro del proceso, seguimos de manera apática en una posición pasiva como espectadores a la espera del cumplimiento de las mismas, sin hacer mayor esfuerzo que la de limitarnos a las lamentaciones en la comodidad de nuestro sofá desde las redes sociales.

Esta también, considero, ha sido una de nuestras grandes debilidades como lo es la falta de unidad de criterio. Debemos dejar de lado ese individualismo colectivo mezquino que siempre nos ha caracterizado y acabar con el síndrome de "Gokū, al no queremos bajar de nuestra nube voladora".

Desde la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia se deben seguir liderarando políticas públicas efectivas que mejoren los procesos académicos y de profesionalización de los bomberos Oficiales, Aeronáuticos y Voluntarios del país.

Así como el de generar estrategias que permitan mejorar la calidad en la prestación del servicio, no solo desde el ámbito asistencial limitado a la entrega de elementos, equipos y vehículos, (que resalto que es algo muy importante), pero que no debe ser la única estrategia de fortalecimiento para las instituciones bomberiles.

Es hora que logremos consolidar una unidad de criterios que vayan más allá de los intereses particulares y nos permita salir más allá del discurso, consolidándonos como una entidad bien estructurada que busque encontrar objetivos en común sin pretender pasar unos sobre otros, con verdadera hermandad bomberil y cuya finalidad sea la de mejorar la calidad del servicio para nuestras comunidades.

Comprendiendo que la arrogancia, el individualismo y la soberbia no son buenos consejeros y que este sería el primer logro interno por el que deberíamos trabajar para de esta forma poder comenzar a avanzar de manera más asertiva.