Suscribirse
Logo noticias dia a dia
×
logoFB logoTT logoIG logoTW logoLI logoYT

Familia estaría detrás del asesinato de mujer en Silvania, Cundinamarca

por: Omar Gamboa

familia-estaria-detras-del-asesinato-de-mujer-en-silvania-cundinamarca
Nunca se imaginó que el haber compartido con los suyos la realización de un negocio de unos pocos millones, se iba a convertir en su sentencia de muerte. Esa esa sería la razón del crimen que ya mantiene tras las rejas a cuatro personas, resultado de las pesquisas adelantada por efectivos de la Sijín en apenas tres semanas; fue un impecable trabajo de inteligencia.   Inmediatamente después de recibir la noticia, agentes especializados partieron con rumbo al sitio en donde había presentado el sangriento caso, en inmediaciones de un negocio ubicado sobre la carretera de acceso a la vereda San Luis Alto de Silvania, Cundinamarca. Sabían los agentes que si actuaban con celeridad en el acopio de las primeras pistas, así iban a resolver el homicidio de Flor María Caro, de 62 años; en la escena del crimen recogieron algunas pruebas las cuales más tarde les permitió intuir, con muy buenas probabilidades de acierto, la participación de los ya confesos indiciados. Algunos testigos que ingresaron al establecimiento contaron lo que habían visto y oído; narraron que vieron a un par de hombres desconocidos, uno de ellos muy joven (resultó ser un menor de 13 años) que se habían acercado al negocio de la víctima en donde pidieron un par de cervezas. Minutos más tarde escucharon una detonación por lo cual dejaron de lado las tareas para salir a tratar de conocer las razones del impacto que rompió la tranquilidad de siempre en esa zona veredal. Observaron entonces un par de hombres, los mismos que habían sido vistos poco antes en el negocio de doña Flor María, que partían en veloz carrera de regreso por el camino por el que habían llegado; iban rumbo a la autopista o doble calzada. Supieron que eran ellos por las prendas que vestían y otras características que permitieron irlos identificando; también fueron reconocidos por otro joven, casi un niño, a quien le robaron la bicicleta en un intento por escapar más rápidamente. Entre tanto algunos vecinos alarmados quisieron conocer la razón del disparo (este medio no ha podido establecer la realidad sobre cuantas veces fue accionada el arma de fuego; algunas testigos dijeron haber escuchado varios impactos); también llegó el esposo a quien la víctima alcanzó a llamar a gritos desde una pequeña montaña hasta donde alcanzó a llegar; Flor María se debatía entre la vida y la muerte y fue llevada al Hospital de Silvania en donde dejó de existir poco después. Quienes estaban en la escena del crimen se comunicaron con la Policía del Distrito Uno en Fusagasugá enterándolos de lo que había sucedido. Una vez en el sito recogieron los primeros datos trataron de descifrar lo que había ocurrido; ya expertos en investigaciones de este tipo pusieron en práctica toda la experiencia que les permite mantener importante estadística de crímenes resueltos: de 11 casos en sus manos el último año, 9 han sido plenamente aclarados. Todos esos aspectos resultaron fundamentales para los agentes especializados de la Sijín resolvieran este asesinato. Adelantando las pesquisas tomaron la misma ruta de escape de los sospechosos indagando en cada casa y a cada persona que encontraban, sobre lo que habían visto u escuchado. Varios de ellos confirmaron los mismo que antes habían oído de previas fuentes. Algunos les comentaron que vieron un par sobrinos (hermanos entre sí) de Flor María conversando con las mismas personas que ahora corrían precipitadamente. Ese dato pudo ser confirmado más tarde por los investigadores cuando accedieron a los registros de varias cámaras de seguridad que, por fortuna, se encontraban en varias casas a lo largo de la carretera; imágenes similares fueron alcanzadas en negocios y viviendas ubicadas a lado y lado de la doble calzada en el sector del Vergel. Algunos registros mostraron a los cuatro hombres conversando en corrillo poco después de haberse bajado del bus que los llevó a la vereda. Caminaron hasta cerca de la casa de Flor María desde donde, a la distancia, los hermanos y sobrinos entregaron las últimas indicaciones a los encargados de ejecutar el robo. Los efectivos de la Sijín obtuvieron retratos hablados de todos ellos; posteriormente y ayudados con las imágenes logradas de los videos, fueron identificando uno a uno a los implicados. En los laboratorios especializados de la Policía pudieron procesar todos los registros hasta obtener, con toda claridad, los rostros y mínimos detalles de las cuatro personas que estaban siendo investigadas. Poseen una tecnología de alta calidad y programas especiales, varios de los cuales fueron desarrollados por ellos mismos, lo que los hace únicos, que le permite procesar información de este tipo hasta dejarlas como si se tratara de fotos de estudio. Posteriormente y con esos datos, buscaron en las redes hasta cuando los identificaron plenamente. Supieron en dónde vivían y con quién o quienes solían departir; establecieron el lugar del trabajo y algunos aspectos generales sobre la rutina de cada uno de ellos. Cuando estuvieron seguros de que poseían pruebas sólidas, decidieron darles captura; el primero en ser detenido fue el hombre encargado de materializar el golpe que salió mal. Lo interceptaron cuando caminaba cerca de su casa en el sector de Bosa, sur de Bogotá. Los agentes lo llamaron por su nombre y éste, en una “acción reflejo”, volteó a mirar lo cual terminó por confirmar que en realidad se trataba de la persona que buscaban. Sometido confesó que sabía que lo iban a detener de un momento a otro. También empezó a contar todos los pormenores sobre la forma como planearon el golpe implicando al resto del grupo. Dijo que todo había sido planeado en una cancha de tejo en Bosa donde meses atrás se había conocido con los hermanos y sobrinos de Flor María. Comentó que en una de esas charlas se quejó de la falta de dinero y de lo poco que devengaba en los esporádicos trabajos. Fue entonces cuando uno de los sobrinos se refirió al negocio que acababa de hacer su tía; les dijo que había vendido un carro y que el dinero debía mantenerlo en algún lugar de la casa. Lo que no sabían era que la transacción había sido una permuta por un lote; es decir no había plata en efectivo. Adentro de la vivienda de Flor María, en desarrollo del asalto, el “gatillero” encañonó a su víctima amedrentándola para forzarla a que les entregara el dinero. En una de esas ella salió corriendo tratando de ponerse a salvo, lo cual llenó de pánico al asaltante quien reaccionó disparándole; la alcanzó en la espalda. Ante esa escena inesperada y no planeada decidió huir lo más pronto posible. Al menor de edad, con apenas 13 años, lo habían utilizaron como una especie de seguro; sabían que no lo podían judicializar por tratarse de preadolescente “inimputable” por las normas colombianas. Pensaron que si eran descubiertos lo culpaban para que todos quedaran libres. Casi simultáneamente a la captura del autor material los agentes de la Sijín organizaron los operativos para detener al resto del grupo; estos cayeron en Ciudad Bolívar, sur de Bogotá, donde vivían. Presentados ante la justicia en Silvania, Cundinamarca, decidieron confesar y aceptar sus responsabilidades. Son acusados de homicidio agravado, hurto calificado y agravado y porte ilegal de amas lo que les puede dar hasta 35 años de prisión incluyendo las rebajas por la confesión. *Encuentre y reciba más información de Cundinamarca uniéndose al fan page:  https://goo.gl/13uuPz *Espacio publicitario [embed]https://www.facebook.com/noticiasdiaadia/videos/2263343207266232/[/embed]