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Toconduque nacional

por: Omar Gamboa

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Tanto va el cántaro al agua… En un régimen parlamentario, Duque ya se habría caído. “Vamos para una situación peor que la de nuestros hermanos” venezolanos, dice el editorial de InfoagroColombia, ed. 172 de mayo, una publicación especializada dirigida por el Ing. Agrónomo, Hernán Pérez Zapata, quien en la pasada campaña se posicionó, personal y editorialmente, en favor de la campaña Duque Presidente. El analista editorial asevera que la prolongación de la crisis agraria se debe políticas antinacionales, antiambientales y antidemocráticas”.   Opinión Por: Octavio Quintero El editorial recuerda, someramente, la forma como se ha ido despojando Colombia de su política alimentaria en beneficio de los países con los que tiene acuerdos comerciales, conocidos como TLC. “Comenzamos –dice-- por el abastecimiento de nuestras necesidades del Trigo. Hoy importamos la totalidad del trigo. Más de 2 millones de toneladas anuales. Le sigue el maíz. Ya importamos más de 5 millones de toneladas. La casi totalidad de nuestro consumo. “Ahora vienen por los arroceros. Con los TLC con EE.UU., Perú y Ecuador, vamos rumbo a la ruina de nuestros patrióticos productores nacionales. Se repite la historia del trigo y el maíz. Siguen los lecheros, los paneleros, los cañicultores, los palmeros y los ganaderos (pequeños y medianos). “En hora buena la facultad de Ciencias Agrarias de la UN, promueve ATENEOS (centros de estudio) en busca de la salida a esta grave problemática. Igualmente, agremiaciones como Dignidad Agropecuaria proponen a los congresistas, iniciativas que buscan que el Estado proteja la producción nacional. “La fórmula está inventada por EE.UU. y los países más ricos del planeta: subsidiar y apoyar a los agricultores y a los ganaderos es la única forma como podremos evitar la crisis de nuestros agricultores y ganaderos”. Sobre esta afirmación última del editorial de InfoagroColombia, es preciso tener en cuenta la impresionante cifra de subsidios al agro que destina actualmente Estado Unidos: 97 mil millones de dólares anuales en subsidios a los agricultores, recursos que financiarán programas como precios de sustentación, seguros de cosechas, subsidios a las exportaciones y subsidios al consumo interno, en beneficio de 16 millones de agricultores que hacen la diferencia entre la economía rural de Estados Unidos, autosuficiente, y la de Colombia, absolutamente hipotecada a los intereses del imperio. El senador Jorge Enrique Robledo, del Polo Democrático, viene insistiendo desde el Congreso que la impresionante cifra de subsidios, prueba, primero, “la mala fe del gobierno estadounidense y la pésima negociación que hizo Colombia en el TLC, porque no hay cláusula que impida a ese país aumentar descaradamente sus ayudas internas mientras arruina a los agricultores y empresarios agrícolas colombianos y, segundo, que debe renegociarse porque como está le hará daños descomunales al agro nacional”. Ya se los está haciendo, habría que aclararle al senador del Polo. Comparación muy odiosa Todas las comparaciones son odiosas, dice la gente. Pero ésta que se despliega en Google cuando se busca información sobre los subsidios agrícolas en EE.UU. es “para sentarse a llorar”. Presten atención: Granjeros felices La lluvia de dólares en el campo estadounidense le permite a un niño de 12 años corretear alegremente por el parque de la casa de campo, montado en un pequeño auto eléctrico de varios miles de dólares; la madre lo observa con una tierna sonrisa complaciente… A 300 metros de allí, el padre está inyectando nitrógeno en un cultivo de maíz, utilizando un moderno y potente tractor y una fertilizadora. En el galpón de maquinarias descansan dos cosechadoras de alta capacidad de digestión y varios implementos. Se diría que la vida de campo transcurre apaciblemente, como todos los días, ordenada, sin angustias ni apremios económicos para esta familia acomodada que trabaja en el ‘corn belt’ (cinturón maicero) de Estados Unidos, o en cualquier zona agrícola o pecuaria, todas protegidas en un país que entiende que no hay soberanía en un Estado que no cuente primero con la seguridad alimentaria. Campesinos desdichados Es lo contrario de “granjeros felices”. Eso son los agricultores colombianos organizados en “Dignidad Agropecuaria” después de que, olímpicamente, el Gobierno Santos los desconoció en su tristemente famosa observación de “ese tal paro no existe”. Y el Gobierno Duque, en el que los agrónomos de Antioquia, al menos, habían depositado todas sus esperanzas, no solo desconoce la lucha de los campesinos, los indígenas y sus líderes sociales, sino que los está dejando matar (literalmente hablando), y los tiene borrados de su Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 en el que, por lo contrario, extiende beneficios tributarios a los grandes empresarios del campo y les bautiza usurpaciones de tierras baldías o apropiadas mediante el desplazamiento de sus pobladores raizales. Como en la lapidaria sentencia popular, “tanto va el cántaro al agua hasta que por fin se rompe”. *Encuentre y reciba más información de Cundinamarca uniéndose al fan page:  https://goo.gl/13uuPz *Espacio publicitario