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“La inconformidad social está hirviendo”

por: Omar Gamboa

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Convocar a un paro nacional es un suicidio. Al país solo lo salva un gran acuerdo nacional. Las reformas: al sistema de salud, a la justicia y al régimen laboral, desactivarían la bomba de tiempo   Opinión Por: Bernabé Gámez Hernández El sistema democrático que orienta los destinos del país, está buscando la oxigenación que necesita para reordenar los principios humanos que deben caracterizar al Estado Social de Derecho. Todos los sistemas se cansan, sienten que ya no pueden más, que todo está complicado y entonces tienen que buscar salidas decorosas para no sucumbir y mostrar ante la faz nacional su plena vigencia política y sus postulados encendidos con toda la potencia para irradiar beneficios a tantas personas que los necesitan en cualquier región del país. ¿Pero aprovechar la inconformidad para lanzar al pueblo a un paro?, cuando está plenamente comprobado que existen grupos terroristas, vándalos, destructores e instigadores que quieren aprovechar el momento para romper con el orden y la tranquilidad en cada rincón de la geografía nacional. Irresponsables Los líderes obreros no se pueden apartar de sus derechos y deberes cuando convocan acciones de protesta y ahora en el mismo momento de una precampaña política que están promoviendo los amigos de Gustavo Petro, particularmente utilizando a jóvenes incautos con un desconocimiento pleno de la realidad del país. Están en su derecho de reclamar beneficios para la educación oficial tanto en colegios como en universidades, pero además obedecen a filosofías de izquierda de moda en los países de América. También están en su pleno derecho de seleccionar la filosofía política que consideren cumple con sus expectativas, pero no deben atender a llamados de fuerzas oscuras que su único objetivo es desestabilizar la nación. Pueden criticar a Uribe, Santos, Duque, y al que les venga en gana, pero pierden su tiempo activando la desobediencia civil porque en Colombia somos más los buenos que quienes quieren una confrontación armada entre las fuerzas del Estado y el terrorismo salvaje que destruye democracias respaldadas por el temido y dañino Castro-Chavismo, que seguramente tiene el respaldo económico del diabólico Nicolás Maduro. ¿Que piden los obreros? El país necesita un sindicalismo fuerte con la CTC, la CGT, la CUT y las organizaciones de pensionados que reclaman con vehemencia la reforma al sistema de salud, al régimen laboral y pensional vigentes hasta hoy en Colombia. Estas reformas permitirían colocar la salud pública en el más alto nivel y llevarían el desmonte de las EPS, IPS, y de todos esos sistemas que solo son focos de corrupción y de desangre tanto para el país como para los usuarios. Si se fortalece la salud pública Colombia habrá dado un gran paso hacia el equilibrio social. El Estado se encuentra en mora de actualizar los temas laborales y pensionales con el fin de ajustarlos a las dinámicas de gobernabilidad y ofrecer satisfacciones a trabajadores y empleados de las empresas del sector público y privado. Este debe ser un compromiso del sindicalismo colombiano. El gran acuerdo El presidente Iván Duque Márquez, transita por un callejón sin salida a la actual crisis y solo lo puede salvar un acuerdo nacional, donde la dirigencia política interprete la voluntad del pueblo y produzca efectos positivos a favor de los sectores vulnerables y de los que se encuentran en la pobreza extrema y apartados de los mínimos beneficios que el propio estado ofrece a quienes se encuentran dentro de estas clasificaciones sociales. Las agencias políticas: a los conservadores, liberales, la unidad nacional, cambio radical les gustaría hacer parte del núcleo ministerial que arroje dividendos en todos los sentidos. Es decir, un acuerdo permitiría nombrar ministros de esos partidos y así Duque garantizaría las reformas en el congreso y la estabilidad del sistema democrático. Además el jefe del estado mostraría su liderazgo si convoca también a los sectores económicos, sociales y a quienes lideran la inconformidad dada a conocer en los días recientes. No queremos más violencia, ni convocatorias que conlleven a la destrucción de la nación.