De regreso al pasado… Desafortundamente el Gobierno Duque, siguiendo la línea dura de su partido, ha tomado el camino de la guerra porque, según su mentor, el expresidente Uribe, negociar con el enemigo o el contrario es señal de debilidad: el alfa no habla, actúa
Opinión
Por: Octavio Quintero
Red GES
Como en la vieja frase alegórica a los locos, que nos viene bien en esto del conflicto armado enquistado en Colombia, aplicándola a “la marcha contra el terrorismo” del pasado domingo 20: “ni eran todos los que estaban, ni estaban todos los que eran”. Es decir, por dentro estaban “terroristas” disfrazados de pacifistas; y por fuera quedaron pacifistas, calificados de “terroristas” por no marchar.
O sea, quedó la sensación de que la dolorosa inmolación de los jóvenes policías en la Escuela General Santander (EGS), está siendo aprovechada políticamente por la dirigencia de este manicomio llamado “LoColombia”, en donde todo “SÍ” de los unos, es un “NO” de los otros, y viceversa: y ese fue realmente el pulso del plebiscito del 02 de octubre del 2016, llamado “por la Paz”: no es que los unos quisieran la paz y los otros la guerra, como se utilizó luego, políticamente, su resultado.
Y por eso, hoy venimos a comprobar a raíz de este doloroso atentado terrorista a la EGS, que los del NO del plebiscito, ahora dicen SÍ; y los del SÍ, ahora dicen NO.
Es en el libro, “Fuego cruzado: guerrilla, narcotráfico y paramilitares en la Colombia de los ochenta”, de Enrique Santos Calderón (editorial Cerec, 1988), con prólogo del recientemente finado expresidente, Belisario Betancur, que se señala bien a la víctima final de los dementes que dirigen este país: el pueblo, espectador de un cruento espectáculo que no ha pedido.
Por desgracia, y para fortuna del fiscal NHM, el atentado nos ha desconcentrado de algo serio que se incubaba en la Colombia cuerda: las marchas contra el fiscal Néstor Humberto Martínez a quien se le exigía la renuncia. Insistir ahora en su salida de tan poderoso cargo por inepto e inhábil, sería interpretado, obviamente por sus secuaces, como una manera de torpedear o, por lo menos, entorpecer, las investigaciones que sospechosamente presuroso lidera sobre el atentado terrorista a la EGS.
El tornillo cerebral que le faltó al ELN al provocar ese atentado, le cayó como anillo al dedo al fiscal NHM para atornillarse al poderoso cargo que torticeramente ejerce, con la ventaja, por si faltaba algo, que el Consejo de Estado, en una decisión también discutible, y sobre todo sospechosa de favoritismo político, rechazó la demanda contra su elección presentada por selectos juristas nacionales.
Es decir, las circunstancias del atentado nos cerraron a los cuerdos, que realmente somos las víctimas finales y fatales de esta locura, la vía de hecho (las marchas) reclamando decencia en la Fiscalía General; y la también loca jurisprudencia de los últimos años en las altas cortes, nos cerró la vía legal para propender a tan loable fin.
En la apertura de esta nueva entelequia, en la que se discute si la búsqueda de la paz es una política de Estado que se proyecta en el tiempo, o si obedece al arbitrio del Gobierno de turno, se hacen afines a la paz y la guerra, conceptos que no distinguen que solo hay una manera de ganar una guerra: echando bala; y dos maneras de alcanzar la paz: 1, echando lengua, y 2, echando bala y lengua.
Desafortundamente el Gobierno de Duque, obsecuente servidor y admirador del expresidente Uribe, conocido de autos, ha tomado el camino de la guerra: echar bala, porque como todo gobierno dictatorial, considera que hablar con el enemigo o el contrario es señal de debilidad: el alfa no habla, actúa.
Fin de folio
Nada mejor que el atentado terrorista a la EGS para activar el botón rojo. Digan todos conmigo: “Remolineando por el aire vuelan, los negros guales (halcones) de cabeza calva, fijan el ojo en el extenso llano (Colombia), y al matadero desbandados bajan”: Epifanio Mejía.
*Encuentre y reciba más información de Cundinamarca uniéndose al fan page: https://goo.gl/13uuPz
*Espacio publicitario 
